sábado, 23 de agosto de 2014

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, EXTREMISTAS AGAZAPADOS

En un artículo publicado en el 2012 con el título “Escenario Antisemita”, alertaba sobre el silencioso éxodo de los judíos venezolanos. Como consecuencia de la política antisemita implementada por Chávez, destacando el método perverso de acusar y condenar a los judíos públicamente, para poco tiempo después afirmar que el gobierno no era antisemita.

El régimen procuró hacer una confusión entre anti sionismo y antisemitismo, y entre sionista, judío o el Estado de Israel. En ese tiempo profanaron la Sinagoga Central de Caracas, se allanó la Escuela Israelita y se expulsó al Embajador de Israel.

Vimos ministros “disfrazados” de árabes, participando en actos políticos, solicitando enjuiciar al Presidente de Israel. Mezclados dentro de una mezquita entre fieles musulmanes y las ex-bandas de Lina Ron con sus franelas rojas del PSUV, gritando consignas y enarbolando pancartas.
Medios de comunicación afines al gobierno publicaron artículos racistas y amenazantes contra los judíos venezolanos sin que se abriera investigación alguna. Se llegó a difundir aberraciones: “denunciar públicamente, con nombre y apellidos los miembros de importantes grupos judíos que viven en Venezuela, interrogarlos públicamente en cualquier lugar en que se encuentren, y nacionalizar y confiscar los bienes de los “judíos sionistas.”
Para el régimen los judíos venezolanos, nunca han sido ciudadanos con los mismos derechos.
Maduro fiel al proyecto antisemita, continúa la línea de su predecesor, aprovecha el momento para importar a Venezuela el conflicto “israelí-palestino”. Promoviendo dentro del territorio nacional una tensión que no es nuestra, más el repudio a la comunidad judía venezolana.
La campaña mediática señala como responsable del conflicto solo a Israel, oculta la responsabilidad del Hamás y ha originado inaceptables grafitis que dicen: “apátridas. Maten a los judíos”.
Portavoces del gobierno se pronuncian contra una de las partes, sin hacer mención que el enfrentamiento es consecuencia de los ataques misilísticos del Hamás contra el pueblo israelí.
Un conflicto originado con el secuestro y posterior asesinato de tres jóvenes israelitas, fue respondido con un no menos terrible crimen de tortura y asesinato de un joven palestino.
Algo que no puede justificar el juego diabólico de la estrategia que utiliza el Hamás, una voluntad de guerra suicida, con el fin de lograr la condena internacional. Pero en el cual las víctimas son los civiles, utilizados como escudos ante la respuesta a las provocaciones.
Situar las armas al lado de sectores con alta densidad de niños, familias y civiles, en general no una estrategia militar y se acerca peligrosamente a métodos terroristas. Claramente lo ha expresado Israel: “Nosotros defendemos a nuestros hijos con armas, ellos defienden las armas con sus hijos”.
La actitud del gobierno venezolano en este conflicto, es propia de lo que ha sido su política exterior, sin mesura ni intención de contribuir con la paz mundial.
La acción internacional del régimen se ha caracterizado por una actitud beligerante, colocándose siempre a favor o contra de una de las partes. De preferencia anti-americana y a favor de todo régimen autoritario, con poco respeto a los valores democráticos y de los derechos humanos.
Con tantos problemas que vive Venezuela, el ímpetu con el que reacciona el gobierno en este conflicto, resulta incomprensible al ciudadano común. Quien se pregunta, si existían esos recursos, ¿Por qué no se utilizaron para resolver nuestros problemas?
La respuesta ha sido denunciada en el pasado, pululan dentro de nuestro territorio grupos extremistas islámicos, apoyados desde el poder. Últimamente estaban agazapados, evitando atraer la atención, pero no por ello inactivos.
En la isla Margarita esos grupos generaron fondos a través del lavado de dinero, tráfico de drogas y de armas, produciendo millones de dólares cada año, gracias a sus actividades ilícitas.
Son esos actores representados en algunos miembros del gobierno, los que han influenciado las decisiones que se toma en la materia. Son los mismos que llevaron a Chávez al lado de Saddam, de Gadafi, del gobierno Iraní. Los que defienden al dictador de Siria, genocida de su propio pueblo.
El apoyo al terrorista Carlos fue la primera muestra del acercamiento al radicalismo islámico, más tarde factor de apoyo a los dictadores al Hezbollah y al Hamás.
Venezuela ha firmado decenas de convenios, que permanecen en secreto, siendo uno de ellos la explotación de la minería estratégica o uranio empobrecido.
Muchas son las actuaciones dentro del territorio nacional, realizadas por esos grupos que el gobierno no aclara. La revista Insight publicó poseer documentos “que especificaban que dos de los sospechosos buscados por el FBI, Fathi Awada y Hussein Kassine Yassine retiraron 400.000 dólares de una sucursal del Banco Confederado, en Margarita, antes de trasladarse al Líbano en diciembre del 2001”.
En el 2006, el Gobierno instruyó destruir los registros de 10 recaudadores de fondos del Hezbollah que realizaban transacciones financieras dudosas en territorio venezolano, Aruba y Curazao.
Nunca se aclaró porque Hakim Diba Fattah, compañero de lecciones de vuelo de Hani Hanjour, el que estrelló el avión de American Airlines contra el Pentágono el 11 de Septiembre, aterrizó en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Caracas; ni por qué miembros del servicio de inteligencia venezolano, lo recogieron en el avión y lo escoltaron hasta un vehículo estacionado en la pista de aterrizaje.
Tampoco por qué Freddy Bernal, se encontraba en Irak durante el mes de Marzo 2002, cuando fue capturado tratando de trasladar armas a Arabia Saudita.
Otros dirigentes como Tarek W. Saab han sido vinculados a las organizaciones terroristas palestinas Hamás y el Jihad Islámico. Tarek El Aissami denunciado por emitir identidades falsas a elementos del Hezbolá, el canciller venezolano, Elías Jaua y sus calumnias mezclando Israel con la oposición venezolana, todos con un solo objetivo.
Roger Noriega ex subsecretario de Estado para América Latina indicó, documentos en mano, que uno de los líderes claves de Hezbollah, el venezolano Ghazi Atef Nassereddine, originario del Líbano y posterior diplomático, en la embajada de Venezuela en Siria, es responsable junto a sus hermanos de lavado de dinero y reclutamiento. Fue incluido en la lista de personas que apoyan el terrorismo internacional, del Departamento del Tesoro.
Noriega ilustró con ejemplos esas relaciones:
En una conspiración para atentar contra el Aeropuerto Kennedy de Nueva York, un activista se reunió con Moshen Rabbani en Irán. Fue detenido posteriormente cuando viajaba hacia Venezuela, donde planeaba tomar un avión hacia Teherán.
Dos agentes de Hezbollah fueron identificados en la conducción de entrenamientos en la Isla de Margarita, a terroristas venidos de diversos países.
Comandos israelíes decomisaron un cargamento de armas y municiones de fabricación rusa e iraní, a bordo del barco Francop, que estaba llevándolo al puerto venezolano de Guanta, dirigido a Hezbollah.
Los agazapados, comienzan a mostrarse de nuevo, el conflicto en Gaza les permite actuar libremente, la conexión extremista no pierde tiempo.
Sobre todo con el apoyo del régimen de Maduro.
Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia

Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com


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