Hugo
Chávez tenía tal devoción por el modelo castrista que el nombre del partido de
gobierno que fundó para desarrollar su proyecto en Venezuela, Partido
Socialista Unidos de Venezuela, es muy parecido al del primer partido que
constituyó el castrismo en Cuba: Partido Unido de la Revolución Socialista.
Sin
duda alguna la capacidad creativa de Chávez era muy limitada, porque aparte de
casi copiar textualmente el nombre de la organización política, importó del
modelo cubano los métodos para gobernar y conservar el poder.
Aún
más, hizo que militares cubanos y los servicios de seguridad de la isla, en una
intromisión sin precedentes solicitada por un gobierno en teoría soberano,
ejercieran una influencia indebida sobre los servicios armados y la seguridad
del país.
A
su muerte, según conocedores de la política venezolana, fue el régimen de la
isla el que impuso en el gobierno a Nicolás Maduro, quien sin dudarlo un
instante, permitió una mayor intromisión castrista en los asuntos internos de
Venezuela.
TRIUNVIRATO |
Un
ejemplo de esta realidad es que Maduro, como resultado del III Congreso del
Partido, ostenta formalmente, junto al cargo de la presidencia de la República
el de máximo líder del Partido, por lo que camina sobre las huellas que en su
momento dejaran Fidel Castro y Chávez.
En
el último congreso de PSUV la cúpula de la agrupación política y del gobierno
hicieron los mayores esfuerzos para superar los conflictos internos, está por
verse si lo lograron, porque están conscientes de que para conservar el poder
deben superar las reales o supuestas diferencias que existan en el alto
gobierno, ya que de no hacerlo, se les acaba el banquete que se están dando con
los derechos de los ciudadanos y con las riquezas del país.
No
se puede pasar por alto que en el encuentro partidista no se abordó la
controversia que originaron dos personalidades importantes del chavismo, los ex
ministros de Planificación, Jorge Giordano y de Educación, Héctor Navarro, que
es de suponer tienen partidarios tanto en las filas del gobierno como en el
PSUV.
Otro
aspecto a destacar del congreso del PSUV es el desencanto de muchos partidarios
del chavismo porque fue muy alta la abstención en las primarias para elegir
delegados.
Sin
embargo todo parece indicar que Maduro ha logrado fortalecer su poder e imponer
su concepto que la lealtad sin límites es el baluarte del régimen, algo así
como aquella expresión de Fidel Castro, “ Con la Revolución todo, contra la
revolución nada”.
La
realidad es que tanto la nomenclatura oficial como los nuevos ricos creados al
amparo del gobierno bolivariano, están conscientes de que necesitan una
asociación firme, capaz de superar diferencias y evitar crisis internas, junto
a la implementación de políticas que sin poner en riesgo el poder que detentan,
impidan que se generen condiciones que incentiven el descontento al interior
del Partido, factor que incidiría directamente en los sectores populares del
chavismo y que darían a la oposición nuevos elementos para trabajar en contra
del gobierno.
No
obstante a pesar de los esfuerzos del “Cogollo”, como se le decía a la
dirigencia partidaria antes de Chávez, el III Congreso del PSUV enfrentó
problemas de legitimidad porque varios sectores de la base oficialista
cuestionaron que numerosos delegados fueran seleccionados por las posiciones que
ocupaban en el gobierno o el parlamento, sin haber tenido que concurrir a las
urnas.
Por
otra parte Gonzalo Guzmán, líder de una corriente del chavismo, Marea
Socialista, declaró recientemente “La situación es cada vez más penosa en el
nivel de vida de la clase trabajadora... Darle la espalda a estas
preocupaciones no es sano… Hay que enfrentar la situación abiertamente con la
gente, con el pueblo bolivariano que tiene derecho a participar y a
involucrarse en las tomas de decisiones. Esta es nuestra revolución, no es la
de un grupo específico de dirigentes".
Las
palabras de Guzmán reflejan el gran distanciamiento que existe entre el pueblo
llano y el gobierno que supuestamente iba a resolver sus necesidades, aunque
también es lícito agregar que ese distanciamiento no se estableció con Maduro
porque un número importante de los fieles de Chávez, incluido el autócrata
desaparecido, gustaban en extremo de los lujos y beneficios que les creaba el
poder.
No
obstante el problema más serio del gobierno Maduro-Cabello, superior a la
ineficiencia de los funcionarios y a las divisiones internas, es la profunda
corrupción que está corroyendo el régimen, una realidad que repercute en el
enriquecimiento acelerado de unos pocos y en el empobrecimiento de la mayoría
ciudadana, y la todavía más grave consecuencia de la destrucción del aparato
productivo del país.
Pedro
Corzo
pedroc1943@msn.com
@PedroCorzo43
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