sábado, 2 de agosto de 2014

PEDRO RAFAÉL GARCÍA M. CARACAS EN SU 447 ANIVERSARIO, AHOGADA EN SUS PESTILENTES DESPERDICIOS. PUNTO DE QUIEBRE

El mariscal Sucre: “el que genera las "basuras" tiene una responsabilidad  con la República”…

Ubicando algunas pistas…

La historia "testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria maestra de la vida, mensajera de la antigüedad", en la grácil retórica de Cicerón (De Oratore) debe ser conocida, en especial, por quien aspira a desplegar su acción en los amplios espacios públicos”.
Las antiguas sociedades  humanas, desde la aparición de la raza adámica el hombre trino: cuerpo, alma y espíritu y el aparecimiento del lenguaje articulado, practicó desde ese momento dos inhumaciones esenciales: la de los restos de los alimentos de los cuales se proveía para su supervivencia y el culto a los muertos.
Un servicio de aseo urbano racional y sensatamente establecido debe aprobar, intrínsecamente en su integralidad conceptual, la descripción de todo el proceso, desde su génesis y origen hasta su inhumación.
Estas inhumaciones son las que le han permitido a los actuales expertos determinar con exactitud el largo proceso de cerebración que ha recorrido el hombre. Así, entre los restos de alimentos inhumados, estaban indistintamente tanto los que provenían los alimentos recolectados y cazados, como los residuos que el proceso excretor desalojaba de su organismo, lo que  permitía discernir que entre uno y otro cementerio habían dos cualidades diferentes, aunque con iguales emanaciones lenitivas, que lo obligaban a distribuir en espacios alejados uno del otro.
Estas conductas nómadas serán el antecedente más importante de los elementos de organización cuando se haga hombre urbano, y edifique las primeras ciudades-estado.
Así, como el hombre cachorro se gesta en el claustro materno, también el producto elaborado que le servirá de sustento se originará en los bosques, en sembradios y en las primeras fábricas, que a su vez lo entrenarán en las destrezas manuales y estimularán el desarrollo de su cerebro. Luego en una etapa posterior los excedentes serán cambiados con otros grupos humanos con una incipiente organización a los que se les identificará como tribus, apareciendo de esa manera los primeros vestigios de comercialización como rudimentarias formas de valores de cambio, que darán inicio a la larga marcha histórica, que con dificultades hoy intentamos recorrer.
Además los desechos, sean de bienes consumibles o de aguas servidas abrirán el camino de las ciencias aplicadas mediante la construcción de obras de ingeniería. Pero el hecho que nos ocupa es que luego que el alimento entraba a la esfera personal del consumo, le obligaba a realizar una separación y a transportarlo al sitio dónde definitivamente lo enclaustraría, cubriéndolo de capas de tierra y apisonándolo. De manera que no es de esta época los primeros y rudimentarios manejos de disposición final de residuos, ni fue inventado por una ingeniería de detalle proveniente de las empresas del sector privado. Como tampoco es de este ciclo todo lo que en materia de conservación ambiental es atinente al desarrollo sustentable.
Los Caraqueños, ahogados en pestilentes desperdicios.
Un ejemplo son los decretos conservacionistas de bosques, suelos y aguas del Libertador Simón Bolívar, como también la organización del servicio de aseo y limpieza de los pueblos y ciudades lo que es hoy materia municipal, fue organizada, normada y con sus respectivas sanciones, por el Gran Mariscal de Ayacucho, el ilustre cumanés, Antonio José de Sucre, tal como lo demuestran las Ordenanzas que sobre el particular dictara en Perú y el Alto Perú. Lo que demuestra con claridad el conocimiento y la voluntad de dos políticos, sin que para ello hubiese prevalecido el carácter disolvente de los técnicos, que para la época nos los había. Y por esta carencia, los esfuerzos apuntaban a la participación del ciudadano de manera decisiva, sin que los intereses privados pudiesen quebrar, a estos dos colosos. Era imposible que a ellos hombres de honor cuya conducta era innegable se acercasen intereses comerciales  y financieros intentar captarlos, a fijarles con la vil moneda, con los "treinta denarios de plata", el precio del valor de mercado de su persona natural. Mucho menos si además del honor que filtraba sus personalidades, prestigiada con sus procederes y actos de merecida gloria. Estas palabras no tienen hoy el valor que en su período tenían. Como tampoco muy pocos, diríamos poquísimos, hombres del presente, pueden contrastarse con esa generación libertadora.
