Para bien y para mal la nación es propietaria
absoluta de cuanto yace en las entrañas de la tierra que le da asiento. Parte
de esa inmensa y variada riqueza son los hidrocarburos, indispensables en el
diario quehacer de la humanidad y, por supuesto, oxígeno que da vida a la
economía de los venezolanos.
De allí que haya sido útil a los buenos gobiernos
(que los hemos tenido) para impulsar el desarrollo integral en cuya búsqueda
bastante se avanzó, antes de que el malandraje rojo-rojito asaltara el gobierno
e instaurara el llamado Socialismo del Siglo XXI. También fue utilizado por
autocracias como la que nos desgobierna, para control y usufructo del poder
incluyendo el enriquecimiento ilícito, delito por el cual muchos pagaron con la
confiscación de alguna parte de lo mal habido.
Ahora bien, por ser los hidrocarburos un bien nacional, los venezolanos somos sus propietarios y la inmortal demagogia sembró la práctica del bodeguero ignorante que no entera en caja el precio de los productos que consume en su hogar, por consiguiente no debemos pagar el consumo de los derivados del petróleo. Ni siquiera el equivalente a los costos de producción, incluyendo cargas impositivas.
De allí el precio de ganga fijado
para el mercado interno. PDVSA pudo soportarlo mientras criterios empresariales
privaron en su administración, pero cuando a sus mandos accedieron el
desconocimiento del negocio, la incapacidad administrativa y el cohecho comenzó
el derrumbe; acelerado hasta cobrar rango de quiebra con la asignación de
actividades como la distribución de alimentos, extrañas a sus objetivos pero
buenas para el enriquecimiento de funcionarios ladrones, enquistados en la
nómina que comienza en Miraflores y se
expande por todo el país. Y una
vez consumada la quiebra técnica, ¿qué hacer, si junto con la merma de la
producción y el masivo endeudamiento para sufragar el mantenimiento de la
nomenclatura y la sargentería del PSUV, así como de cuanto gobernante chulo se solidarizó con
Chávez, el Comandante Bellaco en Jefe elevado a galáctico?
Nada distinto a llegar al llegadero. Aumentar
el precio de los hidrocarburos en el mercado interno y racionalizar el gasto
público, castigar la corrupción administrativa y reformular los convenios de
suministro de petróleo a precios viles a países que no cancelan las facturas,
pero son archivadas a guisa de donaciones-soborno y evitar que la OEA aplique
la Carta Democrática. La única salida distinta al desbarrancadero es la de
implantar, por todo el cañón, la receta del Fondo Monetario Internacional. No
tan mala como demonizada, siempre y cuando sea acompañada de beneficios
compensatorios que protejan a los sectores más débiles de la sociedad.
Arruinaron la agricultura y la industria con
expropiaciones sin fundamento, instaurando la economía de puerto. Hoy se
importa el 80% de los productos del diario consumo (comestibles, vestimenta,
productos del aseo personal incluyendo papel toilette, etc.) Se redujo la
capacidad de pago debido al descenso de la producción petrolera por falta de
mantenimiento y de nuevas inversiones, los obscuros convenios con China, las
donaciones a gobernantes chulos que aplauden la locura izquierdosa del
castro-chavismo-madurismo, el desbarajuste administrativo y el latrocinio.
Entramparon las finanzas y están
aterrorizados porque el programa de ajuste es dinamita y si la gasolina coge
fuego la onda expansiva de la explosión sollamaría el fondillo de la ALBA. Y el
miedo les aconseja medidas erráticas. El cierre de la frontera
colombo-venezolana y el capta huellas (cartilla de racionamiento del Siglo XXI)
para superar el desabastecimiento es un acto digno de teatro del absurdo. El
remedio para esa enfermedad es la producción y la libertad económica con reglas
claras y seguridad jurídica.
Consecuencia de esa política económica fracasada
en todo lugar es el drama de la crisis sanitaria-asistencial. Los centros
dispensadores de salud, públicos y privados carecen de mínima dotación de
medicamentos, lencería, víveres para la alimentación de los enfermos y de
insumos indispensables en las intervenciones quirúrgicas. Quienes requieren de
camas hospitalarias o ser sometidos a intervención quirúrgica tienen que
esperar meses, debido al déficit de centros de hospitalisación o de lo
indispensables para el acto operatorio. Otro tanto ocurre con quienes padecen
cáncer. Para recibir tratamiento de quimio o radio terapia, son sometidos a
prolongadas esperas y muchos mueren de mengua y desesperanza.
Para colmo de la insensatez, se proponen
vender CITGO. Refinería y comercializadora de primer rango que cubre gran parte
del consumo de hidrocarburos en USA, aportando importante valor agregado a
nuestro petróleo. Los mala paga buscan evitar sea embargada por Exxon-Mobil y
Conoco-Philips, cuando lo conducente es acordar con los acreedores como lo
aconseja la sensatez. Pero los criminales prefieren asesinarnos y
“auto-suicidarse” antes de convenir con el imperio.
LEOPOLDO LOPEZ
Quienes entre 1948 y 1958 militamos en la resistencia contra la dictadura, no concebimos la posibilidad de que un líder se entregue. Lo hacen preso o cae en la calle. Pero estemos o no de acuerdo con la decisión de Leopoldo López, es deber moral denunciar el crimen que la dictadura castro-chavista-madurista comete contra Leopoldo López y todos los presos políticos judicializados, comenzando por los comisarios y agentes de la Policía Metropolitana encabezados por Iván Simonovis.
German Gil Rico
gergilrico@yahoo.com
@gergilrico
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