ENRIQUE G. AVOGADRO |
"Huye,
Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a morir por la verdad,
porque antes suelen provocar la muerte de muchos otros, a menudo antes que la
propia y, a veces, en lugar de la propia". Umberto Eco
La
Presidente, al cierre de esta nota, continúa internada en el Sanatorio Otamendi
por un nuevo episodio que afecta a su salud, como tantos otros en el pasado
reciente. Debo confesar, en coincidencia con el Dr. Nelson Castro, que me llama
profundamente la atención la variedad de centros hospitalarios, ninguno de
ellos nacional y popular, a los que la unidad médica presidencial ha recurrido
para cada una de sus dolencias; inclusive para un lego como quien esto escribe,
parecería lógico que toda su historia clínica estuviera concentrada en un mismo
lugar, aún cuando especialistas distintos se ocuparan del tema.
Más
allá de eso, y del secretismo con que la Casa Rosada maneja todo este tipo de
información, que en otros países es clara y transparente, hubo algunos hechos
curiosos esta vez: no la acompañaron sus hijos, sólo lo hizo su media hermana
Gisele, ni la militancia de los jóvenes K dio el presente en la calle.
Obviamente,
circulan trascendidos de todo tipo, pero fuentes que me merecen la mayor
confianza hablan de la caída de todo su sistema inmunológico, algo que reviste
sí la mayor gravedad, debido al stress permanente al que está sometida, en
especial por los avances de las investigaciones de jueces extranjeros sobre su
patrimonio y el de sus hijos, y por la forma hipercentralizada en que se
desempeña. Me dicen también que los médicos le han dicho que debe optar por
alejarse del poder y de los conflictos permanentes que su ejercicio le generan
durante, al menos seis meses, o enfrentar un grave riesgo de vida. Tal vez, el
distanciamiento notorio con Máximo y Florencia se deba a la natural
preocupación por la salud de su madre de dos jóvenes que ya han visto morir a
su padre por no respetar las indicaciones de los profesionales.
Pero
no debe ser fácil para Cristina decidir hoy, como quedó demostrado por el
incumplimiento del artículo 88 de la Constitución Nacional, es decir, por
habilitar su reemplazo en la Presidencia por el vice, como está prescripto para
los casos de enfermedad. Porque, convengamos, si eligiera actuar con
razonabilidad, dejaría al país frente a un problema mayúsculo: ¿cuánto podría
durar el delincuente Boudou, tantas veces procesado, al frente del Poder
Ejecutivo?; claro que se lo podría hacer renunciar, pero entonces la decisión
sobre el sucesor -mientras dure la inhabilidad de la Presidente o hasta que se
elija en las urnas- recaería en el Congreso.
Conociendo
al PJ en todas sus formas, ya me imagino en qué terminarían las naturales
reyertas que se suscitarían de inmediato. El Vicepresidente de la Cámara de
Senadores es hoy Gerardo Zamora, un ex radical travestido de fanático
kirchnerista, que no sería aceptado por sus pares, los históricos gobernadores.
Por su parte, el Presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez,
también resultaría combatido porque, al estar en la lista de los precandidatos
del Frente para la Victoria en las próximas elecciones, quienes comparten con
él las gateras saltarían de sus bancas para impedir que se haga con un tan
poderoso resorte a la hora de la campaña presidencial.
Ni
siquiera resulta factible la elección por consenso de un sucesor como un
Duhalde actualizado, por la inexistencia de un personaje similar a la hora de
concitar los acuerdos necesarios, y ello podría permitir abrir un espacio a la
ilusión de Ricardo Lorenzetti, Presidente de la Corte Suprema de Justicia, que
rápidamente mandaría a planchar el traje azul. ¡Menuda suerte para la
Argentina!
Ante
la manifiesta renuencia de los "presidenciables" no kircheristas a
expresar la más mínima opinión sobre los avances a tambor batiente de la noble
viuda sobre la República y sus instituciones, la verdadera oposición está
encabezada hoy por una bacteria destituyente y, por supuesto, por la duración
de las mechas de las bombas que el Gobierno sembró en la economía nacional,
aspirando a que explotaran después de diciembre de 2015. La habitual torpeza de
estos ya no tan jóvenes genios a los que la Presidente puso a cargo de nuestra
economía hizo que erraran en la longitud de los detonadores y, salvo que ocurra
un milagro, la explosión hará que todo salte por el aire antes de marzo, o sea,
en las propias manos de los fabricantes de tantos desaguisados, con las
previsibles consecuencias sociales que provocará.
Las
estadísticas reales ratifican claramente lo afirmado: desde fin de octubre de
2011, cuando Cristina se alzó con el 54% de los votos, hasta hoy, tres años
después, el dólar oficial incrementó su precio en pesos en 100%, el dólar blue
subió 226%, las reservas del Banco Central cayeron 46%, los pesos en
circulación se incrementaron en 118%, el gasto público creció 134%, las
exportaciones cayeron 35 puntos porcentuales, la presión tributaria llegó al
45% del PBI, etc., etc.
El
jueves, 13N, (faltan sólo cuatro días) saldremos a la calle para decir 'basta'
al Gobierno, basta de corrupción, basta de tiranía, basta de inseguridad, basta
de violencia, basta de humillaciones, basta de falta de salud y educación,
basta de lavado de dinero y de narcotráfico, basta de impunidad, basta de
soberbia.
Pero
que la oposición no intente adueñarse de la protesta, porque también saldremos
para decirle 'basta', basta de papar moscas, basta de filosofía zen, basta de
mostrarnos fotos y no ideas, basta de callar y de mirar para otro lado, basta
de falta de reacción. Sí la invitamos a acompañar a la ciudadanía en su marcha,
a condición de que lo haga en silencio, porque el 13N no será un acto
partidista sino meramente cívico.
Enrique
Guillermo Avogadro
E.mail:
ega1avogadro@gmail.com
Twitter:
@egavogadro
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