NELSON CASTELLANO H. |
Quizás
lo correcto sería hablar del Jefe de familia, sin discriminar entre padre y
madre. En América Latina el número de hogares con madres jefas de hogar representa
alrededor de un tercio del total.
Siendo
ellas, cuando son jefes de familia las más afectadas con las dificultades, más
propensas a la pobreza por diferentes razones. Muchas abandonadas, otras
consecuencias de abusos, violaciones, ignorancia y poca prevención, además
todavía en pleno siglo XXI la mujer en igualdad de condiciones de trabajo y
preparación es peor pagada que el hombre.
En
muchas realidades, la sociedad le asigna como rol a la mujer las labores
domésticas, trabajo por el que no recibe sueldo, impidiéndoles desarrollarse
profesionalmente.
Hoy en día las cosas han cambiado, en las sociedades modernas una mayoría de mujeres, se prepara, estudia y trabajan fuera del hogar. Convirtiéndose en un aporte clave para la economía familiar, superando la discriminación, el machismo, la vulnerabilidad de ellas y de sus hijos.
Todo
Jefe de familia tiene el compromiso de velar por los suyos, de proveer el
sustento y de ser un ejemplo de los valores que desea inculcar a sus
descendientes, la nobleza, el respeto, la responsabilidad, la humildad, la
honradez se asimilan desde la más tierna edad.
El
estilo de vida marca el futuro de las nuevas generaciones, de allí la
importancia de la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, entre el
proceder de los padres y la forma en la que sus hijos actuaran mañana.
Los
niños aprenden de lo que ven y de las personas que los rodean, actuaran con los
patrones de conducta que observaron realizar, de allí la importancia del hogar
y de la educación, ya que terminaran utilizando patrones que aprendieron a
partir de otros.
Hoy
en día en un mundo bombardeado con la noticia, se hace cada vez más necesario
que los padres de familia enseñen a sus hijos la libertad de elegir.
En
Venezuela vivimos en una sociedad que desde el estado se intenta moldear a los
futuros venezolanos, convertirlos en soldados de un proyecto político,
arrancarlos del control parental, sin importarle en lo más mínimo llegar a
dispararles cuando se rebelan contra la opresión. La realidad es que un
gobierno debería comportarse como un buen padre o madre de familia, aquí eso no
sucede.
El
régimen venezolano pretende triunfar en lo que ni siquiera Fidel en Cuba logró.
50 años después, el régimen de la Habana genera disidentes, exilados, damas de
blanco, balseros, blogueros… que luchan por su libertad.
El
Estado debe ser un ejemplo de valores, procurar la unión, la autonomía de
acción de sus miembros, la cooperación y el mejoramiento personal de cada uno.
El Estado así como los padres tienen la responsabilidad del crecimiento moral
de los hijos, para producir una mejor sociedad.
Como
un buen jefe de familia debería comportarse de manera justa con sus miembros,
manejar de manera honesta el patrimonio de todos, él es responsable del futuro,
debe sentar las bases de un sistema que ofrezca igualdad de oportunidades. Como
un buen padre o madre no construye para una parte del núcleo familiar, el
futuro de la familia está íntimamente ligado al bienestar de todos.
Un
país no puede desarrollarse sin democracia y sin la participación de su gente.
Vivir en democracia significa vivir en libertad, tener derecho a desarrollar su
potencialidad, a respetar y a ser respetado como ser humano y como ciudadano.
Ningún
régimen político tiene derecho a actuar arbitrariamente, a atropellar, violar
las leyes, robar los recursos e imponer su voluntad, controlando todos los
poderes en detrimento de los habitantes. Venezuela no recuperará su desarrollo
social y económico perdido, sino recupera el desarrollo político que había
logrado.
Saldremos
adelante cuando su pueblo comprenda que él es dueño de su propio destino, que
el odio y la venganza no son creativos sino destructivos de la sociedad. Cuando
tome conciencia que la salida no es convertir en pobres a todos, sino en
multiplicar la riqueza y los bienes, no para un grupo de enchufados sino para
todos los miembros de esta gran familia.
Que
es necesario prepararse, poder decidir, contar con leyes que te protejan, tener
trabajo y vivienda, para evitar caer en manos de los mercaderes de la pobreza.
Los que tiene más de 15 años engañándonos, enriqueciéndose mientras el resto de
nosotros nos hundimos en la desesperanza.
Llego
la hora de cambiar de Jefe de familia nacional, ya basta, no tenemos que soportar
más a un autócrata. Necesitamos un verdadero líder, que nos aporte la medida de
su propio respeto personal, que nos ayude a ser exitosos y no a recibir
limosnas.
Necesitamos
creer en su honestidad, para recuperar la fe en un mundo mejor, necesitamos un
ejemplo a quien imitar para nuestra propia superación. Quizás alguien que nos
aconseje o nos asesore, pero que nos deje tomar las decisiones que comprometen
nuestro destino.
La
oportunidad de asumir nuestros compromisos, de tomar la medida de nuestras
posibilidades y las consecuencias de nuestros actos, para ello necesitamos la
libertad. Que nos permita indagar, buscar y encontrar, proyectos, nuevas ideas,
soluciones… fuera de un proyecto extranjero, retrogrado y fracasado y para eso
necesitamos democracia.
Para
ser ese líder, no necesitamos botas, gorras o armas, solo ese alguien que se
pone al frente de la gran misión, esa madre o padre dispuestos a todo por los
suyos.
Debe
ser una persona que cree en lo que hace y lo demuestra, debe estar formada,
estar cerca de nosotros, tener claridad hacia donde nos quiere conducir, con la
fortaleza que demuestran los que están convencidos.
Un
líder no se improvisa, cuenta con una visión que vislumbró, que consultó, que
estudió, comparó y enriqueció con otras opiniones. Así estableció sus metas y
objetivos, las que no pierde de vista cuando traza sus planes, cuando concibe y
lucha por un mejor futuro para su país.
Como
un buen jefe de familia, piensa en el bienestar de los suyos, utilizará una
actitud positiva para superar los problemas. No tendrá necesidad de amenazas,
violencia, golpes, prisiones injustas, mentiras, ni abuso de poder.
Buscará
soluciones sin olvidar que es un ejemplo, con principios éticos y valores
morales, definitivamente es hora de cambiar, quizás como Jefe de Estado
necesitamos a una Madre de familia, es probable que esa especial sensibilidad
que cada uno de nosotros ya conoció en su vida personal, nos permita la
reconciliación tan necesaria. De su preparación, su valor y su fuerza no dudamos,
ya lo ha demostrado.
¿Quién
es? Sabemos que el gobierno le teme y por eso la quiere destruir, pensemos con
la cabeza bien puesta, defendámosla, protejámosla, acompañémosla, probablemente
María Corina es la persona que Venezuela está esperando.
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher
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