martes, 21 de octubre de 2014

CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ, EL INNOMBRABLE ENEMIGO DEL QUIJOTE

Todavía es difícil recuperarse de las gaffes de los aprendices de brujo que aún meten sus narices

Las semidictaduras o semidemocracias, son autoritarismos de tipo específico, con origen electoral, surgidos en la posmodernidad, distintos a las dictaduras tradicionales o declaradas y un reto a la inteligencia política. Evo Morales apeló a una reelección inconstitucional porque la no-Constitución y el Poder Judicial están en sus manos, gracias a la "constituyente". Primer grado de dificultad. Pero además de eso con una dirección opositora de lo más incompetente que se conoce, incapaz de unirse y constantemente equivocada casi en todo, pierde el favor popular por paliza. Segundo grado de dificultad. El autoritarismo híbrido mantiene determinados elementos democráticos que presenta ante la comunidad internacional para no ponérsela tan difícil a sus socios en el contexto de la globalización de los Derechos Humanos.

La práctica indica que la esencia, la piedra angular de la lucha dentro de tales entornos semidictatoriales se orienta a impedir que barran esos elementos democráticos adulterados y culminen así la cubanización. Buscar el poder en un régimen de libertad, es una actividad normal bajo el Estado de Derecho, como Venezuela en largas décadas. La democracia suele ser gris, poco épica, mediocre, y con frecuencia políticos, empresarios, figuras de opinión pública, intelectuales, asqueados por los defectos de la realidad, montan Rocinante en pos de emociones y hombres fuertes. Luego se viven dramáticamente el dolor y la oscuridad del autoritarismo y la lucha contra él. En su época las dictaduras tradicionales las enfrentaron hombres y mujeres valientes dispuestos al sacrificio como conoce la larga historia de violencia institucional en Latinoamérica.

El noveno círculo

Pero el último círculo del infierno es el poder totalitario, extremo monstruoso, la peor pesadilla (maoísmo, nacionalsocialismo o stalinismo) que pervive en Cuba y Norcorea, y quienes lo confrontan pertenecen a un nivel de semidioses, héroes prometeicos. Las dictaduras tradicionales tenían resquicios porque coexistían con poderes externos e internos (Iglesia, empresarios, embajadas), pero la particularidad del totalitarismo es que se declara enemigo a destrucción de todo lo que explícitamente no sea cómplice. En el plano interno es el terrorismo de Estado. Los disidentes chinos desafiaban a Mao que los hacía enterrar vivos y asar también vivos en hornos de panadería. La dinastía norcoreana mantiene 500 mil presos en calabozos de 2 por 2. La amplia literatura sobre el heroísmo antitotalitario, Solzhenitsyn, Siniavsky, Liu Chiabo, Grossman, Ju Jie, Fucik, Havel, narra el heroísmo sin esperanza de personalidades sobrehumanas que morían para dejar su testimonio de que el Hombre existe.

Cuenta Nien Cheng en Vivir y morir en Shangai que estuvo seis años y medio torturada en una ergástula maoísta llena de ratas y cuando la declararon inocente, exigió para salir que el gobierno le diera disculpas públicas. La sacaron por las greñas. Las Damas de Blanco se la juegan por elementales derechos, comenzando la vida, contra la tortura o por condiciones carcelarias simplemente humanas. Pero en las semidemocracias posmo, terrenos pantanosos, sinuosos, arteros, los políticos que arriesgan su vida familiar, su tranquilidad deben aprender a luchar, sobrevivir y no inmolarse, al tiempo que conquistar y profundizar la presencia en cuerpos representativos, poner el pie en la puerta para que el totalitarismo no pueda terminar de cerrarla. Ir al Congreso, a los organismos electorales y judiciales, las alcaldías y demás instancias de participación precaria, en desigualdad de condiciones y ventajismo.

Aprendices de brujo

La ingenuidad denigra los que combaten peligrosamente en ese terreno minado, con la infantil idea de que no debe actuarse a menos que existan condiciones justas, estilo Noruega, en una situación que se combate precisamente por aberrante. Esos "críticos" tienen mucha responsabilidad de que tales esquemas se estabilicen, cuando dejan de votar o desacreditan a quienes dan la cara. Una pifia dramática cometida en la lucha reciente y que se pagará por demasiado tiempo, fue dejar el terreno libre en 2005. Con partidos destruidos, figuras de medios y poderes fácticos fungían como líderes y forzaron el retiro de la Asamblea Nacional, exactamente lo que necesitaban para adulterar todo el sistema legal.

Todavía hoy es difícil recuperarse de las gaffes de los aprendices de brujo, que impertérritos aún meten sus narices. Francis Fukuyama analizaba en un reciente trabajo el grave error de emprender acciones de masas que desgastan los movimientos disidentes y pueden ayudar los planes contrarios.

Ahora de nuevo por ingenuidad algunos sectores reaccionan contra los líderes por la participación en el quebradizo juego institucional, denigran de quienes se arriesgan, y así abonan la voluntad de poder total. Al re- vés de lo que piensan algunos, el va- lor de cada representante electo crece mientras más abusivas y sucias sean las circunstancias. Lamentablemente en vez de la necesaria concentración en las elecciones de 2015, hay que seguir discutiendo insensateces, que parecen obra de aquel caótico enemigo de Don Quijote, el gigante Caraculiambro.

Carlos Raul Hernandez
carlosraulhernandez@gmail.com
@carlosraulher

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