lunes, 8 de septiembre de 2014

ARNOLDO JOSÉ GABALDON, RASGOS SIMILARES DE UN MODELO, CON LA MANO EN EL PECHO

He sostenido que para nuestra transición hacia la democracia, es conveniente analizar lo ocurrido durante los años 80 del siglo pasado, en los seis satélites comunistas de la Europa Oriental que se liberaron del dominio soviético  en 1989 (La Transición, Tal Cual 21/06/14). Abundantes son las similaridades del modelo marxista ensayado en dichos países, con la revolución bolivariana. Es el más parecido al que se trata de instalar aquí, con sus diferencias obvias de carácter histórico y cultural.  

Son rasgos que se repiten en ellos insistentemente y que por su grotesca crudeza resultan inconfundibles.  Valiosas pueden ser las lecciones que se derivan del análisis de los procesos que condujeron a la vuelta a la democracia de dichos países. ¿A que rasgos nos referimos?

Estados totalitarios que irrespetaban los derechos humanos y  empleaban sistemáticamente todo tipo de métodos represivos contra la sociedad civil en general. “El comunismo no solo niega la libertad, te hiere en tu dignidad” (*). En Polonia, cuando estallaron los conflictos sindicales en las zonas de astilleros, todas fueron ocupadas por la milicia (milicja), nueva fuerza civil creada por el gobierno socialista, habiendo correspondido a sus cuerpos motorizados la represión mas intensa.

En Checoslovaquia, el cronista nos dice: “La mayor parte de la sociedad, la gente mas despierta e inteligente, fue arrojada al puesto mas bajo. Los hombres peores, los ignorantes y serviles son la nueva clase dirigente. La depuración en masa en los periódicos, en la universidad, en la administración publica, en las artes y en la profesiones, ha trastornado la pirámide social y aniquilado las conciencias”.

El empeño de engañar y torcer la realidad a través de la hegemonía comunicacional y la copiosa propaganda, es otra de las facetas del régimen. “Fue el triunfo de la mentira como estilo de vida”. Cualquier protesta popular era denunciada por la agencia soviética Tass, como “contrarrevolución instigada por occidente”. Solo existían medios de comunicación social  sometidos a  autocensura, y el secretismo mas extremo era un estilo que dominaba todos los asuntos públicos.

Fueron regimenes  policiales donde los servicios de espionaje estaban masificados. La Stasi en Alemania Oriental, constituyò por ejemplo, la organización de espionaje con mayor densidad de agentes por cien habitantes de cualquier  país del mundo.

La política económica endeudaba pesadamente a las generaciones futuras, no generaba crecimiento y causaba  inflación permanente.  Por ende la pobreza continuó expandiéndose.

El mercado socialista se caracterizaba porque todos los precios estaban controlados, supuestamente para beneficiar al proletariado,  pero en las empresas estadales de escasa productividad por su mediocre gerencia,  solo se generaban productos de baja calidad;  existía racionamiento y escasez permanente de la mayoría de  rubros, quizás con la excepción del vodka.  No hay, “nie ma” en polaco, solían  ser las palabras que mas se oían en los mercados. La escasez de alimentos fue casi total en Rumania y Polonia y menos intensa en Alemania Oriental y Checoslovaquia que tenían las economías mas desarrolladas. Una nota distintiva la constituían  las largas colas en los almacenes para adquirir los bienes básicos. Se estableció entonces la figura del jefe de cola, para ordenar a los parroquianos. En estos regimenes las colas además de instituciones permanentes, constituyen “un instrumento de poder para mantener a los ciudadanos en un estado de sometimiento psicológico y desmoralización constante.”

Dentro de ese estado de cosas la corrupción afloraba indeteniblemente.  No era posible establecer tal número de controles, sin que al final prevaleciera una corrupción generalizada dentro de la cual no hay trámite posible, sin la ayuda de la correspondiente coima. El mercado negro de dólares era rampante en todos los países inclusive en la Unión Soviética. Llegar a adquirir un vehiculo o una vivienda decente, después de muchos años requería pasar por numerosos peajes.

Las situaciones comentadas, son las que se viven cotidianamente en Venezuela en la actualidad. No constituyen meras coincidencias, ni son obras de la casualidad. Son el resultado comprobado del fracaso del sistema comunista que lentamente se ha venido instrumentando en el país desde 1999. Ello no puede sorprendernos. Si alertarnos, que de no tener la suficiente templanza como sociedad para suspender a corto plazo ese nuevo ensayo marxista, el futuro que nos aguarda es muy poco auspicioso.

No obstante, el poder represivo de los gobiernos de los satélites socialistas de Europa Oriental, que los hacían parecer  imbatibles, cayeron sin derramamiento de sangre, ni golpes militares, solo por el coraje y visión de su liderazgo emergente y  la presión incontenible de sus pueblos.

(*) Todas las referencias corresponden a Luigi Geninazzi, La Atlántida Roja, 2014, Ediciones Rialp, Madrid.


Arnoldo Gabaldón 
agabaldon@cantv.net

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.