miércoles, 20 de agosto de 2014

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, VENEZUELA DEGRADADA A MERCANCÍA DE CUBA

Éramos un país respetado hasta que llegaron estos traidores que nos entregaron a Cuba, la que tiene a Venezuela como una mercancía transable en el  mercado internacional. Ya no somos república. Somos menos que colonia. No somos nadie. Por ello nuestra tarea fundamental es la liberación nacional para recuperar la soberanía plena.

Hemos perdido la soberanía política ante Cuba. Es Cuba la que decide el destino de Venezuela. Cuba ejerce el gobierno de Venezuela. Lo ejerce por interpuesta persona, sus títeres. Ellos son los representantes de Cuba en Venezuela. Representan a la monarquía comunista cubana.

La dinastía Castro distinta a la Borbón y a la Austria en que es comunista. Por lo demás, tiene su corte. Sólo ha cambiado los títulos de marqués, conde o duque por los de combatiente, general o comandante, el de mayor estirpe.

Una nobleza que viste de rojo, a veces verde olivo con rojo, pero siempre rojo aunque sea cubriendo la cabeza. Es el traje nobiliario.

Así, pues, la nobleza de esta etapa monárquica bajo la dinastía de los Castro se distingue, como las anteriores de los Borbones y de los Austria, por el título, pero además por el uniforme.

Forman la corte roja, franela roja, camisa roja o gorra roja. Son los mandamases. Los de hace dos siglos eran los “grandes cacaos”. Los de ahora, por la variedad de los recursos, son los “grandes petro”, enriquecidos con la renta petrolera; los “grandes narcos”, enriquecidos con el narcotráfico; y los “grandes corruptos”, enriquecidos con el saqueo al Tesoro Nacional. Sin duda forman la casta de los “gigantes de Venezuela”, todos gigantes en el delito, que practican en dimensiones gigantescas. No conciben otra manera de delinquir.

En los imperios monárquicos de España, Inglaterra y Francia los tributos de las colonias eran la base de la prosperidad económica de las metrópolis. La revolución industrial fue posible por el aporte de materias primas baratas llegadas sobre todo de África y Asia.

Pero la monarquía comunista cubana ha sido un caso distinto. El petróleo y los miles de millones de dólares extraídos de Venezuela no han servido en 15 años para el resurgimiento de la isla. Nada de revolución industrial. Nada de revolución agro-pecuaria. Un caso asombroso que condena a la economía comunista.

Solamente el comunismo pudo lograr este milagro: recibir inmensas sumas de dinero de gratis, un Plan Marshall, y seguir hundido en la miseria. Con menos toda Europa Occidental resurgió después de una guerra devastadora.

¿Cuál fue la consecuencia de este milagro económico del comunismo? Que la explotada Venezuela no pudiera sostener por más tiempo a Cuba y a la plaga de la corte roja de su monarquía, que se les convirtieron en una carga insoportable.

Entonces la monarquía comunista cubana decidió entregarle la soberanía económica a China, a cambio de que financiara a las dos: Cuba primero y Venezuela después. Vino el Fondo Chino para seguir sosteniendo a Cuba y su corte de títeres mantenidos en Venezuela. China se hizo dueña de petróleo y hierro de Venezuela, mediante el endeudamiento masivo. Así Venezuela perdió su soberanía económica con China.

Convertida Venezuela en mercancía de Cuba vino ésta y se la ofreció a Rusia a cambio de armas, tanto para el ejército venezolano como para el cubano. Es Venezuela la que paga el armamento del ejército cubano. Rusia compró a Venezuela prestándole dinero para comprarle armas. Venezuela está hipotecada a Rusia por armas. No son para liberar a Venezuela de Cuba. Son para someterla militarmente a Rusia. Así Venezuela ha perdido su soberanía militar con Rusia. Es un peón militar de Rusia.

Convertida Venezuela en mercancía de Cuba la negoció con Brasil. La hizo renunciar al Esequibo para que Brasil pueda explotar sus riquezas. Allí está Brasil en el Esequibo llevándose las riquezas que eran de Venezuela hasta que se convirtió en mercancía de Cuba. Por si fuera poco Cuba negoció a Venezuela con la Colombia de Santos para que aquélla renunciara a reivindicar su soberanía en la frontera occidental y de sur, ocupadas por los colombianos de las FARC y ELN. Y el mejor regalo para Santos, a cambio de negociar con una FARC que ya estaban derrotadas, colocar a un colombiano en la presidencia de Venezuela, con lo cual se completa la pérdida de la soberanía territorial en todas las fronteras.

Tenemos perdida la soberanía política con Cuba, la soberanía económica con China, la soberanía militar con Rusia y la soberanía territorial en las fronteras con Colombia y Brasil. Ya no somos una república. Ni siquiera una colonia. Mucho menos que una colonia. Somos simplemente una mercancía que ahora Cuba negocia con la Unión Europea a través de la banca francesa. No somos nadie en el mundo.

Entonces nuestra tarea fundamental es la liberación nacional. Volver a ser alguien en el mundo, recuperando la soberanía plena.

Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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