lunes, 15 de septiembre de 2014

CARLOTA SALAZAR CALDERÓN, HEGEMONÍA O DOMINACIÓN

Escucho a personalidades de la política que este gobierno (chavismo) pretende el control hegemónico de la sociedad. Ahora me pregunto es ¿hegemonía o dominación? Por ello quise colocar el concepto de hegemonía en su justa dimensión gramsciana.  

Para Gramsci el Estado debe ser el elemento equilibrador de los diversos intereses en lucha, entre la sociedad política y sociedad civil, hasta lograr la absorción de la una en la otra. En el marco de un sistema político que fortalezca instituciones intermedias, entre la gente y el poder – que en la modernidad Gramsci hace descansar en los partidos políticos –.   Según esta definición hegemonía es unidad ¡sí! es correcto, el Estado tiene como fin: “lograr el control hegemónico de la sociedad”, pero en el marco del consenso democrático.

En cambio “dominación”, expresa la dependencia común a un centro de poder,  según García Pelayo: “…actúa como único sujeto dominante del orden, el cual se desarrolla mediante una serie continúa de relaciones asimétricas de poder, en las cuales cada uno de los términos (salvo el último de la serie) ordena y fiscaliza al siguiente o inferior y (salvo el primero de la serie) es ordenado y fiscalizado por el superior). Un orden basado en el imperium, en la relación de mando y obediencia, tiene que ser necesariamente monocéntrico, pues ha de excluir la posibilidad de poner a alguien en situación de obedecer a dos mandos contradictorios…”. 
¿De qué hablábamos? En tiempos de monarquía: súbditos; durante el feudalismo: vasallaje; en tiempos de producción y desarrollo industrial: lumpen proletario; en tiempos de democracia representativa liberal: ciudadano. Ahora en tiempos de democracia directa, participativa: sociedad y colectivo. Esta evolución gracias a las luchas que el hombre ha librado en la reivindicación progresiva de sus derechos.
 La “hegemonía”  se logra en esa simbiosis Sociedad – Estado, que permite la conformación de esa comunidad política en el logro de objetivos y metas comunes, para el beneficio del colectivo. En cambio, “dominación” se materializa cuando grupos de poder imponen su modelo político a la sociedad, a través del miedo, la intimidación, en un discurso antagónico: estás conmigo o contra mí, poder y recompensa, gratificación por lealtad absoluta.  En el control del sistema productivo, de la memoria histórica, del sistema cultural y de la sociedad a través de la toma de sus organizaciones.
Como se ve existe un abismo entre los dos conceptos.  En otros tiempos la forma de controlar la sociedad era la dominación, los vasallos podían cultivar sus tierras al pagar impuestos exorbitantes al jefe feudal y además rendir pleitesía, en la más degradante humillación contra el ser humano. Ahora en pleno siglo XXI en tiempos de democracia participativa, es decir, del ciudadano, con derechos y deberes, se trata de inclusión, diversidad, pluralidad, igualdad y reconocimiento. Ahora bien, ¿Cómo logra el Estado intermediar para que en el seno la sociedad – donde está el poder real – se amalgamen esos objetivos comunes? ¿Para qué ese poder de hecho se traduzca en paz y progreso? Definitivamente es en la construcción de concesos, en la dialéctica, más, no en la imposición. 
Carlota Salazar Calderón
carlotasc@gmail.com
@carlotasalazar

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.