LUIS ALFREDO RAPOZO |
Pensaba
pasar agachado este fin de año en la tranquilidad de mi hogar para
desintoxicarme un poco de la escritura y dedicarme un poco al saneamiento de mi
alma en labores de lectura, ponerme al día con las últimas películas, visitar
amigos, compartir un plato navideño con familiares, comprar unas cositas
típicas y preparar mi fin de año en casa; pero es imposible quedarse quieto en
esta Venezuela tan complicada: Entonces, era obligado escribir una nota de fin
de año.
Les cuento que este diciembre ha sido totalmente irregular. Ustedes -por supuesto-, lo saben. La gente ha estado haciendo malabarismo en medio de una angustia para pasar estas navidades. Muchos amigos ni siquiera se estrenaron una prenda íntima. Algunos a modo de protesta; otros por apatía, y la mayoría por falta de plata. Y es que todos los churupos se van en alimentos.
Mientras
tanto, en la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, parece que ha logrado
transmutarse totalmente en gorila-y hasta hay murmuraciones que se auto
ascendió a General de División- y la banca oficialista prendió la maquinaria
para aplastar el respeto a la decencia democrática en el proceso de
nombramiento a las nuevas autoridades de Poder Moral y persisten en su actitud
de arrasar con lo que queda de país en
un dominio desesperado, que puede revertirse quién sabe con qué estallido
político.
“Se
siente hasta en los huesos la carestía de la vida, la inflación, la
especulación…” –me comentaba mi amigo Pedrito Lugo- . Aunque parece que el
venezolano intenta a diario sobre vivir
y no morir en el intento-le dije-. Es decir, adaptarse a la
circunstancia y mantenerse vivo a toda costa: viendo cómo se cumple con la
tradición en la comida, el regalito para los niños y más nada, porque no se quiere
dejar la alacena vacía.
Sin
embargo, hubo rumores de saqueo y la guardia nacional estuvo vigilando zonas
comerciales como si estuviésemos en un toque de queda. Y con todo y eso, se
supo de escenas lamentables de saqueo-muy puntual-, en catia, en Maracaibo y en
algún otro lugar.
Yo
particularmente, estuve dando vueltas en Caracas como si tuviera un termómetro
en el carro tratando de ver cómo se mueve la ciudad, su gente… y lo que se ve a
flor de piel es que el caos inunda el espectro: Motorizados desbordados en todo
tipo de gestión lícita o no, atravesándose sin normas, subiendo aceras,
manejando en sentido contrario, atracando, arrebatando; falta de vigilancia
policial, carencia de fiscales de tránsito-parece que andan de vacaciones
colectivas -, un comerciante chino asesinado en la Av. FF.AA por unos
atracadores a plena luz de día, colas y más colas de gentes tratando de obtener
productos regulados en cualquier
esquina, carencia de productos, escasez de alimentos , atracos en camionetas,
funerarias trabajando a todo servicio con clientes requiriendo los oficios, la
morgue llena de cadáveres y los ojos de Chávez pintados en todas partes,
mientras Maduro insiste en paz y trabajo productivo con un país en guerra
silenciosa , desempleado y a punto de desborde.
Luis
Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
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