Pues bien, si el hombre arcaico y más acá en pleno proceso de independencia, poseyó claridad indiscutible del problema, hoy rescatando esas enseñas de la herencia de Sucre, debemos señalar que corresponde a "los vecinos" organizar la disposición de las basuras, como señeramente lo dispuso el Mariscal cumanés en su acción de gobierno. En tal sentido, siguiendo a Sucre, el que genera "las basuras" tiene una responsabilidad con la República, así como también el que la recoge, acopia, separa, transporta y entierra.
De allí que no resulta ocioso hablar hoy en los términos en que habló el Gran Mariscal. Así las cosas, debemos precisar que es en el hogar dónde se debe realizar el primer tratamiento general de la basura, que hoy llamamos usuarios, pero que en aquella época se les llamaba ciudadanos vecinos, por ser próximos de la ciudad. Es decir, el hombre urbano.
¿Qué debía ejecutar el vecino y ciudadano en las Ordenanzas establecidas por el Mariscal Sucre? Disponía sus desechos en fajas separadas, dónde y en cada una de ellas, bien los restos de alimentos, los envases y envoltorios. Los de alimentos los ubicaba en trabillas cerradas para evitar la acción de las alimañas y animales depredadores y las colocaba en los toneles de de madera dispuestos para almacenarlos, que sacaba cuando pasaban las carretas y pagaba su transporte al momento de la entrega.
Con las fajas de envases y de envoltorios, debidamente limpios (lavados) los transportaba al mercado para su venta o los acopiaban para que los comerciantes los recogieran en sus viviendas y le pagaran el precio. Es decir, el vecino entregaba la basura que no podía utilizar ni que tampoco tenía para él un valor económico a las carretas de recolección, tiradas de mulas o asnos, y le pagaba al cochero para que se llevaran la basura; con los restos aprovechables, hoy llamados desechos para el reciclaje, los trasladaba al mercado o los vendía a los fabricantes de guarapitas criollas, envasadores de aceites y especias, y demás., y con ello obtenía un beneficio económico. Y las basuras conducidas en carretas eran llevadas fuera de la ciudad para su deposición en solares lejos de cursos de aguas y sembradíos, esmeradamente cubiertas de sales, arcillas y cenizas mezcladas con aguas". Lo que reclamaba el profesor Tierno Galván en la España postfranquista, el sentido común, ya cientos de años antes, lo impulsaba el Mariscal de Ayacucho en sus Ordenanzas. Qué difícil es hoy que esta simpleza puedan entenderla quienes enfatuados se adornan con lauros académicos, en comparsa con los permisivos Burgomaestres de todo pelaje ideológico. Lo que se llama reciclaje, ayer restos aprovechables, fue enseñada en esta parte del mundo de habla española por uno de los más grandes de la generación libertadora, en nuestra opinión. Claro se nos dirá, como nos los dijo un participante campesino en una conferencia sobre la materia en Costa Rica en 1999, "es que aquellos eran grandes porque tenían una visión de conjunto, nosotros hoy somos más cerrados porque con la especialización conocemos mucho de una ínfima parte de lo que es necesario conocer". Por estas razones después de este recorrido histórico, hemos elaborado como aporte un Proyecto de Ordenanza, que está a la orden de quienes tengan interés en ella, entendiendo que las ciudades de hoy son más complejas, tanto como serán mañana, hay que rescatar el beneficio que se obtiene de este esfuerzo de separación, limpieza y clasificación, que en otra época era realizada en la residencia habitual del ciudadano, en esta América Morena. Pero también hay que pisar el suelo. Es decir, aterrizar. Descenderse de esos nubarrones en los que muchos andan sin tener título de navegación aérea, porque quién pretenda morar en algunos de los círculos destinados a los seres angélicos, corre el riesgo de que esos extraordinarios entes del Supremo Autor se expatríen por la contaminación  que nosotros los humanos expelemos...
