Desde hace bastante tiempo, la disidencia del país ha venido exigiendo a la dirigencia política, entre otros aspectos, un proceso de renovación de la visión opositora, de la estrategia y tácticas a seguir para confrontar al gobierno, mayor inclusión y participación de organizaciones civiles en la definición y toma de decisiones, remozamiento del liderazgo, mejor capacidad de respuesta ante la dinámica política del país, claridad en los objetivos y certeras orientaciones sobre las formas de lucha que hay que asumir.
La muy lamentable y voluntaria separación de
la Secretaria Ejecutiva de la Mesa de la Unidad de Ramón Guillermo Aveledo,
crea la posibilidad de abrir un debate al interior de la oposición sobre los
aspectos arriba citados y muchos otros que contribuyan a fortalecer el
sentimiento unitario y a estructurar sólidas y oportunas líneas de acción
frente a las circunstancias que impone la errática conducción del país por
parte del régimen. En tal sentido, discutir sobre la reestructuración de la
MUD, debe convertirse en el primer objetivo a considerar en esta etapa de
reflexión y análisis sobre el devenir político opositor.
Al respecto, algunos
pasos se han venido dando, el llamado al retorno y participación activa a las fuerzas políticas
y sociales que hacen vida en la MUD, la puesta en escena del denominado informe
Hospedales, la apertura del debate sobre nombres de candidatos a relevar la
ausencia de RAG, son prueba de ello.
No obstante, no es suficiente. La
operatividad y eficiencia de la estructura organizativa, cualesquiera que sea
la que adopte la Unidad, siempre será el reflejo de lo que sus integrantes
quieran que sea. El grupo de partidos y organizaciones políticas que conforman
y conformarán la unidad opositora saben que su rol fundamental no es solamente
sentarse alrededor de una mesa a discutir posiciones. Su principal razón de ser
y de actuar es la de encontrarse directamente con la gente, oír de sus
necesidades, conocer sus frustraciones, expectativas y esperanzas frente a los
problemas mayores que a diario confrontan, para poder articular movimientos
populares genuinos, cuya legitimidad sea dada por la integración dirigencia-
sentimiento popular y , en consecuencia, hacerse merecedores de la
representatividad que confiere la cabal
interpretación del sentir ciudadano, para conducir y liderar honesta y
legítimamente la oposición al régimen.
Las acciones de calle que realizan, a diario
y en todo el territorio nacional, las víctimas de las inconsistencias
gubernamentales, carecen de un hilo conductor que las libere del anonimato y la
fragmentación individual. Necesitan de una visión que las haga expresión de la acción
colectiva contra un sistema corrupto que no ha resuelto los grandes problemas
nacionales y que debe ser cambiado. Allí, a mi juicio, está el papel
fundamental que han de jugar la MUD y quiénes la integran en favor del hombre
de a pie; es así como la MUD puede hacer carne en la percepción de la gente en
un momento clave de inevitable transformación política, y convertirse en fuerza creadora de nuevos
tiempos y opciones de poder real.
Hay nuevas guerras que librar que, en
realidad, son las viejas guerras en donde no hemos logrado el éxito esperado y
deseado, porque combatimos en condiciones desiguales de organización, entorno e
inadecuada comprensión de lo que debíamos hacer. El compromiso renovado para la
MUD y sus integrantes pasa por constituirse en el instrumento organizativo y de
dirección colectiva, indispensable como movilizador político con identidad
ciudadana.
En
este contexto de crecientes desequilibrios, ocultados por el discurso
superficial y engañoso del régimen continúan apareciendo conflictos cada vez
más complejos que comprometen la
posibilidad de crear un estado democrático, laico, secular, constitucional y
multipartidista y que además crea perversamente
un país sin oportunidades económicas y expansión de la educación
científica-tecnológica en una sociedad abierta de cara al futuro. Entonces si
la oposición no hace la introspección de lo que ha hecho y cómo lo ha hecho y
no adopta los correctivos necesarios, difícilmente podrá convertirse en el eje
creíble de cambio que le ponga fin a la pesadilla nacional. ¿Hacia allá iremos?
Pedro
Luis Echeverria
pedroluis.echeverria33@gmail.com
@PLEcheverria
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