Volvamos
a la escuela, a la nuestra, a esa que no sabía de revisionismos progres, ni de remordimientos a destiempo
sobre el destino de los “indios”, hoy rebautizados “pueblos originarios”.
Volvamos a la maestra que se respetaba porque era “la maestra”, no la docente y
menos la trabajadora de la educación. Esa que pretendía que estuviésemos
orgullosos de nuestro pasado, que no empezó en 2003.
Y
no hay historia más fantástica que asistir al nacimiento de un país. Los héroes
de un país luchan por personas que sienten, piensan, discuten, tienen visiones
diferentes entre sí. Todo es más difícil y por eso mismo más deslumbrante,
cuando el resultado es haber construido una nación.
El
19/10/1914, en Bs. As., moría Julio Argentino Roca. Dejó un gran país con futuro,
100 años después estamos en un pantano del que no sabemos si tiene fondo. Y lo
siento por los mapuches, pero pretendo contarles, muy cortita, la historia de
quien fue Roca. Nació en Tucumán en 1843. Al vencer Urquiza en Caseros se
mudaron a Entre Ríos. Estudió en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay.
Siguió
la carrera militar. Combatió en Cepeda y en Pavón como un héroe. Luchó en la
guerra contra el Paraguay donde murieron su padre y dos de sus hermanos. Ya
Tte. Coronel y Comandante de Fronteras en Córdoba, se casó con Clara Funes, tuvieron 1 hijo
varón que sería el vicepresidente del General Justo (1932/1938) y 5 hijas
mujeres.
Siendo
presidente Avellaneda, gana la batalla de La Rosa contra Arredondo, que
respondía a Mitre. Le vale ser ascendido a General, ¡a los 31 años y en el
campo de batalla! Y es nombrado ministro de Guerra y de Marina. Avellaneda
manda un proyecto de ley al congreso sobre la necesidad de una Campaña del
Desierto para terminar con la amenaza de los malones, que ocupaban el sur de la
provincia de Mendoza, pasando por el sur de San Luis, sur de Córdoba y la
frontera oeste de Buenos Aires. De ahí en más, todo estaba en manos de los
mapuches.
Los
mapuches eran araucanos venidos de Chile, genocidas de “nuestros reales pueblos
originarios”, como los tehuelches, los puelches y los pampas. Se especializaban
en ataques sorpresivos a las tierras del “blanco”, mataban a los hombres,
sometían a las mujeres y a los niños y robaban la hacienda, que luego vendían
en Chile.
La
ley de la Campaña del Desierto, votada por el congreso, fue la N° 947
(5/10/1878).
Cumpliendo
las órdenes de Avellaneda, avalado por ley del congreso, partió hacia el sur.
Desmitificando mentiras mapuches: *la Campaña recogió 1.600 indios muertos,
10.000 rendidos incondicionalmente, 6 caciques tenidos por peligrosos hechos
prisioneros y Namuncurá que selló la paz con Roca, entregándole como prenda de
la misma a su hijo Ceferino, de 5 años; que Roca colocó con los salesianos, que
a su vez lo enviaron a Roma a terminar sus estudios y que murió en olor a
santidad antes de los 19 años.
¡A
Roca le debemos nuestro primer santito! Los caciques fueron enviados a Martín
García, los indios que se rindieron repartidos en estancias y en pequeñas comunidades; las muchachas jóvenes
colocadas como domésticas en casas prominentes. Que este hecho es una
salvajada, de acuerdo. Era la época; todos eran salvajes, pero no se torturó,
ni se asesinó a nadie. Los muertos murieron en batalla, los prisioneros no
tenían derechos en esos tiempos, Zaffaroni no había nacido.
Hoy
mueren en Argentina más de 8.000 personas/año en accidentes de tránsito; entre 2002 y 2012 se ha asesinado una persona
cada 3 horas. Hablar del genocidio indígena de Roca es un chiste malo, contado
por gente que hace política con el hecho y sueña recuperar territorios que Roca
conquistó para nosotros y para siempre.
