viernes, 18 de julio de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, UN GOBIERNO INCAPAZ Y CRUEL,

En una de sus trabajos menores, contenida en sus Obras Morales y de Costumbres (Moralia) el gran historiador romano Plutarco, escribió su pequeño tratado, A un gobernante falto de instrucción, una obra que fue leída y comentada  con mucho interés por políticos en el renacimiento entre ellos Erasmo de Rotterdam, Francisco de Quevedo, Dante Alighieri  y el mismísimo Nicolás Maquiavelo.

Y es que el problema que aborda Plutarco ya venía afectando a la humanidad desde los primeros hombres y las primeras ciudades-estados, una gran parte de los gobernantes no estaban preparados para el oficio y quienes sufrían las consecuencias de sus desaciertos, eran sus súbditos y en ultimo termino la paz y las posibilidades de sobrevivencia de la sociedad misma.
Voy a utilizar el resumen de la obra que hizo su traductora, la erudita española  Helena Rodríguez Somolinos, y dice así: “No es fácil educar a los gobernantes, porque temen perder su autoridad, sin darse cuenta que la manera de reforzarla es aceptar como soberana a la razón… Muchos gobernantes entienden mal el poder y los deberes que implica, por lo que se vuelven tiránicos y esto finalmente los hace caer… No es cierto que un poderos pueda permitirse todo. Se debe sobre todo a su propio honor y al respeto de sus súbditos, y lo único que debe temer es perjudicarlos a ellos. Por el contrario, los tiranos temen a sus súbditos… Y esta enseñanza se revela todavía más necesaria si se piensa que el poder, cuando se hace aliado de la maldad, acrecienta las pasiones. Grande es el peligro cuando el que puede hacer lo que quiere, quiere lo que no debe. Más aun cuando su posición hace evidente sus vicios.”
Aparte de recomendar la lectura de esta breve obra llena de sabiduría, me da pie para hacer el retrato a cuerpo completo de nuestra calamitosa y compleja situación.
El gobierno chavista, ahora en manos de Nicolás Maduro, luego de quince años de mandato socialista y de la aplicación de un plan hecho en Cuba, ha llegado a la conclusión que hay que rectificar, no solo eso, hay que transformarlo todo, lo cual en medio de las ruinas y los acuciosos problemas de una sociedad en crisis, tal declaración es puramente una fórmula retórica.
El principal problema que tenemos los venezolanos es que no contamos con un solo gobernante, sino con varios, el poder está fragmentado en tribus y cada uno de esos jefes adolece del mismo mal, no están en capacidad de gobernar el país, menos aun los militares.
El plan que tenían de destruir el sistema capitalista para instaurar el paraíso del socialismo en Venezuela fracasó rotundamente, ningún plan que necesite tal cantidad de personas muertas, pasando hambre y necesidades, de oportunidades perdidas y ruina del país, para que un futuro, que nadie sabe cuando vendrá, tengamos abundancia y felicidad, es un plan inviable e injusto.
La verdad y la realidad del país es una, vivimos una tragedia nacional, la sociedad venezolana está en graves problemas de subsistencia y las medidas que se deben aplicar tienen carácter heroico, es decir, de urgencia y tales medidas requieren de un alto grado coherencia, eficiencia y gerencia, ninguna de estas características las tiene a mano el actual tren de gobierno por la sencilla razón de que no están preparados para enfrentar la situación.
Lo que si se ve venir es que el gobierno de Maduro, en medio de su desespero producto de la ignorancia y descoordinación, va a tomar una serie de medidas que no sólo empeorarán la situación, sino que no vamos a ver mejoría, nunca.
Derrotar la inflación es un asunto complicado mas no imposible, requiere de mucha pericia y disciplina, la economía debe ser comandada por economistas no por políticos, los planes deben ser ejecutados atendiendo prioritariamente a los más vulnerables, pero pensar que no va haber sacrificios es una quimera, muchas de las medidas son impopulares, pero si el gobierno comunica la verdad, si se explica lo que sucede y lo que se quiere lograr, teniendo enfrente plazos y metas razonables que se puedan medir y alcanzar, la gente accederá al sacrificio convencidos que lo hacen por un mundo mejor.
Lo que impera es un llamado nacional al rescate del país pero para que este pueda ser posible, debe liberar de inmediato a los presos políticos, permitir el regreso de los venezolanos que están exiliados por causas políticas, suspender los procesos en contra de los estudiantes acusados de crímenes por ejercer su derecho a la protesta, desarmar sus colectivos violentos y levantar la censura de los medios de comunicación social, debe dejar de aplicar el apartheid y la persecución en contra de la oposición y entonces, y solo entonces, convoque a la oposición, a los empresarios, a las universidades y academias, a los gremios profesionales, sindicatos, ONG’s, banca, comercio e industria, a los agricultores y la agroindustria y cualquier otro sector que se sienta capaz de aportar soluciones en sus áreas de conocimiento, regiones u actividad para hacer un verdadero plan de emergencia.
