miércoles, 6 de agosto de 2014

JOSE FELIX DIAZ BERMUDEZ, A LOS BACHILLERES, A LA JUVENTUD

"Aprended a juzgar por vosotros mismos: aspirad a la independencia del pensamiento"  Andrés Bello
En este momento en el cual muchos jóvenes alcanzan el título de bachiller se precisa indicarles que el mismo es importante, ya que es la obra meritoria del aprendizaje y del saber, habilitador para iniciar estudios superiores en aquellas profesiones que científica y humanísticamente exige el país.

¿Requiere el país en este tiempo angustiante tanto por el presente como por el futuro, por el país que aspiramos en contraste con el que tenemos, evaluando nuestras posibilidades, crecimiento, resultados y condiciones actuales, necesita –insistimos- este país a su juventud?

Nuestra respuesta debe ser afirmativa, cabal y absolutamente necesaria como derecho y como deber, como imperativo irrenunciable que nos exige compromiso y actuación, consecuencia con nuestros mejores ideales, resolución a la hora de visualizar el porvenir, ya que la patria no puede concebirse ni puede realizarse sin su juventud.

Se equivocan aquellos que le cierran las puertas, se equivocan aquellos que los ignoran, se equivocan aquellos que los maltratan, se equivocan aquellos que los apartan, se equivocan aquellos que los persiguen... La patria es de los jóvenes y de todos también, pero la patria del futuro en la cual deben realizarse sus propósitos, la patria ejemplar que se constituyó una vez como República para verdaderamente serlo, es de ellos y fundamentalmente para ellos. La patria es de ustedes y a la patria no se puede renunciar.

Se dispuso administrativamente que todas las promociones de bachilleres se denominasen: "2014, Año de la Juventud Bicentenaria". En términos formales por haberse cumplido los 200 años de la heroica batalla de la Victoria un 12 de febrero de 1814, en la cual la templanza, el patriotismo, la constancia y la entrega de la juventud se opuso en aquel sitio a la barbarie, a la tiranía, a la dominación que encarnaba Boves y Morales y que fueron contenidos ese día de gloria y heroísmo. Pero si fuésemos a examinar lo transcurrido en ese dramático año el cual no fue sino de sacrificios y derrotas, de emigración y sufrimiento, de inmensos esfuerzos que parecían perdidos, tendríamos que decir que fue uno de los años más terribles de nuestra historia. De manera que podemos hablar del bicentenario del heroísmo, del sacrificio y del dolor en  una patria que surgía y que quería ser, tanto ayer como hoy, verdaderamente libre, soberana, independiente, civilista, democrática, justa, digna y amorosa para todos sus hijos.

No voy a describir los detalles de aquella agónica batalla en los campos de Aragua al mando de José Félix Ribas, el héroe que portaba el gorro frigio, el mismo que usaron los franceses en su revolución y que es un símbolo de lucha y de esperanza para todos los  hombres.

Además, se hace necesario modificar la creencia de que nuestra historia únicamente la debemos a los hechos de armas que por sí solo representan un hecho de fuerza y de violencia si no se sustenta en causas, objetivos y fines trascendentes que aseguren el progreso de los pueblos y los derechos de la humanidad. Tomemos la Constitución de Estados Unidos de 1787 o la Carta de los Derechos del año 1791, tomemos la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano francesa, tomemos nuestra Acta del 19 de Abril, tomemos nuestra Constitución de 1811, bases ideológicas entre otras de nuestra independencia, y sólo así y únicamente así podemos reconocer las razones primarias e irremplazables de las luchas para definir y alcanzar una auténtica República, sostener y defender a la Nación, como lo hizo aquella  juventud en la Independencia y en posteriores épocas.

A las generaciones juveniles debe la historia patria sus mejores momentos, el aporte más prometedor y significativo en el campo de las artes, las ciencias, el humanismo, pero de manera singular en lo político cuando en medio de la claudicación y el entreguismo, sometida la patria a la opresión, se requería que la sociedad se transformase y que nuevas ideas y hombres acabasen de una vez con los fundamentos obsoletos del poder personalista, arbitrario y dictatorial que tantas veces se erigió en Venezuela. A la generación del 28 justo es reconocerle su legado histórico, ideológico y organizativo para la formación de una nueva sociedad que supo estructurar los partidos políticos y las instituciones democráticas que modernizaron a Venezuela, luego de 27 años de dictadura gomecista.

Jóvenes, adelante..., a triunfar con dignidad y valor, a triunfar con constancia otra vez, a vencer los problemas y las limitaciones, a triunfar sobre las injusticias, a triunfar sobre los pesimismos, a triunfar con el noble ideal y la luz encendida de conocimiento para el bien personal y la grandeza de la patria. Ustedes representan la mejor esperanza del presente y la mejor garantía del futuro.

Jose Felix Diaz Bermudez
jfd599@gmail.com
@jfd599

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