sábado, 25 de octubre de 2014

AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ, ¿HAY PAZ AQUÍ?

El  grito de Odreman el 07/10/14 desde Quinta Crespo anunciando la muerte que ve venir y señalando sus culpables es algo que obliga a reflexionar sobre el cuadro de violencia que padecemos y que no sabemos a cuáles  extremos nos pueda llevar.

Una  situación  general de encono y enfrentamiento generalizado que lleva a preguntas claves: ¿Cómo es eso  que aquí todo el mundo es amante de la paz?  La revolución se declara pacífica aunque fuertemente armada. La oposición oficial es pacífica, constitucional y electoral. Sin embargo, parte de la misma ha hecho  incursiones en  la fuerza-coacción-violencia. Pero nadie declara asumir la violencia como política. ¿Entonces aquí  todo es paz, tranquilidad y sosiego?

Lamentablemente eso no ha existido, por lo menos en lo que se tiene como período de la propiedad o “de lo mío y lo tuyo” en la historia de lo que se conoce como humanidad. No es posible afirmar que desde siempre el hombre estuvo apegado a la propiedad sobre las cosas y a vivir sólo para defenderlas.

Son muchos los siglos en los cuales lo existente es de todos los hombres. Convivencia solidaria y hermandad. Una sociedad que no está regida por la propiedad, la explotación o la desigualdad. Es la comunidad originaria, que nada tiene que ver con comunismo, y que  trasluce satisfacción y alegría.

Pero el proceso de acumulación lleva a la propiedad y a implantar  la lucha de clases y la violencia como “la gran partera” de los cambios sociales. El período originario da paso al violento. Desde entonces prevalece la acción de tomar, someter, vencer y abatir. Todo está controlado por la violencia.

La invasión, como la que se acomete desde 1492  en este continente,  expresa  la violencia del agresor y el agredido. El historiador Ángel R Lombardi Boscán, señala que no es posible objetar la tesis de los No Descubiertos  que pusimos a andar en los 80. Pero dice que ABM  soslaya “que la violencia hispánica se superpone a otra violencia indígena, tan despreciable como la otra.” Las maquinarias violentas no se superponen, se enfrentan y triunfa la de mayor capacidad de matar.

Por eso llevamos 522 años en una mentirosa prédica de paz, que esconde una permanente y destructora violencia, que hoy  preludia tiempos aún más duros y difíciles. Sancho, esta desgracia-violencia-revolución apenas comienza!

Agustin Blanco Muñoz
abm333@gmail.com
@ablancomunoz


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