domingo, 17 de agosto de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, LA SAPIENCIA CHAVISTA, MUERA LA ESPECIALIZACION

Dentro del discurso chavista y de las tesis educativas de la izquierda, la especialización en el currículo universitario es un soporte del modelo capitalista y por lo tanto explotador del hombre, constituye la punta de lanza de la política del conocimiento del nuevo colonialismo imperial.
El conocimiento fragmentado y reduccionista que produce la especialización, es, según el chavismo, una manera perversa de robarle a la gente la oportunidad y el derecho de ver el mundo en su totalidad, tal cual es, una persona que no se especializa en nada tiene más oportunidad de ver la vida en todas sus dimensiones, quizás sea la razón por la que un ingeniero eléctrico pueda llegar a ser Ministro de Planificación, o un Teniente del Ejército, con estudios en “artes militares”  presidente de la Asamblea Nacional o un chofer de autobús, especializado en comunismo en Cuba, Presidente.
Esas mini versiones de la realidad promocionadas desde la academia como especializaciones profesionales, afectan todo, hasta la vida cotidiana de las personas, en las fábricas, en el hogar, en la escuela, cada quien se ocupa de un pequeño pedacito del conocimiento, se especializa en sus partes, en cómo operan, en sus productos. 
Un jefe de contabilidad de una empresa no tiene nada que ver con las operaciones de producción, un profesor de química orgánica no tiene ni idea de las nuevas teorías sobre la psicología cognitiva, aún estando en la misma universidad.  Se han  creado unas barreras que separan el conocimiento de manera artificial, según los comunistas, con el propósito expreso de capitalizar (explotar) cada segmento de conocimiento y a su vez, alienar al individuo, creando unos estilos de vidas que esclavizan a la gente al consumismo, según la segmentación del mercado. 
Esta visión socialista bolivariana que trata de ser holística, humanista y con una razón moral totalizante, tiene un propósito, la creación del hombre nuevo, con una visión universal de la vida, lo cual es lamentable, pues tanto su propósito como la forma para lograrlo, no solo es confuso sino que su resultado alcanza justamente lo contrario, la disfuncionalidad de la persona para el trabajo productivo, lo que resulta en hombres y mujeres que solo saben decir: “a mí se me ocurre”. 
El desprecio por las “ciencias duras” y la relevancia de “lo social” es el resultado inmediato, pero igualmente encontramos una repulsión hacia la excelencia, la competitividad, el rendimiento académico por ello, el conocimiento autóctono, ancestral, ese que se adquiere por osmosis, por ser parte de la tierra, de la pertenencia a una tribu, esos saberes mágico-religiosos se haen preeminentes por sobre el conocimiento occidentalizado, que se estructura por disciplinas, es racional, y practica la metodología. 
Para los socialistas, los problemas sobre género, las minorías, las razas, las luchas por la liberación se convierten en factores muy importantes en el panorama cultural, desplazando los conocimientos formales que educan la razón y la lógica, todo lo que tenga que ver con el colectivo se antepone a lo individual haciendo que el historicismo pase a regir la “visión marco” de la vida.
Con esta visión no es de extrañar que tengamos un país quebrado, miserable, maula y corrupto.
La política revolucionaria se posiciona como centro del debate intelectual, todo esto, a costa del buen uso del lenguaje, del civismo, de la ciencia y del republicanismo, otorgándole un sitial de honor a la adoración del líder y el culto al partido.
Debido a que la especialización exige un trabajo intelectual y disciplina, tanto en el pensamiento concreto como en el abstracto, requiere de habilidad experimental y de mucha práctica e investigación, habilidades relacionales y de inferencias, todo lo cual implica un esfuerzo individual, competitivo, basado en dominar lo mejor posible una parcela del saber y con base al mérito.
El socialista cree que en aras de mantener una supuesta “igualdad” (que no se da en ninguna parte en la naturaleza), para no fomentar las diferencias de “clase” entre el pueblo, el desempeño de las escuelas y de los estudiantes debe ser medido bajo una nueva perspectiva, una nivelación equitativa e igualitaria para todos, se acabaron los exámenes y los “raspaos”, en socialismo no hay pruebas ni reprobados, todos saben lo mismo, nadie es mejor que el otro.
