lunes, 11 de agosto de 2014

RUBEN CONTRERAS, GOBERNADOR, PORQUE TUMBO LA PLANTICA DE LA GUAYRA

El 24 de julio de 2014, nuevamente el pueblo del Estado Vargas y de su capital La Guayra, fue objeto de una agresión, de algo muy sentimental, debido a un gobierno que se ha caracterizado por destruir la memoria histórica de Venezuela, destruyo un símbolo tangible del paisaje marino costero de La Guayra; como era la plantica de La Guayra.

Si señores lectores, desde que asumieron el gobierno en Venezuela en 1999, estos  comunistas, liderados por el  finado de Sabaneta, Hugo Chávez Frías, se han dedicado de una manera contumaz, perversa, con  alevosía y premeditación a  destruir iconos urbanísticos en las diversas regiones del país, que testimoniaban épocas de desarrollo y que alimentaban la nomenclatura y paisaje urbano de las mismas.
Ya en tiempos del inefable e incapaz alcalde, secuestrador del empresario Niheus, al inicio de su gestión en 2005, Alexis Toledo, se regodeo llegando a su clímax orgasmal, al tumbar personalmente a mandarriazos el mural más grande de América latina, El Mural de Cruz Diez, con dos kilómetros de largo, desde la plaza El Cónsul, hasta Los Silos Trigueros; obra emblemática que embellecía el paisaje vial de la avenida Soublette desde Maiquetía hasta  La Guayra, y permitía que el ciudadano que circulaba por dicha vía en calidad de transeúnte o en vehículo disfrutara de la policromía efímera del color, titulo asignado a la obra por su creador por el colorido de tan importante obra de arte, la cual cuando se llegaba al nivel de la Casa Guipuzcoana, permitía contraponer el arte cinético con la portentosa obra arquitectónica vasco¬-andaluza de la época colonial venezolana. Tumbaron el Mural para colocar una reja que nos muestra el óxido de los hierros, para significar el atraso cultural de un pueblo, que se dejó amancebar por la limosna de unas  misiones.
Ya la Casa Guipuzcoana, presenta signos de envilecimiento con el uso que le ha dado este gobierno como casa de partido y taller de propaganda política, a lo cual hay que sumarle el deterioro premeditado al colocarle en el piso un material negro tipo vinil, sin consultar a la oficina de patrimonio histórico e irrespetando la condición de dicha casa como patrimonio histórico nacional desde 1967, cuando el Presidente Raúl Leoni emitió dicho decreto.
El año pasado fuimos sorprendidos también, cuando a La Plaza Lourdes, le cambiaron la fachada norte para ponerle una obra de retazos de cerámica, distorsionando su fronticio emblemático de cuadriculas. El artista necesita comer y el gobierno se ha caracterizado  por hacer jugosos negocios, sin importarle como lesiona la memoria histórica y urbana de los pueblos.
Ahora, este 24 de julio, los guayrenos hemos sido agredidos sin ningún tipo de contemplación por el Oclocrata y  Cleptocrata, es decir,  el malo y demagogo, según versión del sabio griego Polibio, que lamentablemente y en mala hora ocupa el cargo de gobernador del Estado Vargas, al destruir sin contemplación una obra que le ha dado muchos y buenos recuerdos a los ciudadanos de esta Guayra, como era la plantica de La Guayra,  instalación por la cual succionaba agua para enfriar la primera planta termoeléctrica generadora de energía eléctrica construida en Venezuela, en La Guayra.
Entendemos que el avance del progreso es inevitable y en La Guayra se está construyendo una Plaza Bolívar, con caminerías y espacios para la recreación, pero hasta ahora no entendemos en que contravenía  la casi centenaria plantica de la Guayra con la nueva obra, y si consideramos que  más bien iba a servir para que el visitante que disfrutase de la nueva obra, pudiese comprender el avance de los pueblos, en cuanto a su desarrollo y evolución, y también sirviese para testimoniar una época en la cual la empresa privada, gestora de iniciativas que buscan la transformación y adelanto para el trabajo productivo, dejo su testimonio de contribuyente como pionera del servicio de alumbrado eléctrico en nuestro país.
Ya los guayrenos no podrán seguir pescando chicharros ni adentrarse en la plantica para disfrutar del aroma del mar. Un destructor, un general, un militarista, embriagado de gestión rimbombante por protagonizar nuevas gestas heroicas con molinos de vientos, producto de inhalación de lumpias como dijo Aristóbulo Isturiz, le cerceno al guayreño, al ciudadano Varguense, de parte de su atractivo urbano de una obra que tenía unos cuantos años de historia.
Construir es difícil, pero destruir es muy fácil, para muestra lo que está haciendo actualmente la peste militar que tenemos en Venezuela, quienes se  creen que  gobiernan al país.
Rubén G. Contreras G.
rubencontrerasg@gmail.com
@RubenContreras_

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