martes, 18 de noviembre de 2014

CARLOS E. AGUILERA A., LA CAÍDA DEL COMUNISMO

CARLOS E. AGUILERA A.
La llamada Perestroika en la URSS nace como consecuencia de la crisis económica y social que vivía esa potencia, amén de los enormes gastos militares que produjo el abandono de la producción de bienes de consumo, lo cual provocó un descenso del nivel de vida de los ciudadanos rusos. Llegó a tal extremo, que la agricultura era insuficiente y se vio en la necesidad de importar trigo de Estados Unidos y Canadá. A todo ello se sumaba también el deterioro del dominio soviético sobre los países de su influencia,  por lo que algunos de ellos mostraron su intención de desvincularse del bloque soviético, que a la postre originaron grandes cambios políticos y económicos.

Intuimos. que poco o nada conocen de esta historia los socialistas revolucionarios y comunistas venezolanos, que desde hace 15 años siguen empeñados en alabar las bondades del comunismo y bajo la bandera del llamado nuevo orden mundial, pretenden seguir engañando al pueblo con falsas promesas,  llevando  al país a un miserable estado de abandono y miseria. No saben que Gorbachov ante la calamidad  que agobiaba a la URSS  en 1986 en el XXVII Congreso del PCUS anunció la Perestroika, que consistió en la reestructura o reforma del estado y comenzó por la económica, con el propósito de revitalizar el espíritu de la libre empresa y de la innovación para cuyo efecto aumentó la economía de empresas y permitió el beneficio individual, así como la creación de cooperativas y explotación de la tierra, para aumentar la producción agrícola y los bienes de consumo, en tanto que mediante las reformas políticas se trataba de caminar hacia la democracia y para conseguirlo fueron reconocidos otros partidos políticos y se inició una reforma de las instituciones, que permitió la elección de un nuevo parlamento, en el que por primera vez, críticos y disidentes del comunismo, entraron en los órganos de poder de la URSS.
Al poco tiempo de estos hechos se introdujo la Glasnost (transparencia), que suprimió la censura, restableció la libertad de expresión y permitió criticar al poder así como la demanda de responsabilidad política.
Los detonantes del cambio precipitaron la caída del comunismo en los países del Este, en los que las elecciones consistían en votar una lista, presentada por el partido comunista , excluyendo y prohibiendo a los demás. Pero en verano de 1989 en Polonia, el sindicato Solidaridad a la cabeza de su líder Walesa arrasó en las elecciones  y designó como primer ministro al anticomunista Mazowiecki. En pocas semanas cayeron los regímenes comunistas restantes. El detonante de este rápido proceso fue la perestroika y la glasnost, pues se deseaba cualquier cambio posible ante la crisis económica.
LAS REVOLUCIONES PACÍFICAS
Le sucedieron las revoluciones pacíficas, rasgo general de la convulsión de otoño en el año 1989. Polonia, fue la primera nación en abandonar el comunismo, gracias a la influencia de la iglesia y el sindicato Solidaridad. La crítica situación de la economía hizo posible que ganara las elecciones y su presidente Jaruzelski formó el primer gobierno no comunista. La sucedió la caída del muro de Berlín, que era el emblema de la guerra fría. En fecha histórica 9 de noviembre las dos partes Este y Oeste quedaron unidas en medio del entusiasmo popular. En Hungría, el proceso fue iniciado por el propio partido comunista, dirigido por el reformador Poszgay quien permitió la salida de la población a través de las fronteras. En Octubre se acordó la disolución del partido comunista y la convocatoria a elecciones. Checoslovaquia no se quedó atrás, pues un grupo de intelectuales en la llamada Carta 77, defendía los derechos humanos, y esta lucha se intensificó al caer el muro de Berlín. A finales de año fue designado un intelectual Vaclav Havel, presidente de la República, El proceso fue el más pacifico, por lo que se le denominó la Revolución del terciopelo. En noviembre de 1989 se produjo en Bulgaria la caída de Giukov, por lo que se abolió el papel directivo del partido comunista y se convocó a elecciones democráticas para junio de 1990.
LA REVOLUCIÓN VIOLENTA
La caída del comunismo en Rumania fue violenta. Allí gobernaba Ceaucescu, quién implantó el nepotismo, mientras el país languidecía en la pobreza. En su ausencia se produjo una manifestación en Timisoara, la cual fue reprimida a tiros. El régimen convocó una concentración en Bucarest para homenajear a su líder, lo cual desató una protesta que culminó con una brutal represión y posteriormente un  alzamiento popular. Ceaucescu huyó pero fue detenido y ejecutado junto a su esposa.
Hundidos los regímenes comunistas de la Europa oriental, subsistía la Unión Soviética. La revolución de agosto en 1991 constituye el último episodio de la cadena de cambios, pues el 19 de agosto cuando Gorbachov se hallaba de vacaciones, un grupo de dirigentes, entre los que se encontraban el Vicepresidente y el Primer Ministro de su gobierno, dieron un golpe de estado, formaron un Comité de Emergencia y suspendieron las libertades obtenidas por la Perestroika, pero la reacción popular dirigida por Boris Yeltsin, presidente de Rusia hizo fracasar el golpe y conjuntamente con el parlamento se erigieron en bastiones de la resistencia con el apoyo del pueblo
EL FIN DE LA URSS.
Con la situación controlada, Yeltsin suspendió el partido comunista y clausuró todos sus centros. Fue una medida muy audaz. También reconoció la independencia de los países bálticos (Estonia, Lituania, Letonia). Y cuando el 8 de diciembre de 1991 Yeltsin firmó con los presidentes de Ucrania y de Bielorrusia un tratado en el que se acordaba una nueva federación, la CEI (Comunidad de Estados Independientes), a la que se unirían las repúblicas soviéticas que lo desearan, la URSS dejó de existir. De forma que, cuando el día de Navidad de 1991 Gorbachov dimitió, lo hacía de un puesto vacío.
Muchas han sido las murallas derribadas para alcanzar las libertades y derechos sociales de los pueblos, pero probablemente la más simbólica fue la de Berlín, hace 25 años, pues hasta el Papa Juan Pablo II recién electo robusteció la esperanza de igualdad y pronto visitó Varsovia, y abrió para Europa nuevos horizontes, al mismo tiempo que fortaleció la moral de los polacos. En memorable homilía expresó con voz serena, pero lleno de emoción: “No tengan miedo” y ese mensaje cundió por todos los puntos del orbe, de manera particular en aquellas naciones en los que los valores humanos son atropellados.
La invitación del Papa a no tener miedo fue una de las fuerzas demoledoras del muro de Berlín, cuya caída enseña que los pueblos no pueden vivir privados de la libertad. “No tengamos miedo” los venezolanos, en proseguir la lucha para derribar el muro de la  corrupción, abuso de poder,  inseguridad, nepotismo, crisis económica y de todos los males que nos agobian.
¡Caerán como el Muro de Berlín, sin violencia!

Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

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