domingo, 28 de diciembre de 2014

ENRIQUE PEREIRA, YO TAMBIÉN QUIERO UNA MEDALLA.

Unos están presos por lo que dicen, otros condecorados por el plomo que escupen sus pistolas.

“En la Gaceta Oficial de la República de Venezuela #40.529, publicada el pasado 29 de octubre de 2014, la Almiranta en jefa y Ministra de Interior y Justicia, Carmen Teresa Meléndez Rivas, autorizó la condecoración de Jonathan José Rodríguez Duarte con la Orden Francisco de Miranda en su tercera clase. Rodríguez Duarte es sargento del Ejército venezolano y fungía como escolta ministerial al momento que fue fotografiado disparando en el centro de Caracas el pasado 12 de febrero contra estudiantes opositores, donde murieron el joven Bassil Dacosta y Juan Montoya”
Una investigación periodística mostró al mundo en febrero 2014 las fotos de este individuo – y de otros- disparando en la dirección de los muertos. Al gobierno no le quedó otra que anunciar una investigación. Era tan evidente que casi rayaba en lo grosero. Sorprende encontrar que tan solo ocho meses después, cuando algunos de los juicios a políticos de la oposición apenas comienzan, a este ciudadano lo investigaron, lo absolvieron en el más completo silencio y le adelantaron una resolución para condecorarlo.
Un arma, unos casquillos de bala, un muerto con el proyectil en sus carnes, unas fotos mostrando al tirador. Una investigación fácil según el librito.  Con menos elementos esta pesquisa debió dar un resultado. Y si el hombre no era culpable, le deben una explicación al país. Su jefe salió de vacaciones por quince días y todavía no regresa.
Esta es la Venezuela que promueve el madurismo. La de los valores trastocados. Esta, la Justicia que imparten sus reelectas autoridades. Rápido terminaron de investigarlo y más rápido lo convirtieron en un héroe. La historia se encargará de juzgar a estos personajes. Con actos como este se valida una cultura de violentos que llena los cementerios de la patria.
Yo también quiero una medalla, pero trabajaré duro para ganármela. La que quiero recibir la prenderé en mi pecho con orgullo y la mostraré a mis descendientes. La medalla que espero recibir es la de un venezolano que nunca se rindió ante los desmanes del gobierno que quiso acabar con nuestra adorada República.

Siento una profunda indignación y no dejo de preguntarme que le contarán estos personajes a sus hijos cuando les pidan explicaciones sobre estas conductas. Arriba Venezuela que la indignación se convierta en acción para devolverles la patria a nuestros hijos.

Enrique Pereira
vienegrande@yahoo.es
@pereiralibre

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