La Ley de Educación chavista impone la “integración del pensamiento” por medio de una inter-sectorización, es decir, generalizar el pensamiento, romper con la asignación de materias del currículo tradicional para abarcar “áreas amplias” del conocimiento, en un afán, irrealista, por enfocar  “lo social” bajo cualquier excusa, obligando la aplicación de la botánica, por ejemplo, o las matemáticas en problemas localizados en la comunidad, con una utilidad inmediata para el colectivo, esto de entrada implica, la pérdida del rigor académico en aras de cuentos de camino de cómo lograr el éxito del proceso revolucionario, se trunca la excelencia académica por un vulgar igualitarismo donde todos hablan mucho, pero dicen poco, donde se repiten dogmas y se pierde la capacidad crítica, creativa y de búsqueda de nuevo conocimiento.
La especialidad origina diversidad y multiplicidad, por lo tanto desigualdad, la especialización genera expertos y meritocracia por lo tanto, rendimientos académicos dispares, ingresos desiguales para las personas preparadas frente a un personal no especializado.
El hombre común, al no tener formación alguna, o una deficiente, su área de trabajo está limitada por sus habilidades y compresión, lo que provoca las divisiones sociales provocada por esa odiada discriminación por el conocimiento.
Este nuevo currículo lo que ha provocado es que ciertos colegios y universidades lo que han graduado son analfabetas funcionales, estudiantes que no saben leer, que no tienen idea de matemáticas básicas, los primeros en sufrir un descalabro en su preparación, será el personal docente, el maestro, los profesores tendrían que nivelarse hacia abajo, recibir una preparación general, pobre, muchas veces parcial y llena de imprecisiones para poder llevar a los alumnos esta “nueva capacitación” que se parece más a la magia que a la ciencia.
En el fondo se trata de justificar la ignorancia vía el conocimiento general, e interiorizar la mediocridad y el retraso, el gobierno socialista necesita que “lo social” se convierta en prioridad de la formación, todo conocimiento debe estar dirigido a “sensibilizar” a la persona hacia objetivos colectivistas, que se supone es moralmente superior, de allí la urgencia y la obligatoriedad del socialismo.
Por primera vez en la historia del país, los mediocres ocupan altos puestos en el gobierno y por su ignorancia reciben sueldos propios de altísimos gerentes y profesionales especializados, solo que… cuando abren la boca, rebuznan. 
Los chavistas, aprobaron una Ley de Educación, pisoteando la Constitución y en contra de la voluntad popular,  quieren ocupar el tiempo de los estudiantes y los docentes en hacer política barata, en criticar a los medios de comunicación como forma  de desmontar la falsa conciencia ideológica del capitalismo para imponer el castrochavismo.
Este discurso, esta narrativa socialista del mundo que impregna de ignorancia a los Consejos Comunales y los problemas endógenos de las comunidades a espaldas de la realidad, escuchar por horas a todo tipo de charlatanes que bajo la excusa de que representan a grupos sociales preocupados con temas como la ecología, la cultura o la amistad cubano-venezolana hacen perder miserablemente el tiempo, en prácticas militares de cómo hacer resistencia tipo guerrilla a invasiones del Imperio, a profesores de la UNEFA o a líderes del PSUV mareando a sus acólitos con sesudos análisis sobre el último parte de la guerra de Palestina en contra de Israel.
Lo que los chavistas no se dan cuenta es que para poder integrar conocimientos, lo primero que tiene que existir es justamente, conocimiento, no puedes integrar si las partes no existen, no puedes unificar si no tienes que unir. 
Una de las peores taras del chavismo es hacer creer a los ignorantes que lo pueden todo, que si se es socialista se opera una mágica transformación en la persona, capaz de hacerlo un médico con tres años de estudio, un periodista en dos, un administrador en uno, un militar en seis meses y un diputado a la Asamblea Nacional que no necesita estudios (para ninguna de las carreras se necesitará conocimientos de matemáticas ni de lenguaje), con solo mucha fe en el proceso socialista y un amor incondicional al líder bastará para transformar al mundo.
Solo tenemos que ver nuestra actual crisis económica ¿Quiénes la están manejando? Lo más seguro es que los economistas brillen por su ausencia, probablemente haya matemáticos, ingenieros mecánicos, sindicalistas, maestros de primaria, soldadores navales, ex-guerrilleros y criadores de cerdos, pero especialistas en el área, estoy seguro, no hay.
Cambiamos un “colonialismo occidental”, capitalista, que aboga por la competitividad, la creación de riqueza y la excelencia personal, por un nuevo “colonialismo de izquierda” que pretende despojarle al individuo de su cualidad de persona, de su libre arbitrio, para hacerlo obediente y esclavo del pensamiento único, de la conformidad y la mediocridad.
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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