domingo, 6 de julio de 2014

LUIS JOSÉ UZCÁTEGUI , BULLYING MORAL A PERIODISTAS

En los países donde se han instalado dictaduras, independiente que sean “blandas” o “duras” pululan herramientas de martirio y dominación que afectan directamente  la salud mental. Es el caso de Venezuela y los periodistas. En los últimos quinquenios el ataque contra estos trabajadores ha sido inclemente. Han perfeccionado las técnicas para llegar al martirio, agresión y humillación como estrategia de control profesional. 

Hay un protocolo de tortura… Se empieza por la compra o control de televisoras, periódicos, radios, por empresas, grupos o individuos la mayoría de las veces ajenos al medio con capitales de procedencia oscura e inclusive nuevos jefes con antecedentes penales. Esta situación es mortal para la psiquis, además del duelo por el cambio se agrega el efecto “túnel emocional” no saber dónde está parado y sentirse azotado por promesas imposible de cumplir en tiempos de salvajismo. 

La respuesta psicológica es normal, para sobrevivir se generan ilusiones, por ejemplo: ¿Ahora será diferente? Pero la inteligencia, que si bien está aturdida por las circunstancias, hace pensar: ¿Si estas nuevas empresas no fueran parte de los tentáculos del régimen no tuvieran papel, tampoco concesión y seguirían los ataques fiscales?, en conclusión soy empleado del régimen. Y qué decir de los actos de transición cuando directivos -nunca propietarios pues ya tienen en sus bolsillos la paga- con cara y corporalidad de “corderos degollados”  avalan promesas y planes de los nuevos dueños. 

Algunos empleados se sumergen en el síndrome de Estocolmo y empiezan a ver cualidades y vincularse afectivamente con los opresores de la libertad de expresión. Otros se excitan, desesperados por no perder posicionamiento mediático y condicionados por la obesidad de sus egos, se transforma en cicerones de la nueva administración, se presentan como ciudadanos de negociación y armonía hasta que también los sacan a patadas. 

Algunos migran al terreno donde siempre quisieron estar, bien porque ya trabajaban en la empresa o como nuevos trabajadores, se enchufan en posiciones donde nunca en buena lid profesional hubieran llegado, está de moda las frases “no perder espacios” y “por respeto a los lectores”.   Una vez que arranca la nueva administración sigue la tortura.   Tanto los que se quedaron por necesidad para mantener su familia, una madre enferma o subsistir, los que les parecen injusto perder su trabajo por el capricho de un régimen que quiere controlar todo,  los oportunistas e inclusive los afines al gobierno son azotados por la censura.

Empiezan por autocensurarse, viven aterrorizados por sus propias mentes; los encantos del talento, imaginación y creatividad se convierten en sus mayores enemigos, un desliz los puede llevar a la picota. Por todos lados perciben miradas de vigilancia, control y persecución. Los efectos no son solamente a nivel personal hay que conocer el drama que viven parejas, hijos, familia y allegados para entender la dimensión del abuso a que son sometidos. En el fondo saben que están colgando… En lo más íntimo saben que son abusados… El miedo se convierte en su peor enemigo aunado a los efectos deletéreos en su salud.

Los días siguen… Sin duda que la mente busca compensar la tragedia y emergen argumentos, análisis, ideas y sonrisas compensatorias. Invitados, columnista, colaboradores, etc., también se quedan o entran con la nueva administración; la atracción mediática es casi adictiva y a quien no le agrada verse en imágenes, artículos o entrevistas.

Los tiempos corren y también las soluciones para que más nunca se someta a ningún trabajador o profesional a la tortura de sufrir y ser torturado por ejercer su derecho a trabajar.

Luis Jose Uzcategui
ljuv2000@gmail.com 
@LuisJUzcategui

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