Según la propaganda madurista el discurso del
ilegítimo en la Asamblea General de las Naciones Unidas fue una pieza magistral
de oratoria y una contribución a los esfuerzos por mejorar el funcionamiento de
la Organización.
Lo cierto es que no fue sino una más de
tantas peroratas intrascendentes que con frecuencia se escuchan durante el
debate general de la Asamblea.
Trató
de convencer a la audiencia de que aquí vivimos en paz y armonía. Da vergüenza
reconocer que muchos de los países que antes llamaban bananeros por su entonces
dependencia de las exportaciones de bananos a los Estados Unidos, hoy día se encuentran en mejores condiciones que el
nuestro. Sus habitantes gozan de un nivel de vida superior al nuestro, sin las
penurias, sin el desabastecimiento, sin las colas, sin la inseguridad en la
cual vivimos los venezolanos por obra del régimen colonial cubano que nos ha
sido impuesto. Incluso Ecuador, que se alinea en la categoría de seguidores del
chavismo, tiene un presidente totalitario-populista y forma parte de la ALBA,
está mucho mejor que Venezuela. Esa es una realidad que no se puede ocultar con
las sandeces y mentiras que ofreció en su discurso.
Antes de viajar a Nueva York ilegitimo
anunció que llevaba a las Naciones Unidas “la voz” de su fallecido tutor
predecesor. En realidad no fue solo la voz sino también su retórica que todavía
nos siguen martillando día a día.
Veamos algunos de las estolideces que se
escucharon en esa ocasión:
“Hace falta una refundación democrática y
profunda del sistema de las Naciones Unidas”
Esta cuestión está en la Agenda de la
Organización desde hace mucho tiempo. La
última intervención que pronuncié en las Naciones Unidas antes de dar por
terminada mi misión como Representante Permanente de Venezuela en 1994 fue
precisamente sobre ese tema.
No se ha podido avanzar en esa materia porque
las ambiciones, las posiciones y los intereses de los países son muy diversos y
contrapuestos. Comenzando con la cuestión de la ampliación del Consejo de
Seguridad supuestamente para hacerlo más democrático. Se dice que hay que
acabar con el privilegio que otorga la condición de miembro de ese órgano, hoy
compuesto de 15 miembros, 5 permanentes y 10 no permanentes. ¿Acaso aumentar el
número de “privilegiados” lo vuelve más democrático? Otra cuestión es la del veto que tienen los 5
miembros permanentes. ¿Si se aumenta el número de miembros permanentes los
nuevos integrantes gozarán también del derecho al veto? ¿Acaso el aumento del
número de miembros permanentes es un paso hacia la democratización? Además, ¿cómo se escogerían lo nuevos
permanentes? ¿Por su tamaño? ¿Por su peso económico? ¿Por su influencia? Ya hay
países que se han autopostulado para nuevo miembro permanente. En nuestra
región el aspirante es Brasil, ¿con qué derecho? No hay que olvidar que la
actual condición de miembro permanente tiene un origen histórico: son los cinco
países vencedores en la segunda guerra mundial. La China actual no era uno de
ellos pero logró desbancar a la China nacionalista.
En mi opinión es mejor dejar las cosas como
están antes que correr la misma suerte de la Sociedad de Naciones.
El ilegítimo cae en una contradicción cuando
dice que hay que refundar a las UN y simultáneamente afirma: “Nosotros
reivindicamos la vigencia de las Naciones Unidas por encima de cualquier
crítica que se le pueda hacer”.
Según él hay que procurar “Una Secretaría
General que nos represente a todos, que sepa escuchar a todos y busque fórmulas
de paz y de solución de conflictos en el mundo” Esto es nada menos que un
desconocimiento de la realidad y del papel del Secretario General. Para
comenzar ignora que precisamente, en aplicación de los criterios democráticos y
de la distribución geográfica equilibrada, el cargo de Secretario General se
rota entre las regiones que integran la membresía de la Organización. Además,
es un insulto a Ban ki Mun quien con toda seguridad estaba presente en ese
momento y a todas las personalidades mundiales que han desempeñado ese cargo.
Dijo también que la Carta de las Naciones
Unidas “se ha convertido en un instrumento violado de forma permanente”. Ese
señor tiene la desvergüenza de hablar de violación de la Carta de las UN y
soslaya la realidad venezolana donde el régimen castro-chavo-madurista ha
violado la Constitución Nacional por todos lados, incluso antes de nacer porque
antes de que fuera promulgada ya habían abusado de ella.
El ilegítimo “se llenó la boca” asegurando
Venezuela ha cumplido plenamente los objetivos del milenio. Esa afirmación no
se la cree ni él mismo. Veamos: ¿Ha sido erradicada la pobreza y el hambre en
nuestro país? ¿Se ha logrado la enseñanza primaria universal, cuando lo que se
pretende es imponer una enseñanza primaria ideologizada, dedicada a lavar el
cerebro de los niños y convertirlos en zombis o robots del régimen comunista
que se pretende imponernos? ¿Es acaso el régimen chavo-madurista el que ha
promovido la igualdad de género y la autonomía de la mujer? ¿Acaso eso no fue
un logro de la Venezuela democrática? ¿Se ha logrado erradicar el sida, el
paludismo y otras enfermedades? ¿Acaso no han resurgido enfermedades como la
malaria, la leishmaniasis, el dengue, la lechina, el sarampión y tantas otras
que habían sido ya erradicadas? ¿Y las nuevas epidemias que han aparecido, como
la chicungunya y la extraña peste del estado Aragua que han cobrado numerosas
vidas?
Mientras esto sucede anunció que donaría 500
millones de dólares para el combate de la Ébola cuando aquí mueren de mengua persona por falta de
atención médica, por las ruinosas condiciones de los hospitales y por la falta
de medicamentos. No tengo nada contra la generosidad hacia países y regiones
que sufren, pero antes de regalar dinero resuelve los problemas de tu país.
Curiosamente en su discurso el ilegítimo no
mencionó la aspiración venezolana de
incorporarse como miembro del Consejo de
Seguridad. ¿Fue una omisión involuntaria
o deliberada para no suscitar preocupación por lo que será la actuación de
nuestro país cuando se traten problemas como el de Gaza, la guerra civil en
Siria, el yijadismo, la situación en Ucrania y otros, acerca de los cuales ya
se ha pronunciado contrariando la voluntad de las Naciones Unidas de
resolverlos por la vía pacífica y la opinión de la gran mayoría de los
venezolanos.
He sido activo militante del rechazo del
ingreso del régimen en el CS. Comparto la opinión de muchos los analistas que
sostienen que en las condiciones actuales Venezuela no merece un asiento en el
Consejo de Seguridad. Ojala el vacío que se apreció en la sala de la Asamblea
las dos veces que intervino el ilegítimo sea un presagio de lo que pudiera ser
el resultado de la votación cuando se proceda a la elección de los nuevos
miembros no permanentes del CS. Puede parecer un deseo ilusorio, un “wishful
thinking”, pero la esperanza es lo último que se pierde.
Adolfo R. Taylhardat
adolfotaylhardat@gmail.com
@taylhardat
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