Aunque lo hicimos muchísimas veces, nunca
estará de más volver a explicar este tema, que tanto se presta a los mas
populares mitos político-económicos desde K. Marx hacia acá.
Es habitual escuchar frases como que "el
capitalismo va generando en muchas ocasiones "espejismos de consumo",
en el que el crédito sobra".
Aquí ya encontramos un primer error grave. No
es el capitalismo, sino el gobierno el que genera esos espejismos. No es el
capitalismo, sino el gobierno el que crea "crédito" inexistente.
También es común escuchar otras frases como
que "la avidez por tener todas las cosas en forma inmediata hace que la
gente se endeude más allá de sus posibilidades". Puede ser. Aunque no es
así tampoco en todos los casos. Pero si fuera así, tampoco es por culpa del
capitalismo. Y se suele concluir a lo anterior que "La clave es encontrar
el equilibrio. Lo que no es fácil".
El desequilibrio es producido por el gobierno.
No por el capitalismo. Y es verdad que no es fácil lograr que el gobierno deje
de crear crisis. Pero no es cierto que la crisis sea "culpa" del
capitalismo.
Quienes "razonan" de dicha manera
(aquí el verbo "razonar" no es más que una forma de decir, porque
resulta claro que los dichos citados y entrecomilladlos no constituyen ninguna
clase de algo parecido a un razonamiento) ignoran lo básico de la economía.
Desconocen el ABC de la ciencia económica.
La gente se endeuda (cuando lo hace)
simplemente porque se le ofrecen créditos. Si no se le ofrecieran créditos no
tendrían ninguna posibilidad de endeudarse. Y esto último, por mucho que esa
gente sienta "la avidez por tener todas las cosas en forma
inmediata". Sencillamente, si no hay crédito disponible podrá ser mucha
esa "avidez", pero ninguno de esos "ávidos" estará en
condiciones de endeudarse.
Si la gente contrae deudas es porque el
crédito existe, y si hay crédito, sólo puede ser por dos razones: 1.- Porque
ese crédito ha sido formado por un previo ahorro del mercado (es decir, de la
misma gente) o, 2.- Porque ese crédito responde a interferencias del gobierno
en el ámbito del mercado (puntualmente, manipulando la tasa de interés, creando
inflación o ambas cosas a la vez). No existe otra explicación real al fenómeno
del crédito.
Al caso 1 lo podríamos llamar perfectamente
"crédito capitalista" o forjado por el capitalismo. En tanto al caso
2 podríamos llamarlo "crédito gubernamental" o estatal.
Va de suyo que en todas las crisis conocidas
en la historia económica mundial la constante ha sido el del caso n° 2, y nunca
el del caso n° 1.
En el caso n° 1 (crédito que llamamos
capitalista) notemos que la gente nunca puede endeudarse "más allá de sus
posibilidades". ¿Por qué? Simplemente porque el capitalista jamás le
prestaría a nadie que no pudiera restituir -a su debido tiempo- el capital más
los intereses pactados. En el capitalismo el capitalista pide al posible
prestatario todas las garantías y fianzas necesarias y suficientes antes de
concretar la operación, y si dichas garantías no le resultan satisfactorias,
pues, sencillamente, no arriesga su capital prestándole a un insolvente o
posible futuro insolvente. No hay préstamo… y punto.
La situación que hemos denominado n° 2 es
bien diferente. Cuando el crédito lo otorga el gobierno (y no el capitalismo a
través de los capitalistas) dado que el gobierno no opera dentro de la órbita
del capitalismo esto significa que los fondos que el gobierno presta no son
propios, sino de terceros, en general extraídos por medio de impuestos y otras
maniobras estatales a los verdaderos capitalistas que siempre operan en el
sector privado y no en el estatal. En suma, el gobierno succiona recursos al
capitalismo para "prestarlos" a la gente.
Dado que esos capitales no son del gobierno
(que puede volver a expropiarlos en cualquier momento, si es necesario dictando
cuanta ley se le ocurra para tal efecto) el gobierno no corre riesgo alguno si
los coloca en el mercado. Cualquier tasa que cobre, por baja que sea, le será
rentable habida cuenta que el capital prestado no le costó un centavo (excepto
los costos de dictar las leyes de expoliación necesarias y los costos de
succión fiscal ejercida sobre el sector privado, es decir sobre los
capitalistas). Por lo tanto, el recupero de dichos créditos no es prioritario
para el gobierno. Y por las mismas razones, tampoco le será preocupante la
falta de garantías de los prestatarios.
En este último escenario, la gente tendrá una
tendencia natural a consumir todo el stock de crédito "barato"
ofrecido, y demandar más aun de él. Es decir, endeudarse sin límite y muy por
encima de sus posibilidades, lo que jamás podría hacer -conforme lo explicado
arriba- en un sistema capitalista.
Pero como en última instancia, ese stock de
capital había sido originado por los capitalistas (luego expoliados por el
gobierno), una vez consumido -vía crédito "barato"- el stock
existente, sobrevendrá de manera inexorable la crisis. Crisis de la cual el
gobierno que la ha provocado responsabilizará -como lo ha hecho toda la vida-
al capitalismo que, como vimos, es víctima del gobierno y no victimario.
Lo que viene después de esta fase es historia
económica recurrente: el gobierno apelará luego a la inflación, y -si persiste
en su empeño- sobrevenderá la hiperinflación y, por último, la debacle.
Esta explicación sencilla y despojada de
tecnicismos pretende ilustrar la génesis y mecanismo de toda -absolutamente
toda- crisis económica. El capitalismo jamás ha gestado ni una sola crisis
económica en la historia. En primer lugar, porque el capitalismo ha tenido
escasa vigencia en la historia mundial, exceptuando quizás unos pocos destellos
del mismo entre el siglo XIX y las dos primeras décadas del XX. Y en segundo
lugar, porque es imposible que un sistema capitalista produzca crisis. Podrá
tener fluctuaciones cada tanto, pero siempre sectorizadas, parciales y
estacionales. Pero es absolutamente quimérico que una crisis económica (como la
Gran Depresión del 30, la asiática, la mexicana, la de 1998, la de 2008, etc.)
sea consecuencia del capitalismo. Estas crisis (y demás crisis) fueron
resultado directo de la ausencia de capitalismo y no de su presencia.
Gabriel
Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina
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