jueves, 23 de octubre de 2014

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, EL CONTINUADOR

Sus contemporáneos lo recordaran como el continuador, para ser justos deberíamos decir “el auténtico continuador”, visto que otros “discípulos” no tardaran en auto nombrase como los verdaderos herederos del legado del difunto, a fin de desplazarlo ante la severa crisis que se avecina.

Para nosotros él es la persona que sigue haciendo lo que empezó la otra, esto es la consecuencia de aquello, solo que ahora falta el efectivo para ir simulando que todo funciona bien.
El “pajarito” aquel despilfarró el dinero en regalos, en publicidad, en misiones improductivas, concediendo divisas a empresas chimbas, permitiendo que cualquiera que pudiera representar un peligro en el futuro, se enriqueciera rápidamente, ya que la corrupción consentida hacía de él un esclavo de sus pretensiones.
Eso que fue su obra se acrecentó rápidamente con el sucesor, los estudiosos de la historia, en el futuro tendrán dificultades para precisar cuál fue el programa del continuador, si alguna vez lo hubo.
Probablemente llegaran a la conclusión que la continuidad se detuvo, cuando la “torta” se acabó y se cavó la tumba de la revolución que repartía sin planificación y sin verdaderos objetivos.
Al primero que comenzó este régimen quisieron vestirlo de Bolívar, a veces gustaba hacer referencia a Jesús y pretendía vestirse de apóstol. Pero lo natural salía por los poros y cuando era más él se vestía de militar, insultaba, agredía, era vulgar, grosero y violento.
Por eso humillaba, hasta los suyos fueron víctimas televisadas, periodistas, políticos, jefes de estado, estudiantes, profesionales, jueces, funcionarios, comerciantes y hasta sus esposas, todos probaron su verbo iracundo, burlón y déspota… más de uno aún sufre las consecuencias.
El continuador funciona como muñeco ventrílocuo, imitador de poses, acentos y expresiones, se siente obligado a ir más lejos… a ver si le creen, intentando convencer de lo que no es.
Hasta se viste de verde y se pone boina, se nota que no es un uniformado, no cuenta ni con la formación, ni la disciplina.
Lo extraño es preguntarse porque una cúpula de los cuarteles lo apoya, quizás es allí donde está la clave de la supervivencia del régimen, lo que concede a cambio. Lo que permite y deja hacer.
La realidad es que “nunca segundas versiones fueron buenas”, carecen de autenticidad, son imitaciones baratas, dependen de situaciones económicas, sirven para engañar, simular… pero no duran. Están realizadas con materia falsa, de mala calidad.
Los que asistimos al espectáculo último, inferimos que algo pasa en ese submundo detrás del poder, hay tensiones, disidencias, muertes. Aspiramos que los líderes de la oposición comprendan la verdadera naturaleza de la parodia democrática de este gobierno.
Entendemos que hay que dejar de actuar por reacción, que es necesario el conocimiento, el análisis previo, los estudios y las proposiciones técnicas, para encontrar soluciones verdaderas a la crisis en la cual estamos sumergidos.
Desenmascarar las mentiras y las justificaciones oficiales, implica hablar con la verdad, con racionalidad, un pueblo humilde o pobre no es necesariamente tonto o inconsciente. Todo venezolano aspira un futuro para él y su familia, ¿es acaso tan difícil desmontar las medias verdades y las mentiras del continuador?
¿Es acaso imposible demostrar su condición de antidemocrático?, quien ignora la campaña de odio y rencor ejecutadas por “el primero y el segundón” con el propósito de dividirnos. Sería como afirmar que el pueblo es ingenuo y no se ha dado cuenta de la hipocresía de esos ministerios para el amor, la suprema felicidad y tanto mensaje de afecto color rojo sangre.
Las universidades, los estudiantes, jueces, comisarios, sindicalistas, han sentido en sus carnes el supuesto amor. “Porque te quiero te aporreo” pareciese afirmar la revolución bolivariana y las redes sociales se llenan de imágenes de policías, militares y colectivos, disparando, persiguiendo, apresando y asesinando patriotas.
El país no se rinde, los demócratas enfrentan manos blancas contra balas, nada detiene al continuador. No sabe para dónde va, no sabe lo que hace ni por qué, tan solo obedece, se encuentra en manos de quienes lo mantienen, vive bajo un sentimiento de terrible amenaza, está consciente que solo dejándose llevar por la corriente y flotando sobrevivirá.
Asegurar su continuidad es su único objetivo, para ello está dispuesto a sacrificarlo todo, la renta petrolera, las reservas en oro, las filiales de PDVSA, los fondos para los hospitales, para importar medicinas o alimentos.
El sucesor no las tiene todas consigo, dentro de su propio bando están conscientes de que no sirve, se le señala a “sotto voce” como “el despilfarrador”, el destructor del legado.
En el desorden, inventan fiestas patrias, para celebrar “los triunfos de la revolución”, la idea mantener “vivo” el recuerdo del muerto.
Aristóbulo Istúriz, afirma que Maduro, ha sido el continuador del legado de Chávez, que ha potenciado la unificación del Gobierno Nacional con las instancias regionales y el Poder Popular. Tratan de preparar el terreno para la estocada final a la democracia, el poder presidencial-comunal.
Celebran las fechas de los intentos de Golpes de Estado del Comandante, hablan de amor luego de disparar. El que se aconseja con pajaritos continúa sus discursos elementales, plenos de anécdotas, propios del que no tiene capacidad de abstracción para exponer ideas y conceptos.
Lo importante de los clichés, es poder rellenar sus intervenciones con palabras expresadas por el que lo precedió: “profundizar la revolución”, “el socialismo productivo”, “la guerra asimétrica”, después de escucharse mira a su corte y todos sonríen auto-complacidos.
Mientras tanto se van alejando irremediablemente del pueblo que sufre, dentro de la terrible realidad.
En este momento el día a día del venezolano es de angustia, de hambre, es el de los familiares que se mueren por falta de medicinas y equipos en los hospitales. Es el de un país donde el hampa circula libremente, dejando tras de sí un charco rojo-rojito de sangre.
Las viudas, los huérfanos, los familiares y los amigos, no entienden por ejemplo, por qué el hoy tratado de asesino y delincuente, era ayer el combatiente revolucionario que se retrataba al lado del Presidente, de la Primera Combatiente, de los jerarcas del gobierno y hasta con su presunta víctima.
Nelson Castellano-Hernández
nelsoncastellano@hotmail.com

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