Solamente involucrando a todo el país, haciendo una convocatoria de venezolanos a otros venezolanos, no del gobierno a la oposición, dejando a un lado las posturas ideológicas y la complacencia de intereses extranjeros, podremos concentrarnos en la enorme tarea que se nos aviene.
Porque una de las áreas de inmediata atención tendría que ver con el gasto público, con el orden fiscal, con sincerar el presupuesto, que va implicar un enorme sacrificio para mucha gente, sobre todo para el inmenso universo de trabajadores que dependen del Estado, lo primero que caería bajo escrutinio y control serían los privilegios y emolumentos que muchos funcionarios han tomado como naturales y propios sin cuestionarse jamás lo impropio y grosero de los mismos, en relación a las contraprestaciones que recibe el país.
El plan de emergencia que avizoro implica descentralizar los esfuerzos, convocar a las regiones y abrir operaciones en varios frentes simultáneamente, el gobierno, más que en un director de orquesta, debe convertirse en un mediador, un facilitador para que puedan fluir los recursos, materiales y esfuerzos sin problemas, evitando las redundancias, eliminando las alcabalas y cauterizando las fugas.
Hay que reordenar todo el sistema de servicios públicos de la nación y para ello debemos enterarnos de lo que funciona y lo que no, donde están los problemas, el flujo de información debe ser, no solo confiable sino abierto, la sociedad toda debe estar enterada de lo que sucede y lo que se está haciendo, principalmente porque va a ser desde la sociedad misma, que se den muchas de las respuestas y soluciones.
Atender a la población más vulnerables a las consecuencias de la crisis es ya de por sí una tarea monumental y complicada, para ello el grupo de intervención inmediata debe tener acceso a todos los recursos e instalaciones del estado, debe contar con la cooperación inmediata de todos los funcionarios y organismos púbicos que se necesiten.
Todo este esfuerzo implica un cambio radical de prioridades e intereses, Venezuela estará suspendida de actividades políticas hasta nuevo aviso, los diferentes grupos que manejarán las relaciones con el resto del mundo en la procura de ayuda, créditos y buena voluntad utilizarán la red de embajadas y consulados como centros de operación, sus funcionarios a la orden de la emergencia.
Sincerar la situación petrolera y de las finanzas públicas va a ser un trago amargo para el gobierno, abrir esas cajas negras para el escrutinio público es una necesidad impostergable, cualquier asunto de orden legal o judicial será postergado hasta que se logre nivelar el país, no se trata de una amnistía o carta blanca para los responsables de las irregularidades, es posponer la justicia para atender la emergencia.
Pero va a ser un alivio para el país y para el mundo que Venezuela ponga sus cuentas en orden, que vean el grado de compromiso que tenemos en solventar nuestros problemas, y aunque el daño causado a nuestra credibilidad, por lo tanto a nuestra confiabilidad es grande, será un primer paso para restablecer la seriedad y la voluntad de  corregir nuestros errores, de manera civilizada y pública.
Esto son algunos de los aspectos de lo que el país necesitaría para enfrentar la situación que se vive, las preguntas son: ¿Estará en condiciones el chavismo de enfrentar este compromiso? ¿Querrán los jefes de las tribus, incluyendo a Nicolás Maduro afrontar sus responsabilidades?
Si las personas que conforman el actual gobierno tuvieran una pizca de vergüenza y patriotismo estarían dispuestas a esta oportunidad de rectificación, pero me temo que sus apetitos por el poder y el dinero les haya robado su humanidad y la sindéresis ya que son inconmovibles ante el sufrimiento de sus compatriotas, y aunque creo que se trata de un gobierno incapaz y cruel debo prevenirlos, como dijo Plutarco, los gobiernos injustos y vanidosos, caen, el vió caer unos cuantos en su tiempo.
Probablemente este llamado caiga en terreno estéril pero debo hacerlo porque veo donde está el problema, y digamos como Platón: “Es preciso ser todavía puros para poder captar las palabras virtuosas… es difícil ser consejero de los gobernantes en lo que concierne al gobierno; odian aceptar que los gobierne la razón por miedo a que, haciéndolos esclavos del deber, disminuya los privilegios derivados de su autoridad”. 

Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.