sábado, 2 de agosto de 2014

ALFREDO OSORIO U, LA UNIDAD NO SE DECRETA, SE CONSTRUYE

“La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino”. Simón Bolívar.

Es una perogrullada afirmar que la unidad de la oposición democrática debe mantenerse fortalecida no sólo para  poder enfrentar con éxito los retos del futuro más próximo ante el grave escenario que se le presenta a Venezuela con el desastre económico, político y social que ha dejado a su paso  16 años de una mal llamada revolución, sino para lograr que el pueblo venezolano, que mayoritariamente se opone a este rocambolesco régimen, sienta que sí hay una esperanza real de superar el caos generalizado que hoy día es la patria de Bolívar.
Estamos persuadidos que lograr una unidad monolíticamente resistente a embates de distintos órdenes que son lógicos en un país demasiado polarizado por la situación política, no es tarea fácil. En una instancia como es la Mesa de la Unidad Democrática, donde convergen diferentes organizaciones políticas de distintos signos ideológicos, desde socialdemócrata, demócratas cristianos, socialistas moderados y hasta radicales, liberales y organizaciones de la sociedad civil, no se puede pretender que la constante de sus resoluciones sea siempre la unanimidad de criterios.
Precisamente, para enfrentar todos los desmanes cometidos por el régimen de Chávez y ahora de Maduro, las violaciones constantes a los derechos humanos más elementales, las garantías constitucionales, las libertades económica y la Constitución en su casi totalidad articularia, colocar los Poderes del país bajo la dirección del régimen, utilizar la justicia como garrote político para castigar la lógica disidencia, la protesta como derecho constitucional, es cuando más se necesita de una oposición firmemente unida en torno a todos los programas e ideas que se pongan sobre la mesa en la ansiada búsqueda de las salidas que el país reclama de sus actores políticos y sociales.
Los dirigentes de la MUD están obligados, en medio de sus diferencias visionarias o conceptuales, que las entendemos, a dar un debate de altura y ofrecer respuestas confiables a los venezolanos ante la grave crisis que afronta el país y no caer en la diatriba estéril, egoísta, guiado por intereses personales y mezquinos, sugiriendo una renovación de algunos de sus miembros e incorporar sectores no políticos que representan la gran mayoría del pueblo venezolano, tales como Estudiantil, empresarial y de los trabajadores, que mucho pudieran aportar sobre el sentir y los deseos del venezolano común del barrio, del liceo o la universidad, del costo de la vida y la inseguridad, lo cual representaría una verdadera Mesa de la Unidad Democrática Venezolana.
 Desde los inicios de este periodo legislativo, en el seno de la asamblea, actitudes, posiciones, estrategias de los llamados grupos de los seis, que integraron el comité coordinador del bloque parlamentario de la oposición, acordaron medidas contrarias al reglamento interno de debates y al espíritu constitucional, irrespetando el derecho proporcional del parlamentario a intervenir y cumplir con sus obligaciones individuales en respeto a sus electores y con los deberes impuestos por su alta investidura adquirida democráticamente.
Lo dijimos en reiteradas oportunidades y las consecuencia allí están: competencia y enfrentamiento entre partidos, grupos, individualidades, descalificándose unos a otros, siempre en vos baja, pero con evidentes consecuencias y falta de espíritu solidario en la búsqueda de consolidar la Unidad ante un adversario monolítico y claro en su accionar en contra de los intereses del pueblo venezolano pero con una coherente estrategia parlamentaria. 
La unidad no puede ser solamente un concepto que se saca a relucir para ocultar serias diferencias sobre las maneras de abordar soluciones a la crisis. Los líderes tienen el perfecto derecho de expresar sus diferencias sin caer en antagonismos y mucho menos en descalificaciones de sus pares.
La unidad no se puede decretar. La unidad se edifica y sus estructuras tienen que ser bien sólidas para resistir el embate de cualquier ventisca que se oteen por el horizonte de la política.
Alfredo Osorio
Alfredoosorio_1@hotmail.com
@AlfredoOsorioU


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