Hay situaciones que pasan y dejan una motivación para repetirlas, pero hay otras que pasan y producen un gran malestar, irritación y rechazo, ante tantas injusticias que vivimos cada día por la irresponsabilidad de los que dicen tener todo bajo control.
Recientemente, fue lamentable y triste ver ante las cámaras de televisión de un canal internacional a un artista venezolano de la talla de Yordano, reconocido en el mundo y sollozando porque no consigue las medicinas para el mal que le aqueja. Por encima de todo comprendemos que el momento actual es inevitable, pero debemos propiciar que las circunstancias mejoren a favor del bienestar de cada uno de los venezolanos. No solo es competencia de cada uno, sino de los conductores del país. Cada vez nos hunde más en su fracaso.
Nosotros, los venezolanos, no podemos cuidar nuestra alimentación porque no se consigue nada y si enfermamos producto de la mala alimentación, caemos, como muchos compatriotas, en padecimientos de salud que tampoco pueden ser subsanados por la falta de medicinas ¿Hasta dónde nos quiere llevar? La situación de salud en el país es sumamente alarmante y las voces autorizadas en los hospitales y clínicas se han hecho sentir, declarando la emergencia debido a la total inexistencia de medicamentos. Una infeliz respuesta de la Defensora del Pueblo, sobre esta situación, fue negar que la falta de divisas sea lo que motiva la escasez de medicinas.
No podemos permitir la dirección de la vida política, económica y social, desde la cúpula cubana, la misma que ha dejado suficientes muestras de su pésimo desempeño, pero astutos para arrodillar a sus ciudadanos como lo pretenden hacer en Venezuela. Resulta una estrategia bien programada desde Cuba, marcar directrices en el último viaje que hizo el mandatario a La Habana y dejar claro, a su retorno, que tendremos una tarjeta para la compra racionada de alimentos.
Lo último que dijo el mandatario nacional en una cadena de radio y televisión es que no podía quedarse sin hacer nada, por eso tomo la palabra empeñada en Cuba de reprimir el contrabando, propiciado por las pésimas políticas económicas del régimen, con una tarjeta limitante para la ciudadanía. Suponemos que dio vuelta, rodeado de las fieras que lo observan desde lejos, ruge, planifica, hace estrategia, pero siente que no puede. En la historia de Venezuela, no tuvimos a un mandatario con tanta incompetencia como ahora y una oposición tan complaciente. La improvisación y por ende el desconocimiento, nos conduce al abismo. En algún momento, mandatario, usted debería reaccionar con sabiduría y no continuar en la oscuridad, dejando todo a la deriva.
A todo esto se suma el saber que somos el país más peligroso del planeta, esto también debería ser una gran preocupación para los que ya no pueden conducir al país, por negligencia, falta de humanidad, desorden mental y por si fuera poco, conductas propias de los que no les queda otra opción que saquear lo que queda en el país, despojando de su legítima pertenencia a la carga generacional de Venezuela, a la que también le destrozaron el presente y mutilaron su futuro.
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