Dijo
la presidente inaugurando algo en una empresa: “Quiero decirles que la
Argentina no va a caer en default. Porque en default entran los que no pagan. Y
Argentina pagó. Así que van a tener que inventar un nombre nuevo”.
Propongamos
un concurso para inventar una palabra
que reemplace a default, o como se diría en correcto castellano:
cesación de pagos, suspensión de pagos, insolvencia. El que consiga la palabra
perfecta para definir pagar, sin hacer efectivo el pago (no es nuestra culpa
directa), mientras no se paga a otros a los que también hay que pagarles,
podría ganar una visita al juez Griesa, en un exclusivo tour por la ciudad de
Nueva York, capitalista y malvada, pero elegida por este gobierno.
*“¿Default
o no default?, esa es la cuestión”, con disculpas a Shakespeare.
Los
argentinos llevamos haciendo esta pregunta angustiante desde hace por lo menos
un mes, y tenemos la casi seguridad de que vamos a un default. Ojalá, a último
momento no sea así. Parece poco probable. Enviados viajan a Nueva York y no se
entrevistan con el mediador nombrado por el juez Griesa.
O
vuelven y llegan tarde a la reunión. O no se juntan con los hold outs. Y
vuelven. Pagamos muchos pasajes. Pagamos carísimos abogados americanos que
obedecen las órdenes de los enviados, que obedecen las órdenes estrictas de la
presidente. Parece que la orden es “exigir” ¿¿??
Abogados
y enviados, o sea la presidente, le exigen al juez Griesa que vuelva a poner el
“stay”, o sea que los hold outs no puedan embargarnos nada hasta que la maldita
cláusula RUFO (puesta por Kirchner y Lavagna), se caiga el 31/12/2014. Pero el
“stay” vencía el 30/6/2014, y venció.
La
presidente y desgraciadamente la mayoría de los argentinos, de acuerdo a una encuesta de Poliarquía, creen que caer en
default (una vez más, 1988/9- 2001) es un acto de soberanía. Algo funciona mal
en cuanto a conceptos en nuestro país. Deber dinero y no pagarlo, está MAL.
Será injusto, el momento es el peor posible, no nos gusta, no tenemos ganas,
hay prioridades antes que pagarle a sujetos sumamente antipáticos, pero hay que
pagarles.
Es
simplemente un tema de ética, de moral, de respeto por las deudas contraídas,
hace al honor de una nación. Supongo que tampoco el concepto de honor está muy
claro entre nuestros compatriotas en estos últimos tiempos.
Y
es la ley. Y las leyes están para cumplirlas nos gusten o no nos gusten.
Argentina eligió libremente a Nueva York como sede para dirimir litigios cuando
se reestructuró la deuda entusiastamente
defaulteada en 2001. Se eligió Nueva York en 2005 y en 2010. ¡Dos veces! Pero
hoy no nos gusta.
No
nos gusta el juez Griesa que después de tener una paciencia infinita con
Argentina, falló de acuerdo a la ley. Argentina apeló ante la Cámara de
Apelaciones de Nueva York. Esta le confirmó el fallo a Griesa. Nuestra
presidente “exitosa abogada”, no entiende que una sentencia es una sentencia.
Otro problema con los conceptos.
Como
Obama aparentemente y quizás de verdad, parecía que simpatizaba con la posición
argentina, Cristina recurrió a la Suprema Corte de Justicia de los EEUU. Que
declararon que el tema no les correspondía. Ellos están para dirimir conflictos
estaduales de su país. Esto era un tema de la justicia de Nueva York. Cristina
no entendió. En una república en serio, el ejecutivo no puede ordenarle nada a
otro Poder, no tiene el poder para poder hacerlo.
Y
acá estamos, deshojando la margarita. Con muchos conceptos equivocados. No
entienden que la ley se cumple. Que la ley no se cambia de acuerdo al cliente.
Que la mayoría de los jueces de los países civilizados no se parecen a
Oyarbide; que una sentencia es eso, una sentencia, y que las deudas, SE PAGAN. Aceptar estos conceptos, nos
aseguraría el respeto del resto del mundo, recuperaríamos el nuestro y 40
millones de argentinos, viviríamos mejor.
Ahí sí radica la soberanía de una nación.
Si
Cristina decide defaultear, lo llame como lo llame, es decir, no cumplir con la
ley que elegimos en libertad para este tema, Argentina pasará a ser una leprosa
medieval, una intocable de la vieja India. Cortado el crédito internacional,
agotando nuestros magros recursos expoliando a la ANSES y al Banco Central. Más
desocupación, más pymes cerradas, más
inflación, muy pocas importaciones, menos fábricas funcionando, malestar
social, más inseguridad. Un panorama deprimente y una pésima calidad de vida
para los argentinos.
Eso
sí, habremos salvado el relato. La culpa es de Griesa, de los buitres, los
canarios, las calandrias y del pérfido capitalismo internacional (sin Rusia ni
China) que quiere quedarse con Argentina. Patético.
Dicen
los chinos “que te toque vivir tiempos interesantes”. Es una maldición. Y ahora
que hemos intimado con China a través de su presidente Xi Jinping, es bueno
recordar las sabias frases, de un sabio país. Estamos viviendo tiempos muy
interesantes. Quizás estaríamos mejor en tiempos un poco menos interesantes.
Póngase
a pensar. Invente una palabra muy argentina de tiempos K, que signifique: yo
pagué aunque nadie cobró y no pienso pagar a los que la ley me ordena pagar.
Admito que no es simple. ¡Pero qué desafío! Perfecto para un argentino que votó
el FPV y sigue creyendo en el relato.
*”Ser
o no ser”, Hamlet, Shakespeare, 1608.
Malu
Kikuchi
maluki@fibertel.com.ar
@malukikuchi
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