martes, 12 de agosto de 2014

HUMBERTO SEIJAS PITTALUGA, COMO CAJÓN DE SASTRE, SESQUIPEDALIA

O sea, en un desorden donde uno se topa con las cosas más diversas.  Así va a ser este escrito.  Porque son varios los temas y hay que batirlos al detal.  Por tanto, someramente.  Empecemos.

Vender el sofá

Hubo ya hace casi un siglo, desde la inauguración del puente internacional de una sola vía que unía a San Antonio con Villa del Rosario, que el tráfico vehicular era impedido por una cadena con candado que se colocaba a las 10 de la noche y se abría a las 5 de la mañana.  Lo sé bien porque me tocó servir allí y fueron muchas las veces que debí abrir o cerrar el paso.  Pero eso solo causaba inconvenientes a quienes no tenían propósitos aviesos; a los impelidos por motivos tortuosos nada le imposibilitaba cruzar el río Táchira por otros lados.  Al comienzo de la década de los sesenta, las autoridades autorizaron el flujo vehicular las 24 horas del día.  En la decisión influyeron tanto el crecimiento de las poblaciones, como el reemplazo del viejo puente por el actual de doble vía, la construcción de unos nuevos en Ureña y El Amparo, y entender la inutilidad del cerrado. 

Esta semana que pasó, con gran aspaviento, nos enteramos que (una vez más) el régimen intenta retrocedernos hasta principios del siglo XX.  El comandante de CEO —que no sé qué pitos toca en el control del contrabando, cuando lo suyo es la defensa contra la fabulada invasión del imperio— informó que la cadena y el candado por las noches están de vuelta.  Todo el mundo, menos el general Padrino, sabe que la gasolina y los  demás productos subsidiados son pasados en horas diurnas, con la complicidad de uniformados y por rutas que no son las que van a cerrar.  ¿Cómo va, general, a poder controlar los pasos clandestinos, si los cuidadores son los mismos que dirigen el comercio ilícito?

Remate de refinerías
Yo, de economista, no tengo ni un ápice; de petrolero, menos.  Pero sí sé que los bienes y las propiedades que alguien posee no deben ser vendidos por un apuro presupuestario, por una falla en el flujo de caja, o por una mera puntada que le dé al administrador de dichos bienes.  Con más razón, cuando quien administra no es el propietario, sino un mero encargado.  Y cuando no ha sido consultada la asamblea de accionistas —que somos todos los venezolanos, no el régimen.  Pero esta gente es feliz malbaratando lo que tanto tiempo y dinero costó obtener; es que necesitan seguir con la regaladera a sus conmilitones y a los chulos foráneos.  Desde la ya lejana venta de Ruhr Oel se veía venir la cosa.  Con esa malhadada transacción dejamos de vender productos refinados de petróleo a Alemania.  Ahora, el esquema se repite: quieren entregar al primero que les ofrezca cuatro puyas tanto las refinerías como las gasolineras que tenemos en los Estados Unidos.  Están empeñados en —como decía en el comentario sobre la frontera— en retrocedernos hasta los años del oscurantismo gomecista.  Fíjense que están acabando con las capacidades de refinación —afuera y adentro— y volviendo al esquema primitivo de vender petróleo crudo, sin valor agregado nacional.  No hay que ser muy brillante para entender que eso crea puestos de trabajo en otras latitudes y los cierra aquí.  Pero, ¿qué se espera de un régimen que deja sin empleo a miles de obreros venezolanos porque trae mano de obra china para la simplísima tarea de pegar bloques y hacer pisos?  Debe ser que no entienden el viejo adagio romano que explica que el gobernante debe administrar los bienes nacionales con la diligencia de un padre de familia…

Oriente Próximo
Recientemente, el babieca miraflorino salió, en un mismo evento, a calificar las acciones de Israel contra Gaza como un “genocidio” y a  declarar que “Venezuela está con Siria”.  Vamos por partes.  O, como se decía en mi pueblo: “barájamelas más despacio”.  Según la Real Academia, “genocidio” es el exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad.  O sea, lo que hizo Hussein de Jordania durante el “Septiembre Negro”, cuando (según Arafat)  mató a cerca de 20 mil palestinos; o lo que está haciendo Al-Assad en Siria, donde la cuenta pasa de mil 75 muertos en menos de dos años.  Vale decir, el presidente de ese país lleva sobre su cabeza más muertes que todas las ocurridas en todas las guerras que ha tenido que luchar Israel desde el año 1948 —que, de lado y lado, totalizan unas 64 mil bajas.  Pero eso no es relevante para los rojos criollos porque, en el primer caso, se trataba de un árabe masacrando palestinos (malagradecidos, porque luego de haber recibido refugio allí, pretendían derrocarlo); y, en el segundo, un alauí matando suníes, drusos, ismaelitas y cristianos de todas las confesiones.  Que, para ese fin, haya empleado armas químicas prohibidas, es una nimiedad.  Para ellos, para sus sicofantes en la izquierda caviar, y para sus aduladores en otros palacios presidenciales de Suramérica, nada de eso es importante. 

Todos ellos saben lo que pasa en realidad; saben que los terroristas de Hamas —y se los ratificó recientemente el mismísimo Secretario General de las Naciones Unidas— utilizan niños y mujeres como escudos humanos, y que los hospitales, escuelas e iglesias son empleados  para almacenar y disparar sus cohetes.  Pero, para ellos eso no es substancial.  Su asunto no es el dolor que puedan sentir los gazaríes ante las acciones realizadas por órdenes del gobierno israelí —quien, al fin se cansó y decidió que no iba a quedar sin castigo los más de tres mil ataques con cohetes— sino su afán de ir en contra de Estados Unidos y todo lo que simbolice cultura occidental, que represente modernidad, y que esté consolidado por el Estado de derecho.  Le disparan a Israel pero es apuntando a su aliado, Estados Unidos.  Dentro de poco, no les bastará dar vivas a Hamas; ya los veremos alabando a islamistas radicales que avanzan por Irak degollando cristianos y esclavizando mujeres por órdenes de un auto-designado califa. 

Mientras, el nortesantandereano sale, ¡apuradito!, a cumplir la orden de Fidel y a respaldar a una de las partes en conflicto sin analizar cuál es la verdadera conveniencia para Venezuela. Ya ven, además de ilegítimo, irresponsable…

Humberto Seijas Pittaluga
hacheseijaspe@gmail.com
@seijaspitt

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