Numerosos comunicadores y actores políticos vienen siendo víctimas
de hackeadores delincuentes que violan y se apropian de las cuentas de correos
electrónicos y de los accesos personales a redes sociales como Twitter y
Facebook. Un flaco servicio le prestaríamos a nuestro país quienes hemos
experimentado las consecuencias de estos fraudes si nos quedáramos en los
relatos anecdóticos sobre las molestias que ello nos ha ocasionado y las
alertas a nuestros colegas, amigos y familiares para que algo similar no les
ocurra.
MATAR A TWITTER |
Lo que los delincuentes informáticos buscan con estos
amedrentamientos a quienes ejercemos activamente oposición al Gobierno no es
sólo desactivar, a través del temor, a quienes son marcadores de opinión en el
país. Ese es un objetivo primario, sin duda: el de provocar una autocensura de
los que adversan los desmanes del Gobierno actual. Ante la posibilidad de que
se repitan actos de amenaza, de suplantación de identidad, de captura de información
personal y confidencial, es humano que se piense dos veces antes de emitir
opiniones que contradigan la poderosísima e inescrupulosa “revolución” en
tiempo electoral. Pero la motivación de los políticos y comunicadores de la
oposición es más fuerte que la amenaza.
Poco importa si quienes perpetran estos actos de violación de la
privacidad son individuos espontáneos que le rinden beneficio al Gobierno o si
se trata del Gobierno mismo que tiene a su servicio una red de hackeadores
entrenados y dedicados al amedrentamiento criminal. Ambos son igualmente
delincuentes si atentan contra el sagrado derecho a la libertad de expresión, y
es bueno recordar que las transgresiones a estas libertades fundamentales son
delitos que, en las cortes internacionales, no prescriben.
Pero es que el tema del hackeo va mucho más lejos que eso. La
suplantación de identidad en las redes sociales, una de las expresiones de
intervención más comunes en Venezuela, lo que busca como fin último no es otra
cosa que desactivar herramientas como Twitter y Facebook como instrumentos
útiles de comunicación entre los particulares disidentes de gobiernos
totalitarios y contra las cuales estos pueden poco. Una sola mirada al poderoso
impacto que éstas han tenido en los movimientos rebeldes libertarios en algunos
países árabes, en iniciativas como la de los “indignados” a escala planetaria,
así como dentro de las revueltas contra el tirano Ahmadinejad en Irán, dejan
claramente ver la eficiencia que éstas pueden alcanzar como expresión de la
disidencia. Ello explica que Twitter y Facebook se hayan convertido en un
objetivo revolucionario a destruir o a inutilizar a través de la acción
criminal de los hackeadores de franela roja.
¿Cuál sería reportero24.com a la que debemos seguir si ella tiene
15 direcciones diferentes en Twitter de las cuales 14 son fraudulentas?
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo
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