EDDY BARRIOS |
“Es la aplicación de un conjunto
de conocimientos y habilidades con un claro objetivo: conseguir una solución
que permita al ser humano desde resolver un problema determinado, hasta el
lograr satisfacer una necesidad en un ámbito concreto”.
El científico descubrió, en
ciencia pura, que el metal mercurio (Hg), como todos los metales, aumenta de
tamaño o se elonga cuando le aplicamos calor; pues, bien, el tecnólogo por su
parte, metió un poquito de mercurio en un tubito y lo regló, o le puso rayitas
para indicar la temperatura corporal e inventó el termómetro. Es decir, usó los
principios y teorías de la ciencia pura o conocimientos esenciales descubiertos
por otros, y los aplicó a resolver el problema concreto de medir la fiebre de
los enfermos.
La tecnología es muy buena; pero,
a mi juicio, presenta, al menos, dos problemas esenciales, interrumpe el
proceso de búsqueda de soluciones de parte del común, quien se conforma de por
vida con lo inventado y ,en segundo lugar, en algunas personas les congela el
cerebro, pues existiendo la tecnología no la aplica, bien sea por resistencia
al cambio o fijación con paradigmas, o simplemente no aprende a usarla al 100
%, para su beneficio, tal es el caso de
los celulares inteligentes, quienes llegan a serlo más que la persona que los
posee y porta, la cual no llega a emplear todo lo bueno que pueden hacer. La
película CELULAR es un buen ejemplo.
Recuerdo que en el antiguo Banco
UNION de Puerto Cabello había un cargo para un office boy, quien se encargaba
de llevar los cheques desde el puesto del cajero al del conformador. El
recibidor del cheque lo tomaba del cliente y después de hacerle unas marquitas
lo colocaba en la cajita y atendía a otro. Este office boy interno tomaba el
cheque y lo llevaba al conformador quien buscaba en un libro y conformaba los
detalles de la cuenta, firma autorizada, saldo, etc., para conformarlo y
también lo colocaba en su cajita. El office boy no llevaba cheque por cheque
sino que se ponía a hablar pajita con las empeladas mientras se llenaban las
dos cajitas referidas c/u en su etapa. Sólo cuando tenía una paquita que
sobrepasaba el borde y él se percataba porque
el último de arriba se salía, era que procedía a trasladar los mismos,
introduciendo una demora adicional, como innecesaria e injustificada, a la teoría de cola.
Con el tiempo, quien nos recibe
de primero tiene las posibilidades tecnológicas para conformar ese cheque sin
esperar que se lo lleven a un inexistente conformador; pero, en el cerebro de
todos en el banco persiste el paradigma de hacernos esperar. En mi banco en USA
yo llegaba y el mismo que me atendía me resolvía todo lo que venía a hacer,
desde cobrar cheques, depositar, hacer transferencias y cuantas operaciones
necesitaba, incluso desde Venezuela podía hacer transferencias oralmente y la
confirmaba con un fax.
Hoy día, existiendo la
tecnología, sufrimos y esperamos más, y las célebres colas siguen aumentando.
Alegan que es porque somos tan tramposos que ahora hay que ver los cheques
hasta “de canto”, para detectar tramposerías.
Con la alimentación pasa un tanto
igual, en mi tiempo no había harina de maíz pre cocida, invento venezolano, de
pre cocer el maíz, con lo cual sólo hay que agregar agua, amasar y listo…al
budare. Ni siquiera necesitamos budare y horno porque algún tecnólogo inventó
el "Tostiarepa", la cual sirve para ambas cosas.
En mi niñez en la Guaira vieja,
había que levantarse temprano y llevar le maíz que mamá había salcochado y
ablandado, al molino comunitario, donde se hacía una colita y el molinero sabía
a quién entregarle y en cantidad
correcta la cantidad de masa que salía de la olla que uno le llevaba,
¡Ay! de que faltara masa, porque mamá regresaba y armaba un seis por ocho. Con
el tiempo, las mamás compraban el maíz pilado y lo molían en un molino casero
de palanca, muy famoso, y el problema era definir a quién de los hermanos le
tocaba darle vuelta cada día. Había que turnarse, so pena de que mamá nos
armara el seis por ocho a nosotros, con la paleta o la sandalia, de puntería de
misil. Era un exocet o un side wander, no te podías esconder de su sniffer o
sensor térmico seguidor, ni de su tracking.
Así mismo pasó con las gallinas y
pollos, no había empresa beneficiadora y había que comprarlas vivas o “en pie”,
y llevarlas amarradas en el brazo mientras se cargaba una bolsa de yute llena y
la bendita gallina nos daba picotazos y mamá decía, “no llore que Ud. es un
hombre”.
No pretendo volver al pasado ni
decir que Polar deba ser confiscada como apuntaba el gobierno, hasta que acaba
de reconfirmar - por enésima vez - que
está produciendo a full su 49 % como se lo decían los empleados de Lorenzo
Presidente. Como tampoco, digo que debamos volver a moler el maíz pilado o
beneficiar en casa la gallina o el pollo (que, de paso, las(os) picatierra son
más sabrosas(os).
Me refiero a que uno ya no puede
conseguir gallinas y pollos de granja, ni maíz pilado en mercados municipales,
como antes, para procesar en casa. La tecnología no metió en la era moderna y
estamos atrapados entre la pelea del gobierno con los Lorenzos o los Arrias, y
no tenemos alternativa. Mientras tanto, guardo mi molinillo casero, junto a las
alpargatas, porsia.
Eddy Barrios
eddybarrios@gmail.com
@eddybarrios2
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