Carlos,
le dijiste a ese embustero compulsivo y jalador profesional que es Andrés de
Chene, que te diera su opinión sobre dos comentarios míos titulados
"Mensaje a Nicmer Evans" y "El colmo de los colmos", y lo
hiciste sabiendo de antemano cual iba a ser su respuesta. ¿Y que te dijo él
para desmentir lo que yo había planteado en eso dos mensajes? ¿Qué te dijo para
justificar igualmente el colapso de una empresa como Sidor, colapso provocado
por ese demagogo de naciemiento que fue Hugo Chávez, que donde quiera que esté
debe estar preso por ladrón y por farsante,
porque ese sujeto no podría ir a ninguna parte sin delinquir?
Te dijo que Sidor
estaba quebrada prácticamente desde su nacimieinto. Lo cual es absolutamente
mentira. Porque de haber sido así, no se hubuera podido privatizar, como en
efecto se hizo poco después de haber sido inaugurada.
Pero,
además, ¿por qué unos empresarios privados se hicieron cargo de una empresa
como la siderúrgica del Orinoco, cabría preguntar? No sería porque como dijo de
Chene estaba quebrada, porque los empresarios no son idiotas como para botar su
dinero así, tan alegremente en aventuras improductivas. Todo lo contrario, esos
empresarios la adquririeron porque Sidor gozaba de una posición privilegiada en
el mercado internacoinal. Lo cual no tenía nada de extraño si se toma en cuenta
su envidiable posición en el mismo, derivada de sus excepcionales ventajas
comparativas y competitivas, que muy pocas siderúrgicas del mundo podían
disfrutar.
Por
otra parte, si esa empresa estaba quebrada, ¿por qué la nacionalizó Hugo
Chávez? ¿Y por qué después de haberla nacionalizado no la cerró? Pero lo que es
más importante aún: ¿por qué en lugar de haberla cerrado, como se debe hacer
con toda empresa improductiva, a lo que se dedicó fue a satisfacer las elevadas
e irracionales exigencias salariales que a cada rato hacía una masa laboral
absolutamente irresponsable e inconsciente? No tiene sentido, ¿verdad?
Lo
cierto del caso es que Chávez nacionalizó la siderúrgica porque para el momento
en que se produjo ese hecho, la empresa estaba arrojando elevados dividendos. Y
fue sólo cuando debido a estos
constantes y frecuentes aumentos salariales que los costos de producción
de Sidor comenzaron a elevarse. Lo cual, como es de suponer, se tradujo en la
disminución de su capacidad competitiva y por consiguiente también, en la
pérdida de sus mercados internacionales. Lo que explica que esta empresa del
hierro se encuentre en estos momentos casi totalmente paralizada. Pues al
perder sus mercados, qué objeto tiene producir si no se va encontrar donde
colocar esa producción. No tiene ningún
sentido, y menos cuando en estos momentos sus inventarios se encuentran total y
absolutamente abarrotados.
Es
esta, la causa de la quiebra de Sidor. A Sidor la quiebran Hugo Chávez y, aunque parezca paradógico, también
sus trabajadores, con sus constantes exigencias salariales que el nativo de
Sabaneta, sin el menor reparo,
satisfacía plenamente. Y lo hacía, porque en el fondo lo único que buscaba no era beneficiar a los trabajadores, sino
demostrar que en efeto era un presidente obrerista y revolucionario, es decir,
por pura demagogia, en lo cual, y eso hay que reconocérselo, era un verdadero
experto.
Ahora,
lo lamentable de esto es que la única quebrada no ha sido solamente la empresa.
Quebrado también, como lo habíamos venido denunciando, ha resultado el país,
cuyo gobierno, para poder seguir funcionando más o menos normalmente, ha tenido
que apelar al endeudamiento masivo. El problema de esta política es que de
ningna manera es gratuita. Al contrario, tiene un elevado y oneroso costo que
difícilmente la nación pueda afrontar y que más temprano que tarde nos
conducirá al odiadoFMI.
¿Cuál
podría ser la solución? Quien esto escribe sólo le ve dos salidas a esta
complicada situación. Una drástica reducción de los salarios, acompañada
también de una disminución significativa de la nómina, o la entrega de la
empresa a los trabajadores. No hay otras, porque dudo que én las condicones tan
deplorables en que se encuentra la empresa en estos momentos, nadie estaría
dispuesto a hacerse cargo de ella. Y es sumamente deplorable, porque sólo la
privatización podría significar su salvación.
Alfredo
Schmilinsky Ochoa
alfredoschmilinsky@hotmail.com
@alfredosch
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