LEONARDO R FERNANDEZ F |
Los partidos tradicionales en venezuela
en el periodo previo a Chávez se encontraron en una encrucijada que sus líderes
no podían entender o sencillamente estaban inmersos en un mundo vicioso y
corrompido. Los partidos creados para sembrar los cimientos democráticos de
nuestra república y para defender a los venezolanos de los gobiernos militares
y autoritarios, se desviaron de sus orígenes y generaron un sistema clientelar
que colapso.
Los dirigentes conductores de este periodo
sobreponían el interés personal y del partido, antes del interés nacional, tal
distorsión llegaba a todas las esferas y
el desdibujó de los fines ideológicos de estos movimientos quedaron atrapados y
congelados por la nueva dirigencia, no tan formada como a niveles de estadistas
del que gozaban romulo, Pérez Alfonso, leoni y caldera con algunos aciertos.
Los venezolanos gritaban cambio y
transformación, mientras que algunos movían fichas como el ajedrez, practicando
la política rastrera, sucia y mordaz de interrumpir el libre funcionamiento de
las instituciones, no era el sentimiento
de pueblo que los inspiraba, el motor que los movía era el juego político
perverso, ese Que hizo crisis y
desencadeno un descontento social a tal punto que gran parte de los venezolanos
de esa época imaginaron la salida atraves del Mesías.
El redentor de los pobres muchas veces visto
por América latina, que engañó pueblos, desfalcó países prometiendo un modelo
fracasado, en este caso era el populista
venezolano, el militar demagogo moderno que ejecutaba un plan minuciosamente
orquestado,y colocaba una trampa utópica
que hoy aún nos hace daño, nos empobrece y nos lleva rumbo a la miseria como
pueblo.
Los pueblos que no conocen su historia están
condenados a repetirla (winston churchill).
La nueva política obedece a ese aprendizaje
del pasado y a repensar la política distinta, una política pura, transparente,
donde el ciudadano este cercano y
enterado de las decisiones de sus representantes, un sistema político sin
partidos es una cáscara vacía, empero un país con partidos predominantes donde
se reparten el poder sin representación de la sociedad, despertara la fibra del
ciudadano y la empresa de la organización.
Las nuevas generaciones pensamos y tenemos una
concepción moderna de la política, la política ética, la política de liderazgos
colectivos, sociedad y partidos trabajando de la mano en la búsqueda del los
objetivos como pueblo y como estado.
La nueva política pasa por buscar la
autenticidad de nuestras instituciones, el equilibrio, transparencia y el
contrapeso de los poderes como una necesidad que indiscutiblemente fortalece
las bases históricas de un país, y produce prosperidad, bienestar y progreso.
La política renovada merece desprendimiento y
estatura en el pensamiento que genera la acción política; los demócratas tienen
tolerancia, debaten respetando las ideas del otro, están expuestos a la crítica
y lo entienden como un proceso dialéctico y propio de la politica.
La nueva etapa política que vivimos obliga a
buscar la perfección en el método de selección de las autoridades de los
poderes, nos lleva a comprender el contexto complejo del sistema político,
económico y social, y nos impulsa a
actuar con sensatez.
Los hombre públicos deben gozar del
reconocimiento de la sociedad, deben tener una trayectoria intachable, figuras
probas y con credenciales académicas dignas de hombres de estudio y sacrificio.
Los concursos para elegir nuestros funcionarios deben estar exentos de la mano
del vampiro que le chupa la sangre a lo que puede dejando una impronta maligna
que alimenta la polarización y contamina hasta la saciedad.
Quien administra los poderes de un estado
obedece a la imperiosa necesidad de justicia, de equidad e igualdad, de tal
manera que sin algún factor político jugo con los intereses del pueblo o
negocio espacios con la elite putrefacta que nos gobierna, quedo relegado a la
vieja política, a la mezquina y a la que en lo personal acuso con vehemencia.
Mi rechazo es total, rotundo e irrestricto. Los venezolanos apostábamos por una
renovación sincera, franca, transparente
y justa.
Leonardo
Fernandez
leocat100@hotmail.com
@leofernandezf
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