lunes, 17 de noviembre de 2014

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, HISTORIA DE UN ABSURDO, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

  ANTONIO JOSÉ MONAGAS
Pareciera mejor preocuparse no tanto por el asunto de cómo se escribe la historia, sino cómo borrar lo que ella puede evidenciar de no interpretarse con sentido democrático, de justicia y tolerancia.

HISTORIA DE UN ABSURDO

La planificación del desarrollo, se instituye como insumo social, político y económico. Su objetivo central se establece ante la necesidad de elaborar cambios que aseguren posibilidades ciertas y calculadas de progreso en los ámbitos que convocan al desarrollo integral. Sus consideraciones buscan dirigir criterios técnicos que eviten confusiones al momento de tomar decisiones por cuanto de esa manera pueden trazarse caminos que se distancien de aquellos otros alineados con la práctica de un pensamiento ideologizado y de un pensamiento único. En consecuencia, la planificación del desarrollo se adviene a procesos que enfrenten la inmediatez y la improvisación como fórmulas acusadas por el populismo para ganar espacios que luego abonan con demagogia, corrupción y miseria.

Sin embargo, no ha sido nada fácil lograr que los gobernantes de naciones rezagadas de los propósitos que persigue la planificación del desarrollo económico y social, sus postulados y enfoques, comprendan que sin sus métodos de monitoreo y procedimientos de investigación y análisis de realidades confusas y dispersas, no podrían garantizar muchas de las pretensiones que electoralmente prometen. De hecho, intenciones declaradas alrededor de alcanzar realidades que se equiparen con las que considera cuando habla de una “sociedad democrática, participativa, protagónica y pluricultural” en un Estado de Derecho y de Justicia donde estén consolidados valores, deberes y derechos fundamentales, sólo quedan como simples ofertas o palabras huecas.

En efecto, actuar alejado de lo que envuelve a la planificación del desarrollo como instrumento de intervención de crisis estructurales nacionales o regionales, crisis éstas que demuelen cualquier intento precario de revertir anomalías económicas y sociales, particularmente, conduce a encauzar un futuro colmado de graves y peligrosas insuficiencias y carencias. Pero la obcecación de gobernantes incompetentes y soberbios, sólo lleva al logro de realidades así. O sea, atiborradas de reveses, contradicciones y caos. Y Venezuela, tristemente, se convirtió en eso. Es decir, en una nación marcada por la descomposición de su ordenamiento jurídico y de actuación frente al significado de sus capacidades y potencialidades bastante confinadas por efecto de una impúdica y despótica represión gubernamental cuyo estilo de acción excede lo establecido por preceptos constitucionales que resguardan la vida, las libertades y la soberanía nacional.

De alguna manera, estos acontecimientos será recogidos por la historia. Pero si “la historia es la suma total de todas aquellas cosas que hubieran podido evitarse”, como expresara Konrad Adenauer, notable político alemán, flaco favor estaría haciéndosele al análisis político contemporáneo toda vez que los susodichos hechos estarían revelando el carácter contradictorio y pusilánime no sólo de la gestión de gobierno realizada para el momento, sino de gobernantes que permitieron que las realidades se descalabraran como en efecto ha sucedido. Y peor aún, tan cruda situación sigue marcando el sombrío panorama que destaca el país. La violencia, la inflación, la educación, el desempleo, el desabastecimiento, la falta de mantenimiento, la polarización política, la baja calidad de vida, la agonizante productividad, el retraso tecnológico, las inconsistentes políticas públicas, la colapsada dependencia económica, la inseguridad jurídica, social y personal, son algunos entre otros problemas que asfixian el discurrir de una patria que ya ni siquiera es pues se perdió entre los aberrantes avatares que apalearon el bienestar de los venezolanos.

Pareciera mejor preocuparse ahora no tanto por el asunto de cómo se escribe la historia, sino cómo borrar lo que ella puede evidenciar de no interpretarse con sentido democrático, de justicia y tolerancia. Sobre todo, antes de advertir que lo que el país ha vivido estos años de lo que va de siglo XXI, ha sido un ristra de retorcidos eventos cuyas secuelas pudieran determinar que de ello se haga posible trazar la historia de un absurdo.

VENTANA DE PAPEL

¿ELECCIONES A LO “REVOLUCIONARIO”?

La intolerancia sigue complicando el ejercicio de la política en el país. El legado del extinto presidente pareciera ser la motivación que incita la violencia de la cual se valen quienes se arrogan algún grado de poder, para imponer el determinismo que la ofuscación y la envidia promueven mediante actitudes de desvergonzada hostilidad y absoluta arbitrariedad. Lo que se vivió el pasado miércoles 12 Noviembre, en el marco de las elecciones estudiantiles convocadas para escoger los dirigentes que habrán de dirigir los órganos de gobierno y cogobierno estudiantil en la Universidad de Los Andes, fue tremendamente deplorable. Todo ello, expresión de una rivalidad innecesaria entre facciones del mismo bando político alineado con la oposición política venezolana. Pero también, producto de no pensar la Universidad, sino la manifestación de intereses político-partidistas en discordia.