Esos
territorios incorporados a la Argentina fueron
787.291km2. La Patagonia fue nuestra, ni mapuche, ni chilena; argentina
hasta hoy. De vuelta a Bs. As., la candidatura de Roca a la presidencia estaba
cantada. En una entrevista de Paul Groussac para “Le Courier de La Plata”, Roca
decía: “Soy amigo de mis amigos, pero no soy enemigo de mis adversarios”. La
fama de estadista asomaba.
Tuvo
que luchar una vez más contra Mitre, que detrás de Carlos Tejedor, gobernador
de Buenos Aires, no permitía la federalización de la ciudad de BS.As. Estando
el gobierno nacional en la provincia, dependía jurídicamente de la misma. La
federalización era necesaria. Roca venció
y Bs.As. fue capital federal. Nacía La Plata.
Ya
presidente por 1° vez (1880/1886), comienza el gigantesco trabajo de crear de
un desierto, un estado ordenado bajo el lema “Paz y administración”. Cumplió. A
vuelo de pájaro: la ley 1420, sueño de Sarmiento, educación gratuita, libre y
obligatoria. Creación del registro civil: las personas, católicas o no, eran
inscriptas desde el nacimiento, casamiento, y muerte, algo que hasta entonces
dependía de la Iglesia. Los no católicos no existían. Estas 2 medidas,
educación laica y registro civil, costaron una ruptura con el Vaticano que duró
12 años, y que Roca solucionó en su 2°
presidencia.
Unificó
la moneda, había varias (pesos, no US$); formó un ejército en serio; en 1884
incorporó los territorios de Formosa y el Chaco, redondeando así el millón de
km2 que nos consiguió. Recibió en 1880,
2.500km de vías férreas, se fue en 1886 dejando más de 9.000km. Profundamente
federal, se ocupó del interior del país. Impulsó las bodegas en Cuyo y la caña
de azúcar en el NOA. Fue el 1° presidente que firmó buenos acuerdos para
nosotros, con Chile.
En
la 2° presidencia (1898/1904), por ley 4301 (1901), Pablo Richieri, ministro
del área, impone el servicio militar obligatorio para todos los jóvenes de 20
años, en un esfuerzo más por integrar la nación. En 1903, su ministro de RREE,
Luis María Drago, impone un concepto internacional sobre el cobro de deudas a
países deudores. Joaquín V. González
redacta el 1° código de trabajo. Con una precaria reforma electoral, pero
reforma al fin, esta permite que en 1904 Alfredo Palacios sea elegido por la
Boca, como el 1° diputado socialista de América.
Por
supuesto que tuvo fallas, todos los hombres las tienen. Recibió tierras
conquistadas y las aceptó. Hubo fraude y corrupción (en medidas tan pequeñas
para el día de hoy, que da vergüenza nombrarlos). El país era manejado por una
élite, que estaba preparada para hacerlo y por regla general pensaba en la
grandeza de la Patria y no de sus patrimonios. A pesar de sus fallas, en sus 2
presidencias llegaron a esta tierra, entonces de esperanza, más de 500.000 inmigrantes que ayudaron a
engrandecerla.
Le
debemos nuestro 1° puerto de guerra naval, Puerto Belgrano. Se comenzó sobre
finales de la 1°presidencia y lo inauguró en la 2°, en 1902.
Lo
siento por los mapuches, por los progres y por los resentidos, pero no siento
pincharles el globo: sin Roca no hay estado nacional. Construyó un estado
lógico, pequeño y útil, funcional a la
población que debía mantenerlo. Años luz del elefante que tenemos hoy.
Se
presentaba, no importa ante quien, sin títulos de ninguna clase diciendo: “Soy
Roca”.
Y sobre esa roca edificó nuestra nación.
*Datos
de Félix Luna en su libro “Soy Roca”.
Malu
Kikuchi
maluki@fibertel.com.ar
@malukikuchi
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