jueves, 30 de octubre de 2014

CIPRIANO HEREDIA S, MÁS SOBRE LA IMPORTACIÓN DE PETRÓLEO

La semana pasada dedicamos nuestro artículo a la insólita importación de crudo liviano que por primera vez se realiza en nuestra historia petrolera (Véase “Esta revolución importa hasta petróleo”). 

CIPRIANO HEREDIA
Expresamos dudas razonables sobre la veracidad de la versión de PDVSA de que se haya aumentado la producción en la Faja del Orinoco a más de un millón de barriles diarios, y además enunciamos la tesis de que la verdadera razón para esta importación es, por el contrario, una sensible baja en nuestra producción de crudo liviano y nafta, elementos ambos con los que se venía mezclando hasta el momento el crudo pesado de la faja para poder producirlo y comercializarlo. En esta entrega profundizamos sobre este argumento, aportando nuevas cifras que así lo confirman, y además salimos al paso a nuevos artilugios de voceros oficiales, quienes tratan de ocultar la realidad apelando a medias verdades o mentiras descaradas.

Empecemos por recordar que el buque argelino que venía con un cargamento de aproximadamente 2 millones de barriles de crudo liviano, ya llegó a Venezuela el pasado 25 de octubre. Esta importación, duélale a quien le duela que se diga, es un hecho inédito, y marca sin duda alguna un punto de inflexión en el proceso de deterioro sistemático que viene sufriendo nuestra industria petrolera desde 2002, año en el que el comandante intergaláctico cometió el genocidio laboral de botar con un pito en cadena nacional a 20 mil trabajadores de PDVSA, lo cual condenó a nuestra industria petrolera al fracaso, poniéndose en lo sucesivo la ideología política y la fidelidad partidista por encima de la meritocracia.
Cabe destacar -confrontando aquí a quienes minimizan este hecho y se escudan en supuestos precedentes- que todas las anteriores compras de crudo que Venezuela ha hecho en el exterior, han sido para llevar petróleo directamente a nuestras refinerías foráneas o para hacer triangulaciones con otras empresas y cumplir compromisos comerciales, pero jamás había sido importado petróleo para uso o consumo interno. Además, todo indica que esta importación se repetirá.
Ahora bien, vayamos a la data que desmonta todo el argumento de que la causa es un aumento en la producción de la faja que exige a su vez mayores cantidades de crudo liviano o nafta a ser usadas como diluentes, y que, dado que todo el crudo liviano nacional está ya comprometido, por un lado, y que la nafta importada es muy cara, por el otro, pues la mejor opción era importar crudo liviano. En realidad, la causa de la importación, como hemos dicho, es una brutal baja en nuestra producción interna, que genera a su vez insuficiencias. Veamos:
Según datos oficiales contenidos en los propios “Informes de Gestión” de PDVSA y la “Memoria y Cuenta” que presenta el Ministro del ramo ante la AN (lo cual indica que la situación es aún peor), la producción de crudo liviano para 2001 fue de 1.135.000 barriles diarios (b/d), para 2009 ya había declinado a 578.000 b/d (el 50%), y para el 2013 se ubicó en apenas 469.000 b/d (40% de lo producido en 2001). De igual forma, el sector representado por “naftas y gasolinas” exhibía para 2001 una producción de 1.006.000 barriles diarios, y para el año pasado había ya descendido a la paupérrima cifra de 378 mil barriles, lo cual representa apenas un tercio de lo producido en 2001. Estas cifras cantan más claro que 100 gallos juntos al amanecer.
Para mitigar las advertencias sobre el evidente deterioro de PDVSA, algunos voceros oficialistas se jactan de que ésta es la empresa del ramo más sólida a nivel mundial porque cuenta con las mayores reservas de petróleo del planeta. No obstante, ante la lamentable realidad que vivimos habría que preguntarse: ¿de qué sirve tener 300 mil millones de barriles en reserva, de los cuales 40 mil son de liviano, si tenemos que importar este último tipo de crudo para explotar nuestro petróleo pesado, y ya no somos capaces de producir tampoco suficiente nafta? Si alguien tenía duda si pagaríamos algún día el precio de tanta irresponsabilidad y mediocridad, pues con esto queda disipada. Lo estamos pagando caro.

Cipriano Heredia S.
cipriano.heredia@gmail.com 
@CiprianoHeredia

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