jueves, 23 de octubre de 2014

LEONARDO MORALES P., SE GANA EN EL CAMPO DE LAS IDEAS


El año 2015 se presenta para una parte de los venezolanos como una nueva oportunidad para producir un cambio político. Para la otra parte, representa la continuidad de la política que se ha ido instaurando desde hace 15 años. Para unos, la actual oposición, la transición; y para otros, el gobierno, la conservación de los privilegios acumulados en estos años.
Todo proceso comicial siempre representa una oportunidad. En las democracias es así, y las organizaciones políticas democráticas están en la obligación de participar. Luego del dislate de los sectores de oposición de no participar en las elecciones parlamentarias del 2005, la oposición venezolana ha corregido el rumbo comprendiendo que las posibilidades de cambio deben estar siempre inscritas en los mecanismos que impone la democracia formal. Son los procesos electorales y no otros.
Las fuerzas del cambio se han planteado nuevamente ganar las elecciones parlamentarias. Ya lo hicieron en el 2010 en términos de la votación general aun cuando, en razón del sistema electoral, no obtuvieron mayoría parlamentaria.
Los fundamentos para tales aspiraciones se centran en la debilidad que muestra el gobierno de Maduro y la colosal crisis que ataca a todos los sectores de la sociedad venezolana: el modelo adelantado por Chávez y que Maduro continúa, da muestras elocuentes de su inviabilidad. La inflación luce incontrolable, convirtiéndose en la más alta de la región, la producción de los bienes alimenticios no logra satisfacer la demanda y, además, los anaqueles permanecen vacíos. La escasez de medicinas mantiene alarmada a la población y a todo el sector de la salud y, para completar, los precios del barril del petróleo viven una baja que afecta los ingresos por renta petrolera.
La lista de déficits de gobierno es larga, pero contribuirá suficiente para que la oposición logre obtener un resonante triunfo en el 2015. La crisis que atormenta a los venezolanos será lo suficientemente persuasiva como para que el chavismo salga derrotado como algunos voceros opositores han insinuado. Seguramente son indicadores que sugieren esa posibilidad pero, en rigor, sigue siendo insuficiente.
En ocasiones se tiene la sensación de que los políticos venezolanos son muy dados al uso de las estadísticas para hacer política y, en efecto, la usan como propaganda y no como instrumentos para el análisis y toma decisiones que permitan corregir un determinado rumbo.
Un estudio de una muy seria empresa encuestadora, Varianzas de Opinión, advierte, a oficialistas y opositores, sobre su circunstancia ante la opinión de los venezolanos. La encuesta, procesada en septiembre y comparada con los resultados del mismo mes del año pasado, señala que en: el perfil de agrado, buen camino del gobierno y percepción positiva de la política económica del país, el gobierno ha perdido 22, 27 y 20 puntos respectivamente.
Si estos indicadores fueran suficientes para ganar las elecciones entonces habría que esperar una monumental derrota del gobierno, pero hemos dicho que es insuficiente. La misma investigación de Varianzas también nos ofrece un dato en extremo valioso. Sobre la “posición política chavista” o lo que es lo mismo, de aquel ciudadano que independientemente de las circunstancias políticas, sociales y económicas sigue siendo fiel a su idea y convicción, apenas hay una disminución de  5 puntos respecto al año pasado.
Esto nos remite a señalar que la crisis del país, inmensa sí, enojosa también, no es suficiente para persuadir a un elector oficialista para que se incline por una opción distinta.
Es necesario convertirse en una opción, en una alternativa y estos datos indican que la oposición aun no logra transformarse en eso; sigue sin ofrecer a una buena parte del país, nada deleznable por lo demás, un cuerpo de ideas lo suficientemente potentes para que los cambios cristalicen.
En otras oportunidades he señalado que no basta ofrecer y mostrar más y mejores escuelas, que no es suficiente construir más canchas deportivas y buenos centros de salud. No basta afirmar que el modelo chavista fracasó. Hace falta algo más, eso no basta, sigue siendo insuficiente. 
Las ideas que lograron arraigarse en el cerebro y las mentes de los venezolanos no se combaten, ni se derrotan, sino es con ideas. Además qué es la política sino el combate de las ideas.
El desamor no se consuela con un Rolex sino con amor.
Leonardo Morales P.
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP

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