La
situación del país no está como para pensar en elecciones, pero basta ver
bajear, cual serpientes, a los dirigentes políticos, armando los pasos para llegar a la Asamblea
Nacional, gobernaciones y alcaldías. La
presidencia de la República está en la
mira, lejos de una aparente unidad para llevar a un candidato al solio
presidencial, deberan comenzar por dejar las luchas internas, tanto en el PSUV
como en la oposición o la maltratada Mesa de la Unidad Democrática.
Lo que estamos observando no es del agrado del
pueblo, la miseria y crisis en general, son los resultados del tambaleante régimen actual. La crisis la
está sufriendo profundamente el venezolano común, sorteando abastos y
supermercados para medio enderezar la dieta diaria. Se miran las caras y cada
vez el rumor crece, no creen en la dirigencia política que solo esta afanada en
sus cargos y pugnas políticas internas. Y mucho menos cree en la milicia que ha
pasado a ser seres mutantes o androides.
Mientras la calle es un lamento, en los partidos hay suspiros por el grato olor del poder. Las traiciones, deslealtades, talanqueras y encuentros extraños entre rivales, compra de conciencias y posiciones acomodaticias para asegurar votos o afectos, son las tendencias que se están barajando y es la actividad más intensa en medio de un país con las bases sociales vuelta pedazos.
El régimen no deja de dar patadas de ahogados para
sostener lo que luce insostenible. Repasan ofertas, cambian figuras en los
ministerios, ofrecen lo que ya no tiene el país y dictan medidas galácticas que
apenas le roban la atención al pueblo, cansado de mentiras, engaños en una
crisis que pareciera no tener fin.
Tal es el grado de abatimiento general que si
llamaran a elecciones en estos momentos, la abstención seria monumental, como
nunca se ha visto en el ámbito nacional. Y los electores cansados de tantos
embustes, comienzan a murmurar, en voz alta y baja, que quieren escoger sus
candidatos por cuenta y gusto propio, de manera democrática. Lo que significa
que no quieren candidatos a dedo o por listas preparadas en los laboratorios
siniestros de los partidos. El país quiere PRIMARIAS.
La gente está harta del político carismático,
hablador y embaucador. Los próximos servidores públicos, escogidos por el
pueblo, no podrán repetir los errores del pasado cargado de personalismos,
arrogancias y componendas que han resultado nefastas. Han sido muchos los ciudadanos
que se quedaron esperando por una casa, un empleo, una ayuda económica o un
simple trámite para mejorar las condiciones de vida. En su lugar, se ha
convertido al ciudadano venezolano en un servilista institucionalizado,
triturado por la corrupción, como parte del juego político existente. Pues eso,
es lo que nadie quiere ni sueña, seres miserables.
El venezolano aspira un político con esencia de
servidor con y para todos, un individuo que respete los derechos de cada uno de
los ciudadanos de este país y ¿sería mucho pedir que sea honesto? Solo con
elecciones primarias se conocerá la verdad y fortaleza de un líder; sin duda,
no será fácil y muchos no pasaran la
prueba.
Susana
Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe
www.desdelaisla.hazblog.com
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