sábado, 13 de diciembre de 2014

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, AL PAN PAN Y AL VINO VINO

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ
Estoy cansado de los eufemismos, muy utilizados últimamente, quizás por temor o por extrema prudencia. Lo cierto es que mi paciencia llegó al límite, en el cual todo exceso de inacción o de silencio, comienzo a confundirlo con hipocresía, cobardía, tibieza, desanimo o falta de claridad en la respuesta.

Como si de pronto la templanza, la sobriedad y la continencia se estuvieran distorsionando para terminar haciéndonos cómplices de las aberraciones que vivimos en Venezuela.

Lo peor es que lo que debería ser una virtud, sirve para ser utilizado a conveniencia de intereses personales, para descalificar al compañero, al amigo, al que está de mi lado en la misma lucha.

Excusan conductas que asemejan traiciones, que condenan al abandono a ciertos líderes reprimidos por el poder. Ciudadanos que han arriesgado todo, sacrificándose por la democracia venezolana y por nuestra libertad.

No sé qué pensar cuando veo las maromas discursivas con las que se justifican el poco apoyo a Leopoldo, a los alcaldes destituidos, al despojo ilegal del curul de diputado a María Corina. Como si la necesidad de presentarse de forma diferente impidiera asumir una posición de rechazo firme, que los lleve a ser clasificados como radicales, ya que los mismos argumentos que se usaron en la lucha interna podrían revertirse.

Por algo se afirma que el hombre es esclavo de sus palabras.

A fuerza de buscar una identidad diferente que nos permita capitalizar imagen, hemos terminado por convertirnos en una oposición desarticulada, no reactiva y a la cual le falta la garra para enfrentar la gravedad de la situación.

Discúlpenme si alguien se siente aludido, lejos de mí la intención de ofender a persona alguna, ya que estaré dispuesto a dar lo mejor de mí por cualquier candidato unitario. Tampoco busco echar leña al fuego, solo intento producir la reacción necesaria que necesitamos ante la gravedad de la situación.

Las cosas hay que llamarlas por su nombre, basta de artificios o de irse por las ramas. Enfrentamos un gobierno despreciable, conformado por ineptos y corruptos con poder, en él la ignorancia, la vulgaridad, el abuso del poder, el enriquecimiento ilegal y rápido, son valores que los definen.

Han utilizado los recursos para edificar un sistema deshumanizado, en el cual el ciudadano ha sido reducido a peón del régimen. El temor a la justicia roja, a los organismos represivos del Estado, paralizan y manipulan al pueblo.

Se va haciendo ley que en este país solo tienen derechos los Chavistas, solo se come lo que ellos decidan, solo viajan y comercian aquellos pseuvistas y enchufados a los que ellos les dan divisas.

Los ciudadanos se someten a las colas, a encerrase temprano si quieren evitar la bandas y colectivos, a callarse si no quieren ser golpeados, asesinados o condenados por policías, guardias nacionales, jueces o fiscales del régimen.

En estas condiciones como podemos seguir fingiendo que vivimos en Democracia, ¿Quién cree que aparecerán los 20.000 millones de dólares de las empresas de maletín de Cadivi? ¿Quién cree que se castigara a los culpables? dudo que venezolano alguno tenga la esperanza que se acabara la corrupción en PDVSA, que no se darán más “colitas” en sus aviones, que no se seguirá regalando el petróleo a Fidel y Raúl Castro.

¿Quedaran ingenuos que crean que los 20 millones de dólares, que costó el festival “Suena Caracas”, se realizó pensando en los ciudadanos? o fue solo pan y circo para un pueblo lobotomizado. En un país donde no existen medicinas para bajar la fiebre, se entregan divisas para pinos, regalos navideños, festivales y no para medicinas, total más son los que celebran, que los que lloran muertos durante las fiestas de fin de año.

Tenemos que apostar por la sinceridad y la transparencia, el régimen arruinó el País, con sus desafueros, Chávez y Maduro entre dadivas, negocios, compra de voluntades, armas, regalos, comisiones y el robo, despilfarraron la mayor riqueza que jamás tuvo la patria. Con la complicidad de los funcionarios del régimen y de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, todos mojados en una orgia de corrupción.

Continuar pensando que en el camino se enderezaran las cosas, no es muy inteligente que se diga, al pan hay que llamarle pan y al vino hay que llamarle vino. Estamos muy mal y vamos para peor.

Enfrentamos la situación o caemos por el abismo. La oposición tiene la responsabilidad y el deber de convertirse en un “factor creíble”, es la única esperanza para Venezuela, para ello debe terminar con los rodeos, las medias tintas, los subterfugios, las indirectas y cualquier forma que tienda a ocultar o alterar los significados más evidentes.

Hay sufrimientos que no tiene vuelta atrás, quien le devuelve la vida al productor agropecuario Franklin Brito, o al hijo de Haydee Castillo de López, acusado en falso de estar implicado en el asesinato de Danilo Anderson.

¿Cuál prensa volverá a recordar los jóvenes y estudiantes caídos?

¿Quién resarcirá la dignidad de Marvinia Jiménez, quien a pesar de su minusvalía, fue agredida de manera salvaje por “una orangután” con uniforme y casco? ¿Cuál justicia le permitirá disfrutar de sus derechos ciudadanos, tal como ella misma lo exige?

Las cosas hay que decirlas tal y como son, aquí se acabó la justicia, la democracia y la libertad, nos queda una caricatura propia de fariseos. La venganza y el odio que se han instalado, llegó con sed de poder y de destrucción, carecen de cualquier respeto por la Constitución, de las leyes humanas y divinas… y del respeto que nos deben como seres humanos, venezolanos y ciudadanos.

Nos disponemos a vivir la Navidad 2014, épocas decembrinas que tradicionalmente eran de alegría familiar, de buenas resoluciones para el nuevo año que comenzará pronto. La perspectiva que enfrentamos es espantosa: el precio del petróleo seguirá en bajada, el régimen endeudará hasta lo indecible al país, en ello se perderá cualquier opción de futuro, tendremos mayor escasez de alimentos, medicinas, repuestos y de materia prima.

Cerraran clínicas, hospitales y farmacias, abastos, fábricas e industrias, con ello aumentaría el desempleo, las muertes por falta de asistencia médica y la delincuencia.

Habrá más Leopoldos López, otros Simonovis y Afiunis, más Enzos Scaranos y Daniel Ceballos. Probablemente hasta muchas Marías Corinas, sometidos al atropello judicial y humano, nos contaran de las torturas físicas y psicológicas que les afligen, algunos jamás se recuperaran, se convertirán en el símbolo de la lucha, nuestros Nelson Mándelas.

Heridas que marcaran para siempre nuestra sociedad y nuestro pueblo, difíciles de sanar. Me pregunto si es necesario seguir esperando la crisis irremediable o valdrá mejor la pena salir a recuperar hoy, la libertad de todos.

Nelson Castellano-Hernández
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
nelsoncastellano@hotmail.com


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