FAUSTO MASÓ |
Alguna
vez ya los sauditas rechazaron disminuir su producción de petróleo, cuando el
barril bajó a menos de 10 dólares cambiaron de idea. ¿Pasará igual ahora? Nadie
sabe lo que sucederá; porque el futuro de la economía solo lo conocen los
especuladores que cuando se equivocan se arruinan. Aquellos que aciertan sobre
cuál será el precio del petróleo dentro de 6 meses compran, o venden, a futuro
y se hacen millonarios.
En
cambio, nunca fallan los economistas cuando hacen predicciones sobre lo que
sucedió el año anterior, son infalibles mirando hacia atrás.
El
verdadero economista se vuelve rico, como Keynes que especulaba en la bolsa. No
confíe en aquellos que no tienen dónde caerse muertos.
Conviene
leer revistas del pasado, para comprobar cómo los expertos ignoraban lo que
ocurría frente a sus ojos: no se dieron cuenta de que Estados Unidos aumentaría
su producción de petróleo, hasta que ocurrió. La información que poseen las
grandes empresas no las publican, las utilizan para ganar dinero, pero ni
siquiera ellas están seguras de lo que ocurrirá mañana. Por ejemplo, la caída
de la economía europea quizá se revierta ahora gracias al enorme ahorro que
suponen los precios del petróleo y a que la devaluación del euro abaratará las
exportaciones del viejo continente.
El
manejo de la economía de los chavistas se limita a sacar las cuentas para
averiguar cuántos trillones de bolívares deben mandar a imprimir. Este camino
lo recorrió Argentina hasta la ruina total, pero nuestros técnicos confían en
que el petróleo los salvará del amargo final. Se equivocan, como siempre.
Ramírez
viajaba por el mundo ayer para convencer a los inversionistas de la próxima
apertura de la economía venezolana, con el respaldo aparente de Maduro. Muchos
pensaban que volvía el neoliberalismo. Ahora Ramírez sigue viajando para lograr
que los sauditas se sacrifiquen al interés del chavismo, con el respaldo
también de Maduro. A Maduro le gusta mandar a Ramírez a viajar.
Los
sauditas no quieren que suba el precio del petróleo. Se comportan como buenos
comerciantes que buscan arruinar a la competencia en especial en Estados
Unidos, pero también en Brasil, donde quieren sacar petróleo de aguas
profundas. Los sauditas planifican su negocio a largo plazo, en esta Venezuela
de mes en mes.
Como
ocurría con los presidentes democráticos la política económica de Nicolás
Maduro depende del precio del petróleo. Maduro está sufriendo la tragedia que
precipitó tantas crisis en otros tiempos, solo que en una escala mucho peor. El
petróleo ya no es la panacea, con el agravante de que el crecimiento de la
población crea nuevas necesidades.
Los sauditas nos quieren arruinar. El ministro de finanzas Ibrahim Al Assaf declaró que los precios del crudo deben responder a las fuerzas del mercado. Qué horror: “Nosotros no buscamos politizar el petróleo, ni tampoco nos aliamos contra nadie. Para nosotros se trata de una cuestión de oferta y demanda. Es puramente negocio”. Ramírez en su viaje no visitó Arabia Saudita.
Las
noticias petroleras son malas para Venezuela. Según los expertos los precios
seguirán cayendo en los primeros meses de 2015; quizá por eso mismo suban porque
estos personajes se equivocan a menudo. “JP Morgan calcula que a principios de
2015 el nivel del precio del crudo pudiera descender a 65 dólares/barril. Su
pronóstico para el promedio del Brent 2015 es 82 $/b, y para 2016 lo calcula en
87,80 $/b en vez de 120 $/b que previamente habían estimado”.
Puede
ocurrir que Europa se recupere en diciembre, la economía china vuelva a crecer,
el mundo supere un estancamiento económico y, de pronto, a Dios gracias, el
consumismo se imponga hasta en África. Entonces, volverán los buenos tiempos y
con ellos nuevos dakazos, ¡a despilfarrar el dinero! Después se verá.
Mientras
tanto, Ramírez no se baja de un avión, no hay nada tan sabroso como una colita
en las aeronaves de Pdvsa.
Este
Ramírez se las sabe todas.
Un
chisme para terminar, parece que Jaua y la niñera fueron a comprar medicinas a
Brasil, donde las venden sin las exigencias que ponen otros laboratorios, por
eso ahora la anestesia, por ejemplo, que le ofrecen a las clínicas no quita el
dolor como la de antes, la de los imperialistas.
Fausto Masó
fausto.maso@gmail.com
@faustomaso
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