Con
la grave crisis económica que vivimos y la falta de un liderazgo nacional
sólido, los venezolanos hemos dejado en segundo plano un problema que padecemos
día a día con mayor gravedad: La inseguridad.
En
las últimas semanas hemos visto lamentables sucesos ocurridos en restaurantes y
hoteles de la ciudad Capital. La inseguridad ya no respeta lugar, credo,
filiación política, ni clase social.
Todos
los días el hampa gana terreno frente a supuestos planes “maravillosos e
innovadores” que implementa el gobierno nacional, regional y municipal, queriendo hacer ver y vender que los índices
de inseguridad en el país han descendido, mientras que el acontecer y vivencias
diarias refleja todo lo contrario.
Homicidios,
secuestros y robos ocurren por doquier; la impunidad va de la mano con la
delincuencia e inseguridad que se palpa en el país. La tranquilidad y seguridad
no existe para nuestro pueblo, ningún venezolano está exento de este flagelo,
en donde salimos de nuestras casas sin saber si regresaremos, en donde la
angustia es colectiva, sin saber cuándo el azar nos atraviese en el camino de
sujetos inescrupulosos que se benefician de nuestro esfuerzo por obtener lo más
mínimo material y lo más valioso que es la vida.
Esta
semana una vecina de Los Ruices, municipio Sucre, estado Miranda, fue una de
las conocidas infortunadas que pasó un mal rato junto a familiares y su pequeño
hijo de tan sólo seis meses. Llegaba a su apartamento ubicado en un piso 17,
cuando dos antisociales salieron de las escaleras de emergencia con armas de
fuego y bajo amenaza de muerte, ingresaron a su vivienda, la maniataron,
golpearon y despojaron de varias de sus pertenencias.
Es
lamentable que solamente en Caracas hayan asesinado -hasta la fecha- a 81
funcionarios policiales, lo que representa que cada 3 días muere un policía a
manos del hampa. Donde mensualmente matan en promedio a 408 personas, donde a
pesar de las miles aristas que presenta Patria Segura, el problema sigue más
latente que nunca.
Por
ello me permito hacer algunas sugerencias con respecto a este problema,
comenzando por la medida más sencilla e inmediata: Regular horario y canal de
circulación a los motorizados. Esto tendría un impacto inmediato en la
reducción del 80% de los robos a mano armada.
Otro
punto -el cual considero el más importante- tiene que ver con que los crímenes
no queden impunes; ya que éste ha sido el perfecto caldo de cultivo para el avance
de la violencia, pero para ello se requiere de voluntad política. Hoy en día
los niveles de impunidad alcanzan hasta un 97% en homicidios y tienen que ver
básicamente con que el sistema policial y judicial colapsó. Para ello
necesitamos una Fiscalía y un Ministerio Público despartidizados.
En
relación con los operativos relámpagos, sugiero que los mismos tienen que ser
generales, sin previo aviso y en todo el país de manera simultánea; esto, sin
duda alguna, no les permitiría a los delincuentes enconcharse, trasladarse o
mudarse de un sitio a otro.
Por
último propongo la creación de Policías Municipales en los dos tercios de los
municipios del país que no existen, por supuesto que esto requiere recursos y
tiempo para la formación, pero es otra medida necesaria -entre otras cosas- por
ser las que están más cercanas a los ciudadanos a través de su labor
preventiva.
Omar
Avila
oavila1973@gmail.com
@omaravila2010
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