FRANCO D`ORAZIO P., ESCOCIA… ¿SEGUIRÁ SIENDO BRITÁNICA?, HECHOS & OPINIONES

Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema…Winston Churchill

En estos momentos, en Escocia se cuentan los votos de una población que acudió vacilante ante las urnas separatistas en busca una supuesta identidad nacional a todas luces innecesaria, que más que otorgarles la autonomía vital les complicará la existencia a las generaciones por venir.

Desde el siglo XVI se presentaron los primeras desencuentros monárquicos, bajo el periodo de James Stuart (1566-1625), hijo de la Reina Mary de Escocia (1542-1587). Él fue rey de Escocia bajo el nombre de James VI a partir de 1567 y luego, en 1603 lo sería también de Inglaterra como James I, a la muerte de la última soberana de la casa Tudor, Elizabeth I (1533-1603)… y al asumir ambos reinados, James daría inició a la monarquía de los Estuardo (Stuart) en territorios de la Gran Bretaña, que junto a Inglaterra formaban Gales y Escocia. La Abadía de Westminster atesora celosamente algunos recuerdos de esas desavenencias.

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Mapa de Escocia como una separata del Reino Unido, con sus 75 mil km2 y 5,2 millones de personas dispersas en unas 790 Islas.

Así las cosas, desde el año 1707 con la firma del tratado Union Act, Escocia pasó a formar parte integral del otrora Imperio británico, glorioso, rico e inmenso, que supo integrar sus posesiones en todos los continentes desde las áreas norteamericanas y caribeñas hasta las costas africanas, del cercano y lejano Oriente hasta Australia… y más allá.

El actual Reino Unido incluye además a Irlanda del Norte, que desde un principio conformó la Commonwealth –o mancomunidad británica– que abarcó medio centenar de países que integraron ese Imperio hasta mediados del siglo pasado y que hoy día, se han reducido a dieciséis Estados soberanos liderados por la misma figura monárquica.

A finales del milenio pasado, Gran Bretaña supo lidiar políticamente con las corrientes independentistas regionales que alumbraron grandes naciones y ricas regiones, como Sudáfrica, India, Canadá, Irlanda, Australia y Hong Kong, entre otras, al tiempo que participaba en ambas guerras mundiales constituyéndose en uno de los árbitros fundamentales de la humanidad, con peso específico, de la mano de estadistas como Winston Churchill y al amparo de la Corona más antigua del mundo, que aún sigue representando estados importantes ya independizados políticamente de la tierra madre.

Pero bajo el mandato actual de la antítesis política –e intelectual– que la ha caracterizado en el tiempo, el Reino Unido afronta problemas socio políticos indiscutibles y de allí las recientes expresiones nacionalistas regionales, que a falta de mayores grados de libertad internos han preferido saltar sobre el acantilado para buscar otros horizontes.

Los escoceses sin dudas escogieron el camino institucional más tortuoso para negociar mayores cuotas de poder, al plantear la disolución nacional. Hoy por hoy la Gran Bretaña es la sexta economía global, con un PIB de 2,5 billones de US$ y una vez materializada esa separación, caerá algún peldaño en el ranking mundial sin mayores consecuencias pero Escocia, con sus 140 millardos de US$ anuales (cerca del puesto sesenta) y el billón y medio de deuda externa que acuña, no será mucho más lo que gane con este ensayo.

Ambos pagarán la afrenta de no haber acordado políticamente un destino común, más práctico, digerible y soportable, pues lo que les espera después de tres siglos de unión matrimonial es un divorcio preocupante, carísimo en lo político y social, y costosísimo en lo económico e institucional… pues piensan formular una nueva república cuyo futuro gobierno sería de tipo representativo, democráticamente hablando, con un parlamento bicameral independiente pero bajo la misma Corona a solicitud del pueblo, según las encuestas más recientes; tal vez tengan que adherirse a una moneda internacional porque la libra esterlina (£) no se integró a la comunidad europea y el Bank of England no se responsabiliza por ella en manos de terceros, que no tengan acuerdos políticos unitarios con su poder central… y lo más probable es que los escoceses tampoco serán comunitarios porque ni Gran Bretaña lo permitirá ni la UE acepta fraccionalismos. Entonces todo ello los conduce a un oscuro callejón con pocas opciones de salidas.

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Mapa petrolero del Mar del Norte.

Sin dudas tendrán conque vivir, pero la explotación petrolera y gasífera de su porción territorial del Mar del Norte está en manos de gigantes como BP (inglesa) y Shell (anglo-holandesa), fundamentalmente, y otra pequeña parte la explota Statoil (noruega), con quienes deberán negociar nuevos términos comerciales y a estas alturas, sólo aspirarían endosarse algunos impuestos que hoy día van a manos británicas quienes por añadidura, son los dueños mayoritarios de esas empresas. Por eso estimamos que esas riquezas seguirán en las mismas manos y bajo términos similares.

Pero esas reservas petrolíferas off shore le deben quitar el sueño a más de un europeo, a los británicos perderla y a los demás por ganarlas… pues esos reservorios de crudo y gas de Escocia junto con la infraestructura gasífera de Ucrania, también bajo movimientos segregacionistas similares, tienen a los rusos cavilando y a los alemanes soñando; y esas realidades influirán, sin lugar a dudas, en las decisiones que la Unión Europea deberá tomar en los meses por venir de cara al consumo energético estimado para las próximas décadas.

El costo político de estos comicios es penalizante y David Cameron lo sabrá más temprano que tarde; aunque el precio que pagará la sociedad, gane quien gane (posiblemente el No, en proporción 52 a 48), aún está por verse pues ya la semilla separatista está formalmente sembrada y los sentimientos encontrados que han aflorado en países con iguales problemas como España, Italia, Bélgica, Bulgaria, Francia y Rusia, entre otros, aguardan expectantes por la digestión de esos resultados electorales, sean cuales fueran… así que dentro de poco veremos lo que le va a ocurrir a la mano que se atrevió a lanzar esta primera piedra.

Franco DOrazio

fdoraziopessia@gmail.com

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