Estimados Universitarios.
Si es que existe un sentido de comunidad
expresado en términos pertinentes al interior de la Universidad y al entorno
social que la rodea y la hace posible en medio de esta crisis, las preguntas
fundamentales girarían en torno a lo que nos hace comunidad: ¿comunidad
científica? ¿Comunidad interpretativa? ¿Comunidad con sentido de país?
¿Comunidad universitaria? Estas interrogantes no son meras posturas retóricas,
son realidades, forman parte del Nuevo realismo que se le exige a la autonomía
distanciada del cliché y la frase vacía.
Veo las exigencias de FAPUV, y todas son de
índole material, lo que está muy bien, es un derecho laboral, pues éste es una
condición fundamental de la vida cotidiana y del proyecto a futuro. Sin
embargo, todo no debe reducirse a ello, menos en un marco de dictadura sobre
las necesidades como es el actual, cuestión que no se restringe a la condición
material, sino que abarca el proceso de un imaginario Instituyente de
dominación y sumisión al que hay que hacer frente con decisión atendiendo las
afinidades electivas.
En medio de tanto ruido, pregunto en nombre
de los becarios X, Y, Z, los nombres reales no importan, son pasajeros, también
pregunto por los que vendrán, ¿QUÉ VA A
PASAR CON EL PROGRAMA DE FORMACIÓN UNIVERSITARIA?
¿Están conscientes las autoridades de lo que
nos estamos jugando?, ¿estarán conscientes los gremios de profesores, obreros y
empleados del capital simbólico que supone una Universidad Autónoma con un
personal formado en las mejores universidades del mundo?, ¿estarán conscientes
de la MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD EN TIEMPO PRESENTE? ¿Entenderán las distintas
agrupaciones y facciones estudiantiles lo que se están jugando al no
pronunciarse sobre el naufragio institucional con espectador, al no entender
que la única posibilidad de formarse bien, con un personal actualizado y de
cara al progreso depende de los planes de formación?
El sentido de comunidad es contrario al
atomismo sin sentido. No defender el proyecto de formación universitario es
claudicar, es el cierre del sentido de lo universal, de lo diverso y para
emplear una categoría de nuestro tiempo es: “clausurar la geometría del poder”.
La disolución del sentido de enseñar,
aprender y producir conocimientos tiene sus puertas abiertas si se permite truncar
el desarrollo intelectual de los profesores, es alterar la cadena de
transmisión y de innovación de conocimientos, es pasar de la Universidad al
parroquialismo intelectual sin exigencia y rigor, sin imaginación creadora que
produce modernizaciones fallidas.
Comprenderá la sociedad y el gobierno que
esto de la FORMACIÓN DE BECARIOS EN EL EXTERIOR no es un asunto de colores,-a
menos que se requiera extirpar la piedra del juicio en el cerebro de los
críticos-, que por el contrario, es un asunto de pensamiento diverso dentro de
un plan de progreso para un país en crisis que requiere de una concepción
correlativa de exigencia tanto para el profesor becario, como para el
empleador, y más allá, para un gobierno que dice estar de frente con un giro
que apunta al progreso, ¿cual progreso? Y ¿qué dice la sociedad?
Cuando veo que se convoca una marcha, me
detengo a observar el discurso que transporta, y por ningún lado aparece
defender el Proyecto Universitario cuya misión
en medio de una sociedad del conocimiento, es cada vez más competitiva y
exigente; y requiere de un plan rector, ¿lo tenemos claro? TENEMOS CLARO EL
VALOR AGREGADO QUE SUPONE FORMAR A LOS PROFESORES BECARIOS EN UN CONTEXTO DE
INTERNACIONALIZACIÓN CON SENTIDO DE PAÍS.
Una universidad que no entiende que su
condición de ser está en la Universalización y en la globalidad localizadas, es
decir en la interacción y en los intercambios multiescalares, que no defiende
su DERECHO A FORMAR su personal para garantizar la modernización, está
condenada a disolverse, está condenada a no entender que la comunidad es
autoreflexividad históricamente situada.
Obviamente en su pragmatismo que expresa lo
inconciliable, tipo novela de Kafka, Damier o de Benedetti, el funcionario
temporalmente de turno, en un cargo con licencia para opinar y votar, tratará
de descalificar cualquier discurso que dibuje lo porvenir con frases de, “ya
basta de filosofemas o filosofadas”, este funcionario, confunde principios con
acciones sin pensar. También, cuando el funcionario señala que mandará a los
becarios a cuenta y riesgo, la actitud deja sin sostén y expectativas a toda
una estructura organizacional.
La crisis de confianza y extravío del
sentido, es potenciada, y el desamparo queda, pero NO en nuestro nombre y todos
esos X, Y, Z, “arrojados al mundo”, tendrán que resolver sus problemas no sin
antes reclamar: POR QUÉ LA FAPUV NO ACTÚA EN NUESTRO FAVOR, UNA ACCIÓN QUE
TAMBIÉN ES SU GARANTÍA DE SUPERVIVENCIA INTELECTUAL. La pregunta en la casa de
Asterión nos ronda inquietantemente: ¿Lo creerás?, el Minotauro apenas se
defendió.
Luis
Manuel Cuevas Quintero
luimanc@yahoo.com
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