domingo, 6 de julio de 2014

MANUEL CORAO. "ESE 5 DE JULIO DE 1,811"


 “ Maldito el soldado que empuña su arma contra su propio pueblo”.Simón Bolívar.
Esta expresión del Libertador Simón Bolívar se mantiene vigente a través de los siglos y es el muro de contención para bárbaros y opresores. Al igual que en reiteradas intentonas de fuerza contra la democracia, en América esta semblanza ha sido esgrimida para ahuyentar a desalmados de las Pampas, Los Andes y el Caribe. Hoy apelamos de nuevo a su ejemplar y didáctico contenido.
Los venezolanos sufren una dictadura de un régimen con barniz democrático. Es ahora cuando toma pleno vigor como adalid el ideario del padre de la patria. El criollo rechazó el menosprecio y esclavizante trato recibido por sí y los suyos en migajas por cédulas reales.
La ira que despertó tal realidad lo llevó a un profundo cavilar en el Monte Sacro, Italia, para finalmente jurar no descansar hasta liberar a su pueblo del yugo español.
El acceso de los habitantes de la colonización a volúmenes impresos que enaltecían la libertad, la fraternidad y la igualdad plasmados en el contrato social de Jean Jacques Rousseau que inspiraron en buena parte la Revolución Francesa, causaron el mismo efecto en tierra tropical como en suelo galo.
Los sucesos del 19 de abril de 1810 marcaron una época de cambios que resultó mas allá de la designación de autoridades temporales en defensa de Fernando VII, depuesto rey de España por Napoleón Bonaparte.
Cuarenta y tres diputados de las provincias Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Mérida, Barcelona y Trujillo se reúnen en Caracas en marzo de 1811 para regir al entonces real territorio de ultramar en nombre del monarca.
En el calor de la discusión la idea de independizarse esta colonia cobra tal fuerza que en pocos días solo el diputado de La Grita disentiría del arquetipo de libertad allí expuesto. Desde el inicio de las deliberaciones de la institución hay coincidencias entre diputados en declarar la liberación definitiva de la nobleza peninsular.
Quien con el tiempo fue el libertador de Venezuela, desde la sociedad patriota aúpa la emancipación. En su ánimo estaba presente el juramento hecho en la colina romana.
El 5 de julio, en encendido debate, Manuel Vicente Maya, representante por La Grita, exige lealtad hacia el nimbo hispánico. Los discursos contra cualquier sometimiento de Juan Germán Roscio, Francisco de Miranda y Francisco Javier Yánez sumados a la decisión de los representantes de las jurisdicciones que no están en manos de los españoles —Coro, Maracaibo y Guayana— acallan su reclamo.
El día seis anuncian oficialmente el resultado de la votación que declaró a la Capitanía General de Venezuela desvinculada de los ibéricos, por abrumadora mayoría.
La novedosa nacionalidad reorganiza el estado. La reunión deliberante de marzo de 1811 pasa a llamarse Federación Americana de Venezuela y la Junta Suprema del 19 de abril de 1810 poder ejecutivo. En las primeras decisiones adoptadas organizan un ejército para la defensa y designan a Valencia como la capital del régimen no monárquico.
Posteriormente redactan la primera Constitución. La iniciativa provincial queda plasmada para la historia en las siete estrellas de la bandera tricolor.
Dos tendencias destacan a la hora de dotar al país de un legajo guía; el centralismo y la federación. Venezuela se debatirá durante el siglo XIX entre ambas tendencias, como por igual el continente americano.
Para 1812 ante el avance de los hombres de Domingo Monteverde piden a Francisco de Miranda conducir la moribunda causa.
Bolívar, luego del terremoto de Caracas que diezmó a la población de la ciudad emigra con este contingente humano hacia el oriente huyendo de las huestes realistas que toman el centro de Venezuela para dar al traste con la primera republica, que surgió desde el 19 de abril de 1810 hasta el 25 de julio de 1812.
En marzo de 1813 inicia La Campaña Admirable desde el río Magdalena en La Nueva Granada. Luego de limpiar el curso de las aguas de hispánicos, traspasa Los Andes para dirigirse triunfante hacia el centro del país. Recibió entonces en Caracas el titulo inmortal de “El Libertador”.
Desde su “Delirio sobre el Chimborazo” en 1822 dota el demócrata líder de la tierra de Guaicaipuro a Hispanoamérica de civilistas leyes en defensa del derecho del hombre. Toca ahora a los ciudadanos evitar que tiren a la hoguera tales máximas los bucaneros caribeños y mandatarios tiránicos que acechan los territorios de libertad hasta el confin austral.
Manuel Corao
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