martes, 2 de diciembre de 2014

FERNANDO OCHOA ANTICH. ELECCIONES SOLITARIAS

       
FERNANDO OCHOA ANTICH
 
El error más grave que puede cometer la dirigencia de un partido político es no tener sentido crítico para analizar los acontecimientos que se están desarrollando a su alrededor. Durante el domingo pasado estuve muy pendiente de lo que ocurría en las elecciones internas del PSUV. La propaganda había sido intensa. No sólo la convocatoria a votar realizada por Nicolás Maduro, sino una campaña de varios meses que había comenzado con la selección de los miembros del Congreso del Partido. Esa importante preparación me hacía suponer que habría una presencia masiva de militantes, que mostraría de esa manera la fortaleza del PSUV y de su actual liderazgo. Mi primera gran sorpresa fue el acto de votación del propio Nicolás Maduro. El número de militantes y de cuadros del partido que se observaron fue muy escasa. Ese vacío, además de extraño, tiene que tener algún significado. Creo, que es de interés encontrarle respuesta.

         La dirigencia del PSUV ha hecho esfuerzos importantes, desde la muerte de Chávez, para presentarle a la opinión pública un panorama interno de absoluta normalidad. Permanentemente, se escucha a cualquier dirigente del partido dirigir palabras orientadas a reconocer a  Nicolás Maduro como el líder natural del partido. Estoy convencido, que ese es el primer gran problema que se presenta. Los liderazgos no se heredan, se construyen. Ha habido distintas oportunidades para mostrar amplitud y capacidad de diálogo con algunos sectores que se manifestaron en desacuerdo con su escogencia. En lugar de buscar un acercamiento se enfrentó a ellos sin medir las consecuencias. El caso de los ex ministros Giordani, Navarro y Osorio es más que significativo. También lo es la destitución del general  Miguel Rodríguez Torres, las tensiones que han surgido  con Marea Socialista y el colectivo 5 de Marzo.
         En definitiva, la situación del PSUV es mucho más complicada que lo que se muestra. Eso sin contar, los permanentes rumores que circulan en la sociedad venezolana de un importante distanciamiento entre Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. Además, la decisión del general Miguel Rodríguez Torres de no aceptar ninguna posición burocrática, tanto en Venezuela como en el exterior, muestra sin duda un enfrentamiento creciente entre el sector perteneciente al PSUV de origen militar y los que provienen de los partidos de izquierda radical fuertemente influidos por los hermanos Castro. Dentro de ese panorama de profundas tensiones internas, el control del partido es muy importante. No tengo la menor duda, Diosdado Cabello está haciendo esfuerzos consistentes para influir en la nueva estructura de dirigentes que surgirá después de que se consoliden las elecciones internas.
         Justamente, llego a pensar que el interés de controlar el partido es lo que ha conducido a que las elecciones internas sean indirectas de tercer o cuarto grado. Es lo que Diosdado Cabello llamó una elección desde la base: Veamos. El voto popular, de apenas 400.000 militantes, escogió  3. 982 jefes de Círculos de Luchas Populares. Esos jefes  se dedicarán por cuatro semanas a escoger los jefes de Unidades de Batalla Bolívar – Chávez, los cuales alcanzarán a 13.682 jefes, escogidos por consenso en cada reunión, es decir sin que el voto sea secreto. Después, a través del mismo método, se seleccionará a 136. 580 jefes de patrulla sectoriales.  Lo que nunca se ha aclarado es si la escogencia de la Dirección Nacional del Partido y de los candidatos a diputados se realizará por elección directa de los siete millones de militantes o sólo por consenso de las anteriores estructuras.
Esta decisión será de gran trascendencia. Al tomarse, no tengo la menor duda, producirá un gran enfrentamiento interno. Esa lucha, en cierta forma, ya comenzó. Es la única explicación que le encuentro al radical llamado que hizo Nicolás Maduro “en contra de aquellos revolucionarios que siendo corruptos utilizan la franela roja”. De inmediato, yo me hice una pregunta. ¿A quién va dirigido ese llamado? ¿Tenía nombre y apellido? ¿Sería un llamado o una amenaza? Realmente, no lo sé.  De todas maneras, yo le recomendaría a Nicolás Maduro lo siguiente: si su lucha contra la corrupción es sincera que solicite la extradición de los tenientes Rafael Isea y Alejandro Andrade para que aclaren los intereses que representaron para poder hacer impunemente los grandes negociados que hicieron  durante tantos años y quiénes son los responsables del robo de los 25 mil millones de dólares de CADIVI.

Fernando Ochoa Antich
fochoaantich@gmaul.com.
@FOchoaAntich

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