El
comportamiento, la nota sobresaliente de quienes hoy ejercen el poder político
en Venezuela es la mentira. Tanto, de igual manera: involucionan aceleradamente
desde el resentimiento hasta la pérdida del más elemental decoro y al ataque
abierto a la estabilidad republicana. Su falta de respeto a los venezolanos, ya
no importa una contradicción, sino una suerte de opinión devaluada de sí
mismos.
La
mentira golpea antes que la verdad. La mentira conmueve más y genera un rechazo
que se va incorporando a la conciencia de cada uno. Siempre deja un saldo
negativo opuesto al prestigio y la eficacia de la verdad. ¿Y qué es la verdad?
Hace dos mil años, Pilatos hizo esa pregunta y no espero la respuesta. Se lavó
las manos, temeroso de quedar bañado por la sangre del justo, desde ya
condenado. Han pasado siglos desde aquellos conmovedores acontecimientos y,
muchos son los que desde entonces también se lavan las manos para no asumir su
parte en los abrumadores procesos de retroceso moral y de envilecimiento.
Hoy
asistimos a una situación política, económica, social y, principalmente ética
de difícil análisis y fijación de prioridades. Es complicadísima la elección
del camino de recuperación y de conductores confiables. Elocuentes antecedentes
muestran la importancia fundamental que debe tener la calidad personal, el
carácter, el autodominio, de quien deba ejercen el poder.
Tenemos un gobierno
que no es justo ni eficaz, que lo descalifican las desmesuras en su gestión, la
hipócrita exhibición de propósitos generosos cuando es ostensible su voracidad
por dominar todo, por su desinterés en asociar la ética con la política, sin
reparar en los medios ni en el cumplimiento del Estado de Derecho.
La mentira
extendida a todas las áreas nos ha convertido en un país de ficción. En el
exterior nadie nos comprende, les
sorprende el deterioro ético, político económico que en estos días deja
a la vista la debilitada personalidad de los que se inclinan, obedientes o
sometidos, por temor a los encumbrados del poder.
Ya
las fantasías actuales en el gobierno van más allá de que existen presuntos
prejuicios de sus opositores para descalificarlo. Las cifras elementales, tanto
las que afectan la economía cuanto el desempleo, pobreza, miseria e inseguridad y la crítica
situación de la salud.
Un crecimiento considerado como insostenible, en los que se da una espiral de deuda, inflación y una crisis de la balanza de pagos, escasez de todo lo que se produce o elabora, desabastecimiento de alimentos; un irreflexivo, enfrentamiento con la industria agricola e industrial y los innumerables desaciertos que se expresan, con cursilería intelectual, como positivos resultados del “modelo” resultan el disfraz de un anodino programa de gobierno ya convertido en escarnio para el pueblo, que esperaba autentica justicia social y tiene hoy un simulacro.
No
cabe duda de que volver a la verdad no deshonra. Por el contrario gana respeto,
recupera confianza, dentro y fuera del gobierno y del país. Es, entonces
oportuno también recordar que la verdad nos hará libres de los dramas pasados
que necesitamos superar. Así lograremos el franco dialogo y la paz entre todos
los venezolanos.
Sixto
Medina
sxmed@hotmail.com
@medinasixto
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