Justamente creemos, que el cambio cultural, debe comenzar por los menos contaminados, los niños, que tienen los mismos sentimientos de los adultos, pero que los expresan de diferente manera conforme a su grado de desarrollo y de lenguaje. Sucre nos recordaba que los "persas dice Jenofonte en su Historia de Ciro el Mayor enseñaban a sus hijos a tirar el arco y a decir la verdad. Era la manera de indicar la necesidad de la defensa contra los adversarios naturales y de formar una sociedad unida y fuerte para el ejercicio de la virtud"
La naturaleza de las cosas desde entonces hasta el presente ha cambiado en su forma, pero no en su esencia. Multitudes excluidas envuelven la mayor parte de la tierra, y los países civilizados abrigan en su seno la barbarie próxima a estallar al menor desequilibrio del conjunto. Esto ha sido estudiado profusamente y producto de esas reflexiones, es que se ha incorporado el negocio de la comida rápida llamada chatarra, aún en sus países de origen por sus mismos especialistas lo que conocemos como "Cajita Feliz", que contiene tanto la comida como el beneficio de un regalo para el niño, que es un juguete propiamente como tal. Es por eso que en nuestra propuesta sugerimos que se normalice en las Ordenanzas sobre Residuos Sólidos, el beneficio que adquirirán los niños si entregan al camión especial  así como lo hacía a las antiguas carretas tiradas por animales  los desechos clasificados y limpios para el rehúso, reciclaje y recirculación, cuando recorra la ruta de su domicilio, o en su defecto, si sus padres no disponen de tiempo, durante los fines de semana en el. Colegio, Consejo Comunal, Centro Deportivo o Centro Comercial más cercano a su residencia, dónde habrá un módulo móvil que se los recibirá. A cambio, se le hará de un bono numerado y a su nombre y código de usuario del servicio, que participará entre los que hayan acumulado mayor peso entregado en el programa. Los materiales reciclables serán trasladados a un centro de acopio, desde dónde se les insertará en la recirculación económica y a precios razonables, como diría el Mariscal Sucre.
La otra concepción es la de que se disponga en una bolsa, contentiva de todos los desechos para el reciclaje, que será recogida por un camión, que lo llevará teóricamente a un centro de acopio dónde se clasificará, almacenará y venderá. La debilidad que tiene esta segunda concepción y sus variantes es que no llegará nada, o casi nada a ese centro de acopio, porque si, no impedimos que los "recogelatas" pasen antes que el camión recolector de basura, y que en la primera etapa, que los obreros, incluyendo chofer y ayudantes, se lleven como ayer estas bolsas y las vendan en los distintos negocios que se abrirán en el trayecto de sus rutas. Se requiere allí el diseño de una estrategia para abatir este antiguo vicio, es decir su recirculación. Pero a esta debilidad hay que agregarle que nuestro pueblo, mestizo, históricamente siguió a José Tomás Rodríguez, Boves; luego detrás de José Antonio Páez, pero en fin a la zaga de un beneficio. Por eso el Libertador, cuando comprendió esta realidad, revirtió su concepción de la guerra y consecuencialmente dictó numerosos decretos y los reiteró en profusión, comprometiéndose a entregarles tierras a cambio de sus servicios a la Patria.