Fue así como la intolerancia pudo más que el sentido de sus discursos de algún contenido democrático que, sin duda, emocionó y animó posturas. Pero sin conocimiento de lo que la democracia implica cuando se tiene como blasón en el fragor de una lucha que demanda valores morales. Quizás, el hecho de saber perdida a la representación del oficialismo, fungió como razón, aunque bastante ligera, para pensar que ambos sectores podrían tener igual suerte lo cual seria el iluso reflejo de un mágico resplandor. Pero las realidades son inexorables, Más en estos tiempos de cambios torcidos donde las verdades se ocultan y las mentiras se formalizan como criterios de gobierno.

Es entonces cuando entre tanta oscuridad, la vista de muchos que han hablado en nombre de las libertades y los derechos humanos, se hizo miope alterándose actitudes y camuflándose comportamientos para actuar en contra de lo que se ha pregonado en consonancia con los principios que defienden la autonomía universitaria.

Fue ahí cuando el respeto se tornó un valor ausente y la responsabilidad inexistente. Las pasiones se desbordaron y los resentimientos tomaron cuerpo mercenario. Los ideales se deformaron y los apetitos se exageraron. Total, lo que una vez se pretendió, se esfumó luego de advertir el escándalo que devino del supuesto acto de democracia político-electoral. Entonces, ¿quién ganó? Ni siquiera ganando una u otra facción, no habrá ganado tampoco la democracia. 

Después de la obligada repetición acordada para el 26-N, podrá decirse que estas elecciones estudiantiles las ganó la intransigencia en complicidad con el abuso, la violencia y la avidez. O acaso fueron simplemente unas ¿elecciones a lo “revolucionario”?

APESTOSO COMUNISMO

Cuando se entiende que la política es tan subjetiva como cualquier sentimiento o aprehensión que pueda hacerse de la vida, es porque se tienen claras posibilidades de discernir para entonces elegir el mejor camino a seguir. Sin embargo, ello no es fácil. Se necesita madurez intelectual. Pero además, cultura política y dichas condiciones no son automáticas. Tampoco propias en toda persona. Se requiere tiempo, inteligencia y sobre todo, conciencia. Aunque también mucho sentido común.

Por eso, a veces surgen quienes tienen el don de la manipulación para sortear trabas sociales y de esa manera, engañar a quienes son alcanzados por la mediocridad. O sea, por la mezquindad, la envidia y el malsano egoísmo. Así se han levantados líderes políticos. La historia es fiel testigo del daño que sus acciones e ideologías han causado. Estas se estructuran a partir de “mucha propaganda y pocas realidades, de muchas mentiras y muy pocas verdades” como bien afirma Germán Monzón Salas en la entrega Nº 130 de su blog “Mirador Electrónico”.

Fidel Castro, es uno de ellos, por nombrar a alguien que no sólo sigue vivo, sino que está muy cerca de Venezuela. Su perversa influencia la alcanzó dejando los estragos que hoy se tienen y se lamentan. Pero la pregunta es, ¿por qué fue Venezuela? Víctor Machado lo explica en su escrito “El sueño de Fidel” cuando refiere que “ en la década de los 60 del siglo pasado, Fidel Castro soñaba con un mundo globalizado por el comunismo” lo que hizo que decidiera embarcarse en la aventura de “ayudar primero a naciones latinoamericanas y africanas” por lo que contribuyó a la organización de movimientos guerrilleros en esos países.

Basta con recordar los incidentes provocados en el país entre 1960 y 1963. Machado asegura que “el sueño de Fidel ahora lo entendemos con su activa participación en el actual modelo venezolano”. Todo basado en un pensamiento único, en una doctrina política: el comunismo. Sólo que ese sueño no ha podido realizarse porque el venezolano busca disfrutar sus libertades, su individualidad. “No desea ser soldado de revolución, ni que lo obliguen a ser colectivista”. Más, porque todo ello conduce a la peor miseria: la del espíritu. Por eso el venezolano no quiere nada con el apestoso comunismo.

“Los absurdos, como toda equivocación propia de humanos, no deben exponer al escarnio a toda una nación. Por ello, la ciencia política presta sus criterios y análisis de juicios históricos para evitar errores que cometen gobernantes con cruda alevosía” AJMonagas

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, DIARIO DE OPINIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.