martes, 26 de agosto de 2014

JUAN JOSÉ MONSANT ARISTIMUÑO, ISIS E ISIS

No solo decapitan, torturan y asesinan en forma masiva a cristianos, coptos, protestantes, ateos, yazidíes, kurdos sino a musulmanes que conviven con los valores culturales de occidente.
Alta, delgada, sin ampulosidades, vestida con su túnica blanca de plisadas caídas, dejando ver sus bien torneados hombros e imaginar sus senos proporcionados a su figura, ocultos bajo el tejido de lino tan fino y blanco como hoy no podrían elaborar los irlandeses.  Ella, Isis, la diosa de la fecundidad, la madre naturaleza, la protectora de los hombres y faraones, las aguas y bosques, el trigo y los viñedos, la amamantadora de la vida, la paz y el amor. Isis, la diosa egipcia, la hija del sol, la esposa de Osiris. La Diosa de todas las diosas, la imitada por griegos y romanos en Venus y Atenea, y hasta por los coptos cristianos siglos después, para representar a la madre de Jesús en su instante de lactancia.
Esa es la Isis que conocemos, que inspira y protege. La creación, la mujer, la que consuela, equilibra, corrige y apacienta. Es, si se quiere, el anhelo del hombre, en cualquier lugar. No solo era la esposa de Osiris sino su hermana, para significar que todos los mortales somos hermanos, hijos de una misma creación. Con esa imagen, anhelo y alcance de Isis nos quedamos.
Pero hay otra, la antípoda de la diosa buena, situada en el inframundo, en el infierno de Dante donde hay llanto y rechinar de dientes. Ella maltrata, persigue, oprime, esclaviza y decapita en nombre de otro dios, menos prudente y generoso, solo que no es mujer, por el contrario, pareciere despreciarla por su fecundidad y hermandad. Esa Isis, no es más que el desvarío de hombres anclados en lo más oscuro de los tiempos de la humanidad, en la alta Edad Media de la Media Luna Fértil, donde cayó la creatividad, la iluminación y la humanidad se detuvo, retrocedió y enquistó en lo más perverso de la ignorancia, prejuicio y primitivo del hombre.
Estado Islámico de Irak y el Levante, ISIS, las siglas en inglés como se le conoce; pretensión de islamitas radicales que actúan en el territorio de Irak y Siria, pero que se expande y encuentra presente, oculto, mimetizado, esperando, en todo el territorio europeo y americano para destruir su cultura, valores y tradiciones, e imponerles por las armas y la ignorancia un Corán que interpretan como el pensamiento legítimo de su creador Mahoma, hablando en nombre de Alá.  No se trata de una guerra religiosa de fanáticos musulmanes dispuestos a eliminar a los infieles, ni divisiones de Al Qaeda o los Hermanos Musulmanes que añoran el antiguo califato de los Omeyas desde Persia, Egipto, la península arábiga y el Al-Andalus cuando dominaron desde Damasco. Más bien pareciera que mentes ilustradas y pragmáticas se han apoderado del Corán y de la masa ignara que dominan para darle un cariz geopolítico a la actual situación, y regresar al predominio mundial bajo su mandato.
No solo decapitan, torturan y asesinan en forma masiva a cristianos, coptos, protestantes, ateos, yazidíes, kurdos sino a musulmanes que conviven con los valores culturales de occidente, no para subsumirse en ellos, sino para respetarlos y tolerarlos conforme a los tiempos y las enseñanzas.  Todo hombre kurdo o cristiano debe ser asesinado, sus mujeres repartidas y sus hijos asimilados, integrados a la guerra.
Es el Isis malvado que a través del grupo terrorista Hamás, bajo encubiertas pretensiones, se ha dedicado a bombardear al Estado de Israel desde la franja de Gaza, para acabar con la única democracia existente en el Medio Oriente que comparte con nosotros los valores más sano de la cultura occidental: libertad,  igualdad,  democracia, tolerancia y respeto a la dignidad del hombre, que pasa por la no discriminación en razón del género, la raza o la religión.
El problema se nos presenta al preguntarnos si nos encontramos frente a una arremetida militar geopolítica cuyo fin es la dominación imperial a través de un nostálgico califato, o de focos aislados de bandoleros irredentos y armados quizá por el mismo occidente, que deben ser contenidos localmente. La otra pregunta que nos hacemos es ¿qué tiene que ver el gobierno de Venezuela, los visitantes de Palestina, los hermanos Castro, Morales y Ortega con el Califato, con este Isis malvado, para otorgarles ese respaldo incoherente y desubicado?
Juan Jose Monsant Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
@jjmonsant


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