jueves, 20 de noviembre de 2014

LUIS HOMES JIMÉNEZ, CALDO DE POLLO CON GASOLINA

LUIS HOMES JIMÉNEZ
Hace unos meses vi el capítulo de una famosa serie de televisión,  donde una joven le pedía a su jefe que le acompañara al almacén de la compañía,  que tenía algo que mostrarle. Luego de tanta insistencia, la trabajadora y el jefe llegan a un inmenso galpón, protegido con varias estaciones de seguridad. En el interior del establecimiento y ocupando casi toda el área, había un inmenso muro protegido por unas lonas que al descubrirlo,  resultó  que  eran incuantificables pacas de dinero efectivo.
“Cuanto hay aquí”? Pregunta el jefe.
“No lo sé.  Y tampoco sé qué hacer con el”  Responde preocupada la empleada. “Pero algo tenemos que hacer”. 
Con dinero así, se enfrentan algunos grupos delictivos, irregulares, algunos empresarios…. Y también, algunos gobiernos. Tanto, que no se sabe qué hacer. Algo así, ha pasado en tiempos de revolución. Cualquier cálculo, estimación, estadística,  numero astronómico, expresión inimaginable, es irrisorio para conocer la cantidad de dinero que se ha manejado en estos 15 años de régimen. Y algún ingenuo, pensaría que la revolución no supo que hacer. Otros pensarían que si supo que hacer (comprar conciencias y corromper a propios y extraños para consolidar el poder).
Pero en ese desastre de finanzas públicas, manejadas casi como en un galpón industrial con el dinero en el piso y acomodado a veces en montacargas, tenemos el resultado de un país debilitado. Sin producción industrial.  Sin sectores productivos en marcha y con el dinero agotado. Nadie puede auditar lo que se ha gastado. Nadie puede saber lo que queda. La Tesorería Nacional es como un galpón industrial con dinero disperso. Como en la escena de la serie televisada, no se sabe cuánto hay, ni que se puede hacer con él.
Y allí aparece la gasolina, en la escena de la película, la gasolina.  !
En ese galpón que es la planificación oficial se discute una y otra vez el aumento del precio del combustible a los consumidores nacionales y la parafernalia o discurso para justificarlo. Las encuestas indican que más del 65% no está de acuerdo con el aumento del precio del combustible. Y es lógico. La gasolina está asociada a un regalo que la población siente le pertenece. Es un derecho tener gasolina regalada!  También está vinculada a la creencia que todo aumento, será para un futuro derroche de los ingresos extras que se recibirán. Y también está asociada a los recuerdos trágicos de protestas  que ocasionaron el caracazo.  
El gobierno es como un borracho que luego de varios fines de semanas de juerga sin parar, decide tomarse un caldito de pollo para agarrar mínimo…y continuar su parranda. El gobierno ha estado ebrio de tanto jactarse y despilfarrar dinero, dentro y fuera del país.  Está tomándose ahora su sopita de pollo. Lo que no sabe, es que la sopa tiene el ingrediente de la gasolina.   
Como pasará ese trago tan amargo?  Veremos, porque es uno de los pocos recursos que les queda.   Y de esta sopita con gasolina, de una u otra forma, estaría pendiente su estabilidad en los meses por venir. 
Luis Homes J.
luishomesjimenez@gmail.com

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