Los
venezolanos presenciamos dos procesos realizados por la oposición, la
renovación de la MUD y el Congreso de Ciudadanos. El primero procura superar el
grado de “fractura” que ha mostrado la unidad entre los partidos que la
integran con la finalidad de mejorar las condiciones de participación en las
elecciones de 2015.
Este
resultado electoral es sin duda importante, pero parece que los partidos tienen
que incorporar otros asuntos. En primer lugar, la credibilidad en el CNE,
aunque hay quien piensa que la ventaja opositora sería “tan grande” que el ente
no podría desconocerla.
En
segundo lugar, la dinámica que está registrando el proceso político nacional,
la cual indica, por lo menos, que es muy difícil que la presente situación de
Venezuela pueda mantenerse hasta finales de 2015, lo cual lleva a admitir, al
menos como un escenario posible, que no se realicen estas elecciones, y más
aún, aunque no deseable, que se interrumpa el período constitucional.
Este
segundo asunto, en la medida en que la contienda electoral no es el único
problema de los venezolanos, ni el más importante ni el más urgente, lleva a un
tercero, la imperiosa necesidad de cambiar el curso caótico que viene siguiendo
el país, lo que obliga a los partidos a motorizar al pueblo venezolano para
“forzar” al gobierno a corregir antes que termine de destruir a Venezuela.
No
hay duda de que hoy es más necesaria la unidad opositora para la lucha popular
que para la contienda electoral.
Surgen
dos preguntas, qué tanta fuerza y capacidad tienen hoy los partidos para
acometer exitosamente esta tarea? y qué piensan los partidos con relación a su
cambio y renovación con la finalidad de aumentar su fuerza?.
Muchos
venezolanos pensamos que deben incrementar este cambio para recuperar la
confianza de la gente, algo que también ha perdido el chavecismo por su
absoluta incapacidad y su desbordada corrupción.
Lamentablemente
hasta en los partidos pequeños, asumiendo que hay algunos grandes, se aprecia
una especie de discriminación hacia la ciudadanía, a la cual parece negársele
el derecho a la participación política, a pesar de que las mentes y espíritus
más “acatables”, como el Papa Francisco, la consideran vital.
Quizás
la discriminación significa que los puestos en las planchas son de los
partidos. Por su parte, el Congreso de Ciudadanos, que algunos partidos
lamentablemente en forma discriminatoria lo “califican de iniciativa de un
partido”, procura lo contrario, esa tan necesaria participación de la gente en
política, con la cual, complementando y completando el trabajo de los partidos,
Venezuela podrá recuperar su destino.
Debe
valorarse la manera transparente y abierta como se organiza este Congreso, y
también el hecho de que su objeto de lucha no es el tema electoral, sino lo que
es más importante, la situación del país y su futuro, las calamidades que han
estado “anulando” a los venezolanos.
Es
un perogrullada decir que la vida de los venezolanos es dramática y que su
superación es muy difícil, tan difícil que exige lograr exitosamente la
renovación de los partidos y la reacción de la sociedad civil.
Cuál
de las dos más difícil?. Se debe aceptar que el reto es descomunal, tan
descomunal como la recuperación de Venezuela, y si creemos y luchamos por esta
última, debemos aceptar que tenemos que triunfar en los dos retos indicados.
La
armonización de la renovación de la MUD con el Congreso de Ciudadanos tiene sin
duda un gran potencial para la recuperación de Venezuela. Sin embargo, tenemos
que pensar y sentir que si esta articulación no se produce, el pueblo de
Venezuela encontrará de todas maneras su solución, porque si seguimos haciendo
las mismas cosas equivocadas, por ejemplo centrarnos en forma egoísta en las
“planchas” seguiremos obteniendo los
mismos malos resultados, la apatía de la gente.
Más
aún, la historia enseña que la dictadura y la violación de derechos humanos
siempre es terminada y castigada. Hitler y Stalin, para ir más allá de América
latina.
Retórica
aparte, es importante tener presente a gente como Jesus, “Mi reino no es de
este mundo”, y también a Gandhi y King, quienes no eran líderes ni aspiraban
poder personal, pero terminaron, aportando sus vidas, siendo los conductores de
sus pueblos.
Douglas Jatem Villa
djatem@gmail.com
@djatemv
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