Nadie en este país, salvo algunos cándidos utopistas acompañará un programa sin beneficios. Si revisamos los múltiples intentos que se han venido realizando en el país durante ya casi cuarenta años, y analizamos sus derivaciones veremos que lo único que se ha obtenido son desengaños tras desengaños. El proyecto Araguaney  que se intentó en la parroquia Caricuao, propiciado por dirigentes políticos de esta localidad, estimulado por los parroquianos y con apoyo de la Alcaldía. A pesar que la empresa instaló contenedores de colores dónde se disponían los materiales para el reciclaje a cambio de que se les cancelaría a los condominios el precio de esos productos, los recogelatas se trasladaron a esa parroquia y desde la medianoche hasta el amanecer vaciaban lo que habían depositado, no encontrando la empresa materiales que cancelar, pero si toda una invasión de borrachitos procedentes de toda Caracas. Hasta que la comunidad se dio cuenta del disparate, investigaron y se enteraron que era una trama urdida por: (léase empresas recolectoras) Ahora bien, finalmente si nos arrogamos alguno de los dos criterios sobre esta fase inicial, en la misma medida estaremos optando por un modelo de gestión, que determinará subsiguientes fases del proceso. El propuesto por un grupo de preocupados caraqueños es de transparencia y eficacia, comportaría un intento racional de Gestión Pública, el otro permite la aspiración de gestión de las empresas privadas, dedicadas a la prestación del servicio. El que fue adoptado por la mayoría de los municipios en Venezuela luego que recibieran de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza y el Ambiente, ADAN (fundada en 1990) en 1996 el libro Basura Municipal: Manuel de Gestión Integrada, cuyos formulantés eran la empresa PROCTER & GAMBLE e Inversiones Sabempe. Sus resultados más elocuentes lo podemos observar en la Isla de Margarita y el Municipio Caroní del estado Bolívar, dónde colapsó, la extensión de esta política ha resultado lesivo para los municipios, pero altamente rentable para las empresas recolectoras. Este es el dilema: resolver o profundizar la crisis. En última instancia las políticas públicas se miden por sus resultados. Por ello es necesario definirlas para poder avanzar en las subsiguientes fases.
Sobre la recolección y transporte…
El mejor sistema de recolección implementado hasta el presente ha sido el que se paga por volumen recolectado y no el de la tarifa. Pero las realidades han impuesto este último es desmedro de la recolección eficiente, porque su rigidez no permite controlar la prestación. Es decir, si a las empresas recolectoras de basura se les paga por los volúmenes recolectados, es lógico, que incrementarán la basura recogida porque les resultará más beneficioso para ellos. Mientras más basura recolecte más ingresos a sus cuentas. Pero si existen autoridades laxas que permitan que se empape la basura para aumentar el peso y el precio, esta desviación, esta perversión, rompe el equilibrio. Es lógico, que los usuarios del servicio paguen según el prestación que demandan, es decir, hay que llegar a un equilibrio mediante el cual, tal como sucede con los servicios de agua, electricidad, telefonía, tradicional y celular, demás., el consumidor-usuario sólo paga por su consumo. Esa debe ser la meta.
¿Que ha estado pasando?, ¿el servicio de aseo urbano ha desmejorado? En el pasado. Las tarifas fueron calculadas en su integralidad, pero las empresas recolectoras cada día recogen menos basura, disminución del barrido manual, del barrido mecánico, ausencia del lavado de calles y aceras, porque el populismo permisivo, (rojo, amarillo, y vinotinto) les resulta más beneficioso políticamente hablando, crear cooperativas o cuadrillas empleadas por el mandatario de turno, dentro de esa concepción maniquea y manierista que a la larga resulta todo clientelismo improductivo.
Si en este país, tal como se investigan los gastos gubernamentales en cualquier materia, se investigaran los recursos que disponen las empresas basureras para los lobbys y el pago de infiltrados "operativos, especialistas y formadores de opinión" en los cuerpos gubernamentales, y en la estructura mediática, para hacer prevalecer sus intereses mediante la aplicación de esa dialéctica gatopardiana, nos llevaríamos desagradables sorpresas.
Pero hoy, creemos que es el tiempo, de dejar expresamente establecido, un método y operacionalmente, la normalización de este crucial e importante servicio. Creemos que al menos, los próximos cuatro años, hay que dedicarlos a todas las etapas previas a la disposición final. Pero ello no contradice que se deje plasmado para el futuro la normalización de lo que debe concebirse y como debe fraguarse el componente de disposición final.
 “Pasa el tiempo y el segundero avanza decapitando esperanzas”

Pedro R. Garcia M.
pgpgarcia5@gmail.com
@pgpgarcia5

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