JOSÉ DOMINGO BLANCO |
“Se busca niñera, con pasaporte (no importa
que esté vencido, eso lo resolvemos rapidito), para trabajar con alto
funcionario del gobierno. Indispensable estar inscrita en el PSUV, usar
franelita roja, tener una estampita del Comandante Eterno en el monedero y
comulgar con los ideales de la Revolución. La candidata deberá estar dispuesta
a salir del país cuando la familia del funcionario así lo requiera, y tratar de
ocultar la cara de felicidad en las fotos que se tomará en la Torre Eiffel, los
alpes suizos, parajes argentinos, mexicanos o brasileños (eso luce demasiado
capitalista).
Ofrecemos viajes placenteros y gratuitos alrededor del mundo en
los aviones del Estado, sin controles de aduana, ni colas en inmigración, ni revisiones de equipaje por parte de las
autoridades aeroportuarias o Guardia Nacional Bolivariana. Garantizamos dólares
a granel, sin los límites que impone Cadivi a los pendejos. No es necesario que
tenga porte de armas. No comparecerá ante la Comisión Presidencial Anti
Corrupción, ni será interpelada en la Asamblea Nacional. Abstenerse si no
cumple con los requisitos”.
Si Chávez estuviera vivo: ¿cómo habría
reaccionado ante el incidente de la niñera de Jaua? ¡La niñera! No Elías Jaua,
sino de su empleada doméstica que, sin portar credenciales gubernamentales, con
el sólo aval de tener un vínculo laboral con el ministro, viaja gratis en los
aviones de PDVSA y termina privada de libertad por llevar un arma a Brasil.
Quisiera pensar que Chávez, sin titubear, y en plena cadena, lo habría removido
del cargo. Porque Jaua -el ex encapuchado de las protestas que se prendían en
la UCV antes de la hegemonía chavista- le llevó la contraria y todos recordamos
cómo se ponía Hugo cuando no cumplían sus órdenes.
El difunto presidente fue
contundente –de la boca para afuera- al principio, contra ese comportamiento de la Cuarta. Vociferó que
lucharía contra ese flagelo y prometió que acabaría con las colitas en los
aviones de PDVSA.
Pero, por los vientos que soplaron, como que ocurrió todo lo
contrario. No sólo siguieron los viajes en los aviones del Estado, el abuso de
poder está por doquier, sin tregua ni pausa. ¿De cuántos viajes más nos
enteraremos? ¿Cuántas horas de vuelos, cuántas millas acumuladas en PDVSA
Airlines, suman los funcionarios del gobierno? ¿Cuáles son los destinos
predilectos de estos pseudos revolucionarios que disfrutan, sin límites ni
controles, las mieles del poder? ¿Hasta cuando nos verán cara de imbéciles?
Este grotesco asunto de las colitas revolucionarias no es más que el ejemplo perfecto
de la doble moral y el doble discurso que han manejado los parásitos de la teta
petrolera en los últimos tres lustros.
Y el comentario lo hago a propósito de los
estupendos trabajos publicados por los colegas Maru Morales y Hernán Lugo
Galicia, quienes se han dado a la ardua tarea de escarbar en el tema y meter el
dedo en la llaga de un nuevo caso de descarada corrupción revolucionaria.
En
estos años de Socialismo del Siglo XXI hemos visto una serie hechos,
extremadamente bochornosos, protagonizados por la estirpe chavista, que no han
pasado de ser algo más que un potecito de humo que no se investiga, que no se
sanciona, que no acarrea mayores consecuencias para los implicados. ¿Para qué
sirve la Contraloría en un país como Venezuela?
Quizá no haga mucha falta
porque, desde hace tres años, no tenemos Contralor ¿Para qué crear una Comisión
Anticorrupción? Supongo que sólo para condenar a nuevos chivitos expiatorios de
poca importancia.
El tema de la niñera de Jaua es otra bofetada al ciudadano de
a pie; sólo que esta vez parecer haber generado mucho malestar en la gente del
PSUV y el polo patriótico, quienes han manifestado su “arrechera” ante el
viajecito en cuestión y la pasividad con la que se lo han tomado en Miraflores.
Para que no queden dudas de que este
desgobierno se burla descaradamente de todos nosotros, la madrugada de este
jueves, vimos por VTV a Arreaza y a la almiranta-ministra Meléndez, en algo así
como una especie de operación comando, anunciándole al país que gracias al
Cuerpo Nacional contra la Corrupción, encabezado por Nicolás, los aeropuertos
venezolanos amanecieron tomados por la operación “Cielo Soberano”, un show
mediático en el que mostraron la inspección “científica” de las aeronaves
comerciales, para luchar contra la corrupción y el narcotráfico.
Las inspecciones, según Arreaza, se estaban
llevando a cabo, simultáneamente, en los principales aeropuertos del país para
evitar que los aviones comerciales se utilicen para cometer hechos irregulares.
Y me pregunto, ¿esta Operación Cielo Soberano llegará hasta PDVSA Airlines y el
SATA (Servicio Coordinado de Transporte Aéreo del Ejecutivo)? Porque, según los
trabajos que hemos leído de Morales y Lugo Galicia, el vuelo de la niñera de
Jaua lo autorizó un funcionario del SATA. ¿Y quién es ese funcionario? ¡Nada
más y nada menos que Arreaza! ¿Eso no es corrupción?
“PDVSA Airlines anuncia la salida de su vuelo
Nº 3897, con destino a las mejores ciudades del mundo…Le damos la más cordial
bienvenida a nuestros distinguidos pasajeros. No es necesario que guarden sus
armas en los maletines, ni tampoco se requiere que pongan sus asientos en
posición vertical. Si les provoca, solo si les provoca, pueden abrochar sus
cinturones de seguridad. Aquí las leyes aeronáuticas las imponen ustedes…Estamos
para servirles, incondicionalmente. Por favor, siéntanse como lo que son: ¡los
hijos de esta Revolución! Una vez más, bienvenidos a bordo: ¿desean champaña y
caviar antes de despegar?”…¡no juegue!
Jose
Domingo Blanco (Mingo)
mingo.blanco@gmail.com
@mingo_1
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