lunes, 22 de septiembre de 2014

AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ, ¡RAYMA BOTÓ LA BOLA!

Nadie puede negar que Rayma se la comió. Le lanzaron por la goma y le cantó las mañanitas al pitcher, quien no pudo ir más allá de la gran arrechera que cogió cuando le sonaron tremendo cuadrangular, con tres a bordo,  cuenta de tres y dos y par de outs.

Ya ella había hablado en su lenguaje gráfico del profundo y lamentable estado del aparato de salud que la revolución nos proporciona, pero al señalar directa, específica y concretamente que el principal responsable de esta hecatombe es el Comandante Eterno, se desataron las furias y los nuevos dueños rojos-rojitos de la empresa de información y opinión El Universal dieron la orden definitiva de la salida inmediata de la periodista.

Y se publicó la caricatura tenida como gota final, para que los lectores, que aún compran el diario, viesen lo que el alto comando del medio consideró como una grave afrenta a la cual se le debía pasar factura inmediata, como corresponde a una revolución que se hace respetar y que vela porque se mantenga en perfecto crecimiento el culto-adoración al Eterno e Infinito.

Y hubo ‘paciencia’ con la periodista que en los últimos días tomó lo que se denomina como crisis de la salud, que pasa por amenazas o realidad de serias infecciones, como tema de sus exposiciones. Y todo se soportó hasta que se metió con el santuario de la revolución que encabeza el difunto e inmortal Comandante Chávez.

Ahí no era posible vacilar. Había que proceder de inmediato. Insinuar siquiera que el Eterno sólo nos haya traído la línea de lo trágico, la penalidad, el dolor o la muerte, es una acusación muy gruesa de una opositora que no utiliza disfraces, razón por la cual, a pesar de sus dos décadas en el diario y su enorme popularidad, derivada de la alta calidad de su trabajo, era necesario quebrarla rápidamente.

El 30 de julio, cuando el coordinador de la página de opinión informó a un grupo de colaboradores, entre los cuales me encontraba, que estábamos botados del periódico, le remití el correo al jefe de redacción con esta pregunta: ¿Tú apruebas esta medida? Y el amigo se limitó a guardar silencio. En otra ocasión señaló que seguiría  en el medio porque como periodista debía cubrir la fuente. Seguramente se pensaba entonces que el régimen no se iba a atrever a limpiar de manera total lo que es su pertenencia y debe estar, en consecuencia, al servicio  exclusivo de la  revolución.

Y a la hora de la botada de Rayma, Elides J Rojas señala que “el despido es más digno que la renuncia”. Y dice además que “todavía quedan 118 periodistas en El Universal” pero que vienen renuncias masivas en opinión y en redacción.  Caída de lectores y anunciantes. Y concluye: “Pues, nos vamos todos. Y cerrado El Universal”. Es decir,  que muchos renunciarán y otros esperan a contar con una “digna despedida”. Pero  todo terminará con el cierre o muerte del diario.

Este panorama no parece ajustarse a la realidad. La Empresa de información y opinión, ahora en manos de los rojos-rojitos, no bajará  la santa maría ni  se acabará por falta de anunciantes y lectores. La revolución invertirá la renta petrolera que haga falta para aumentar su hegemonía comunicacional y capacidad de manipulación para incidir en la conciencia  colectiva. De allí que tenga montado el operativo de limpieza progresiva de su nueva pantalla,  en defensa de toda la inmundicia revolucionaria. 

El debate que consideramos necesario plantear tiene que ver con el comportamiento de los implicados. ¿Qué es lo correcto en una situación de amenaza de persecución y clima general de incomodidad y control? ¿Renunciar o esperar la despedida? En realidad esto tiene que ver con el temperamento o capacidad de aguante de los actores.

Para Rayma el  final del juego estaba claro. Por eso mantuvo su trabajo de crítica, confrontación y humor, a pesar de saberse con la soga ya puesta en el cuello, pero  no en su conciencia de artista de la rebeldía. Debe haber otros profesionales de la prensa que actúan hoy en dirección parecida a la suya. Otros pudieran estar trabajando “cuidadosa y objetivamente”  sin dar motivos mayores para ser botados. De ellos es posible pensar que de manera consciente o no  participan de la transición que terminará convirtiendo definitivamente al periódico en  rojo-rojito.

El llamado periódico de la oligarquía, la derecha, ahora está en manos y al servicio de la dictadura-revolución socialista del siglo XXI. Andrés Mata, Luís Teófilo Núñez y Luís Teófilo Arismendi en ningún momento les  pudo pasar por la mente que la obra que emprendieron con tanta dedicación, finalmente sería comercializada  sin dar ninguna explicación a los lectores y ciudadanía en general por el heredero Andrés Mata Osorio.

Y a la hora en la cual el régimen prevé la continuación de la caída de su popularidad, en particular de Nicolás Maduro, y que advierte que la legitimación electoral, por la vía de la trampa-fraude CNE-Smarmatic, se hará cada vez más difícil, se verá forzado a lanzarse por la vía del comunalismo que significa el desconocimiento completo  del escaso orden que se mantiene vigente.

Por otra parte, la situación económica no le permite al régimen asegurar todo el apoyo militar-civil requerido para garantizar su estabilidad. Entonces le será necesario promover un inmenso respaldo publicitario para apuntalar el modelo comunal. Y nada de extraño tendría que lo encabezara El Universal, dignamente dirigido por un alto jerarca rojo-rojito o un obsecuente periodista de la entrega y la complicidad.

Y en este momento seguirá siendo significativo el cuadrangular de la caricaturista  que, sin atender a los cálculos, señas, negociaciones, o deslinde de dignidades de nadie, bateó oportuna y eficientemente. Con la Rayma Suprani botada, hemos topado. ¡Qué historia, amigos!

Agustin Blanco Muñoz
@ablancomunoz
abm333@gmail.com

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