jueves, 11 de diciembre de 2014

EDDY BARRIOS, TECNOLOGÍA

EDDY BARRIOS
“Es la aplicación de un conjunto de conocimientos y habilidades con un claro objetivo: conseguir una solución que permita al ser humano desde resolver un problema determinado, hasta el lograr satisfacer una necesidad en un ámbito concreto”.
El científico descubrió, en ciencia pura, que el metal mercurio (Hg), como todos los metales, aumenta de tamaño o se elonga cuando le aplicamos calor; pues, bien, el tecnólogo por su parte, metió un poquito de mercurio en un tubito y lo regló, o le puso rayitas para indicar la temperatura corporal e inventó el termómetro. Es decir, usó los principios y teorías de la ciencia pura o conocimientos esenciales descubiertos por otros, y los aplicó a resolver el problema concreto de medir la fiebre de los enfermos.
La tecnología es muy buena; pero, a mi juicio, presenta, al menos, dos problemas esenciales, interrumpe el proceso de búsqueda de soluciones de parte del común, quien se conforma de por vida con lo inventado y ,en segundo lugar, en algunas personas les congela el cerebro, pues existiendo la tecnología no la aplica, bien sea por resistencia al cambio o fijación con paradigmas, o simplemente no aprende a usarla al 100 %, para su beneficio, tal es  el caso de los celulares inteligentes, quienes llegan a serlo más que la persona que los posee y porta, la cual no llega a emplear todo lo bueno que pueden hacer. La película CELULAR es un buen ejemplo.
Recuerdo que en el antiguo Banco UNION de Puerto Cabello había un cargo para un office boy, quien se encargaba de llevar los cheques desde el puesto del cajero al del conformador. El recibidor del cheque lo tomaba del cliente y después de hacerle unas marquitas lo colocaba en la cajita y atendía a otro. Este office boy interno tomaba el cheque y lo llevaba al conformador quien buscaba en un libro y conformaba los detalles de la cuenta, firma autorizada, saldo, etc., para conformarlo y también lo colocaba en su cajita. El office boy no llevaba cheque por cheque sino que se ponía a hablar pajita con las empeladas mientras se llenaban las dos cajitas referidas c/u en su etapa. Sólo cuando tenía una paquita que sobrepasaba el borde y él se percataba porque  el último de arriba se salía, era que procedía a trasladar los mismos, introduciendo una demora adicional, como innecesaria  e injustificada, a la teoría de cola.
Con el tiempo, quien nos recibe de primero tiene las posibilidades tecnológicas para conformar ese cheque sin esperar que se lo lleven a un inexistente conformador; pero, en el cerebro de todos en el banco persiste el paradigma de hacernos esperar. En mi banco en USA yo llegaba y el mismo que me atendía me resolvía todo lo que venía a hacer, desde cobrar cheques, depositar, hacer transferencias y cuantas operaciones necesitaba, incluso desde Venezuela podía hacer transferencias oralmente y la confirmaba con un fax.
Hoy día, existiendo la tecnología, sufrimos y esperamos más, y las célebres colas siguen aumentando. Alegan que es porque somos tan tramposos que ahora hay que ver los cheques hasta “de canto”, para detectar tramposerías.
Con la alimentación pasa un tanto igual, en mi tiempo no había harina de maíz pre cocida, invento venezolano, de pre cocer el maíz, con lo cual sólo hay que agregar agua, amasar y listo…al budare. Ni siquiera necesitamos budare y horno porque algún tecnólogo inventó el "Tostiarepa", la cual sirve para ambas cosas.
En mi niñez en la Guaira vieja, había que levantarse temprano y llevar le maíz que mamá había salcochado y ablandado, al molino comunitario, donde se hacía una colita y el molinero sabía a quién entregarle y en cantidad  correcta la cantidad de masa que salía de la olla que uno le llevaba, ¡Ay! de que faltara masa, porque mamá regresaba y armaba un seis por ocho. Con el tiempo, las mamás compraban el maíz pilado y lo molían en un molino casero de palanca, muy famoso, y el problema era definir a quién de los hermanos le tocaba darle vuelta cada día. Había que turnarse, so pena de que mamá nos armara el seis por ocho a nosotros, con la paleta o la sandalia, de puntería de misil. Era un exocet o un side wander, no te podías esconder de su sniffer o sensor térmico seguidor, ni de su tracking.
Así mismo pasó con las gallinas y pollos, no había empresa beneficiadora y había que comprarlas vivas o “en pie”, y llevarlas amarradas en el brazo mientras se cargaba una bolsa de yute llena y la bendita gallina nos daba picotazos y mamá decía, “no llore que Ud. es un hombre”.
No pretendo volver al pasado ni decir que Polar deba ser confiscada como apuntaba el gobierno, hasta que acaba de reconfirmar - por enésima vez -  que está produciendo a full su 49 % como se lo decían los empleados de Lorenzo Presidente. Como tampoco, digo que debamos volver a moler el maíz pilado o beneficiar en casa la gallina o el pollo (que, de paso, las(os) picatierra son más sabrosas(os).
Me refiero a que uno ya no puede conseguir gallinas y pollos de granja, ni maíz pilado en mercados municipales, como antes, para procesar en casa. La tecnología no metió en la era moderna y estamos atrapados entre la pelea del gobierno con los Lorenzos o los Arrias, y no tenemos alternativa. Mientras tanto, guardo mi molinillo casero, junto a las alpargatas, porsia.
Eddy Barrios
eddybarrios@gmail.com
@eddybarrios2

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