“Lo increíble de los milagros es que sí ocurren”, Gilbert K. Chesterton (1874 – 1936). Escritor inglés.
En estos 16 años de revolución,
indiscutiblemente, que ha desmejorado la calidad de vida de los venezolanos. La
inseguridad, nos tienen sufriendo el duro calvario de vivir en la casa
encarcelados. La precariedad de los servicios públicos es una tragedia. El
desabastecimiento y la escasez, aunado a la salvaje devaluación y especulación,
crean un ambiente de permanente y crispación. El ciudadano sobrevive a la
revolución con miedo, hambre y angustia. Algo nunca visto en los anales de la
historia patria. Todo esto sucede en medio de los ingresos petroleros más
fabulosos, jamás soñados, por algún gobierno. Un milagro revolucionario.
En el año 1998, cuando el “Mitómano eterno”,
asumió el gobierno, había una crisis política. Nadie lo duda, pero los
servicios públicos funcionaban aceptablemente, los niveles de inseguridad, no
llegaban ni cerca al horror del presente y, la gente podía asistir al mercado,
seguro de que lograría hacer mercado, con todos los productos que buscaba, en
la cantidad y calidad que requería. En ese tiempo, a nadie se le hubiese
ocurrido, pensar en un sistema biométrico, para controlar las compras de los
consumidores. Esas malévolas prácticas, las importó la chaveburguesía de Cuba y
nos coloca a un nivel paupérrimo. Otro milagro revolucionario.
La mal llamada revolución, destruyó el
aparato productivo del país. Implementaron una economía de puertos.
Aprovecharon una parte de los fabulosos ingresos petroleros, para crear una
gigantesca red de importación de alimentos, que no pudo cubrir con eficiencia
la demanda nacional, pero que fue y es una monumental fuente de corrupción, que en nombre de la
revolución, han tratado de ocultar sin éxito. La podredumbre ha sido tan
evidente, que los escándalos, los ignora deliberadamente el alto gobierno, pero ¡Que vaina! forman
parte de la conversación diaria de los venezolanos. Es un verdadero milagro,
sólo posible, en ROBOLUCIÓN.
Los servicios de agua, electricidad, gas,
salud y educación, para sólo mencionar 5 son una tragedia. Ciudades y pueblos
ubicados en grandes reservorios de agua (El Tigre – San José de Guanipa) y, a
orillas de los ríos Orinoco y Caroní (Ciudad Bolívar, Soledad y Puerto Ordaz)
tienen graves fallas en el suministro de agua. El caso del gas y la
electricidad es similar. No los disfrutan con eficiencia los vecinos dónde se
producen y explotan. La infraestructura hospitalaria y educacional, están en el
suelo. El hospital general y las
escuelas Felipe Walker y Valle Guanipa son muestras del desastre. Esos milagros
revolucionarios, increíblemente ocurren, repito, en medio de la bonanza
petrolera, jamás soñada en la historia patria. No hay explicación lógica, para
tanta incapacidad y corrupción, que por añadidura, nos convirtió, en el país,
con la inflación más alta del globo terráqueo. Indiscutiblemente: son
verdaderos milagros ROBOLUCIONARIOS.
José “Cheo” Salazar
sjose307@gmail.com
@Cheotigre
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